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USUREROS BENEMÉRITOS

Por Alberto Llana Publicado el 31 de octubre de 2015




La palabra usura tiene varias acepciones en el diccionario de la Real Academia Española, pero en lo que a este artículo se refiere, me quedo con la de “interés excesivo en un préstamo”. La usura tiene una larga historia entre los seres humanos y existen referencias sobre la misma en textos de la India que datan del segundo milenio antes de Cristo. Ha estado tan mal vista a lo largo de los tiempos como permitida y hasta protegida por textos legales hasta el presente, aunque se haya recortado su margen de abuso en algunos casos. Aquellos que se lucran a base de practicar la usura no reciben con agrado los intentos de prohibirla o, siquiera, limitar sus márgenes de beneficio y extienden sus poderosas garras en el empeño de preservar su negocio y ampliarlo en lo posible.-


Lo expuesto bien puede usarse a modo de alegoría sobre lo que ocurre en la Guardia Civil desde hace unas décadas. Con la llegada de la democracia y del Estado de Derecho, los miembros de la Benemérita han contemplado con asombro como se les mantenía al margen de casi todas las conquistas sociales que han ido impregnando paulatinamente nuestro país y al resto de ciudadanos. Con excusas banales tales como su carácter militar o su doble (y hasta triple si me apuran) dependencia ministerial, siempre se han puesto impedimentos para avanzar en la consecución de idénticas condiciones laborales a las que disfrutan otros funcionarios públicos.-


Esa pertinaz resistencia al progreso, liderada por los máximos prebostes de la Institución, ha encontrado acomodo en los diferentes gobiernos habidos desde el término de la dictadura y en otros sectores sociales influyentes que consideran el Cuerpo casi como una guardia de corps propia y no como un servicio esencial para la ciudadanía. Estos elementos entorpecedores actúan a modo de usureros que perciben la merma de sus ingresos y privilegios. Y no les falta razón, lógicamente. Cualquier paso adelante por parte de las escalas subordinadas conlleva inevitablemente una sensación de orfandad entre los mezquinos, los cuales llegan a tomárselo como si fuera la pérdida de un punto porcentual en el interés de un préstamo concedido a sus vasallos.-


En consecuencia, no solamente implica muchos sacrificios el avanzar, además, en cuanto te descuidas, pierdes lo conseguido con una facilidad pasmosa. A las pruebas me remito. Las reformas legales con las cuales se logró que el Código Penal Militar solamente se aplicara a los miembros del Cuerpo en una serie tasada de situaciones, se ha revertido de un plumazo con el único impulso y apoyo de cierto partido político que ya ha demostrado su gusto por la usura y su querencia por proteger a los usureros. Lo mismo podríamos decir de la jornada laboral impuesta por la Comisión Europea tras denuncia de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y las sorprendentes interpretaciones a la que es sometida para vulnerarla y exprimirla en lo posible. Los permisos y vacaciones, a borde del abismo de la regresión y sin esperanzas de evitar su caída o la consumada norma de reparto de productividad que comportó un recorte monetario en las Escalas más básicas a fin de contentar al resto.-


Todo esto y mucho más ha podido ser contemplado en los últimos años, bajo la excusa de las dificultades económicas y la prepotencia y arrogancia proporcionadas por una mayoría absoluta parlamentaria. Y no es que deba pillarnos de sorpresa porque creo que cualquier persona con un mínimo de inteligencia podía, al menos, intuir el sesgo que tomarían los acontecimientos tras los resultados electorales de hace casi cuatro años. Lo que deviene en sorprendente es la capacidad de ciertos representantes de los mayores damnificados en esta historia por buscar y encontrar excusas que justifiquen su propensión a meter las narices entre las nalgas del usurero mayor benemérito.-



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