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“GAMEZ OVER”

Por Alberto Llana


Que María Gámez, como Directora General de la Guardia Civil, resulta totalmente inane, es algo que se pudo apreciar al poco de aceptar el cargo, en enero de 2018. No pasaron siquiera dos meses antes de decretarse el anticonstitucional Estado de Alarma por vez primera y su reacción a tan dramática situación fue borrarse del mapa, como si su sillón en el despacho principal de la Dirección General Benemérita siguiera vacante tras la marcha de otro inepto de libro, tal fue Félix Azón, este último con el aderezo de ser ‘hijo del Cuerpo’, lo que aporta mayor enjundia, si acaso cupiera. Pues eso, que la señora María tomó la decisión de no dejarse ver ni para lo bueno ni para lo malo, dejando en un evidente desamparo a aquellos guardiaciviles que realizaban su servicio diario sin apenas medidas de protección contra el virus que estaba trastocando nuestras vidas de forma definitiva. Es más, ante situaciones inquietantes denunciadas por la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), el aparente vacío de poder se tornaba clamoroso. Sin ir más lejos recuerdo, así a bote pronto, la ocurrencia de determinados responsables del Cuerpo que impedían a sus subordinados el uso de mascarillas durante el servicio compradas por ellos mismos -ante la intolerable carencia-, casi siempre con el argumento de que podían alarmar a la población (tócate los h…) y, también en ciertos casos, porque tales mascarillas ‘no eran oficiales’ (idem de lo mismo). ¿La respuesta de Gámez ante ello? Un silencio atronador.-


Hay otras muchas cuestiones que ya traté en comentarios anteriores acerca de esta individua y no es cuestión de mencionarlas de nuevo. Al final añado enlaces a los mismos. Lo que sí resulta de actualidad es su última comparecencia ante la Comisión de Interior del Senado, el pasado día 25 de noviembre, en plena polémica por los cambios que el actual Ejecutivo se plantea acometer en la Ley Orgánica de protección de la seguridad ciudadana. Al margen de eso, su paso por la Comisión dejó nuevas muestras de su incapacidad y de su cinismo, por ejemplo cuando respondió a la pregunta relativa a las razones por las cuales los guardiaciviles no perciben un complemento retributivo destinado a compensar la especial penosidad derivada de prestar servicio en ciertas zonas geográficas de nuestro país, bien por su situación, carga de trabajo o alto coste de la vida. Una remuneración que se les abona a los componentes de la Policía Nacional desde hace más de cinco lustros. La tesis de María es coincidente con la de los altos mandos de la Benemérita, esto es, que en cuestiones laborales los miembros de la Guardia Civil no se pueden asimilar a los de la Policía Nacional: “…sepan ustedes que nuestro régimen… ehhh… de servicio, nuestras peculiaridades del servicio no las hacen compararse y por lo tanto no pueden ser equivalentes”, María Gámez dixit. Lo que intentaba decir esta señora sin mencionarlo de manera expresa es que los guardiaciviles son militares y bajo ese paraguas cabe cualquier tipo de discriminación, y no solo en aspectos meramente salariales. Sin embargo la realidad es bien distinta. Las peculiaridades del servicio de los componentes de la Benemérita sí son comparables a las de los funcionarios de la Policía Nacional cuando realizan los cometidos que les asigna la Ley Orgánica 2/1986, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, en su artículo 11, o sea, casi siempre. Y si efectivamente son comparables ergo son también equivalentes.-


Pero, claro, esta forma de ver las cosas chirría bastante cuando compruebas que, monetariamente hablando, bastantes empleos de la Guardia Civil superan con creces a sus homólogos en la Policía Nacional, sobre todo por la singular forma que tiene la Benemérita de repartir ese complemento retributivo denominado 'Productividad' y que conlleva una mayor cuantía respecto al Cuerpo hermano cuando nos fijamos en empleos ligados a un Complemento de Destino del 25 o superior, llegando en ocasiones a doblarlo. Es de suponer que estas diferencias también son achacables a las peculiaridades del servicio no equivalentes ni comparables entre unos y otros. No puede resultar extraño este doble rasero en una persona que cobra anualmente unos 6.000 eurazos del ala más que su equivalente en la Policía Nacional. Ella se defenderá diciendo que sus retribuciones vienen marcadas por ley pero si realmente se cree su propio argumentario qué menos que renunciar, como mínimo, a ese exceso nominal del que disfruta. Una donación a la Asociación Prohuérfanos de la Guardia Civil, que por cierto preside, sería bienvenida.-


Respecto a una cuestión que toca directamente a la AUGC, la Gámez se cuidó muy mucho de entrar a valorar la reciente sentencia del Tribunal Militar Central que anuló la sanción disciplinaria impuesta a nuestro Secretario General en Cantabria por haberle causado manifiesta indefensión durante la tramitación del procedimiento disciplinario. Lo que ocurrió es que la persona encargada de instruir el proceso se las ingenió para negarle la asistencia jurídica a la que tiene derecho toda persona encartada. No contentos con eso, la Autoridad que finalmente firma la resolución sancionadora, previo informe de toda una asesoría jurídica (que ya tiene tela), se pasan por el forro la evidente vulneración de un derecho fundamental y le imponen la penitencia. Una represalia que es confirmada en última instancia, y tras el oportuno recurso, por la mismísima María Gámez. Lógico que mantenga la boca cerrada ya que de abrirla tan solo deberían salir de ella palabras de disculpa y propósitos de enmienda. Nada más lejos de su intención, me temo.-

Hace tiempo que la Directora General colmó el vaso de la paciencia de la mayoría de sus subordinados. No recuerdo ninguna decisión suya que haya contribuido a mejorar las condiciones sociolaborales del colectivo, más al contrario, los guardiaciviles están a día de hoy peor que antes de que llegara por estos lares con ánimo de engrosar currículum y lucir palmito con eso de ser la primera mujer en dirigir el Instituto. Como la AUGC lleva tiempo pidiendo su dimisión y la misma no llega, no queda por menos que intentar hacer viral una expresión que le recuerde a diario que su tiempo en la Guardia Civil ya ha expirado. Por ello y aprovechando su doble apellido (Gámez Gámez), se me ha ocurrido lo de “GAMEZ OVER”, a ver si así ella misma o sus superiores toman cartas en el asunto.-


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