Por Alberto Llana
Como persona que en su momento formó parte del Sindicato Unificado de la Guardia Civil (SUGC) y posteriormente inició, conjuntamente con un reducido grupo de valientes, el peligroso y pedregoso camino en pos del registro de una organización que defendiera y velara por los intereses sociolaborales de los guardiaciviles, sé mejor que la inmensa mayoría lo que nos jugamos en su momento. Y conozco los sufrimientos de aquellos que fueron separados del servicio, como si fueran parias, por defender valores democráticos en el seno de la Benemérita. Llevamos décadas reivindicando el reconocimiento de su lucha y su reingreso en el Cuerpo, del mismo modo que en su momento se hizo con los ‘úmedos’, aquellos militares integrantes de la Unión Militar Democrática (UMD), pero siempre nos habíamos topado con la negativa gubernamental a presentar una iniciativa legal que permitiera restañar tamaña injusticia. Finalmente se ha puesto sobre el tapete una posible solución a través de un proyecto para reformar la actual Ley de Régimen del Personal de la Guardia Civil. Como propuesta legal que afecta a las condiciones profesionales de los miembros del Cuerpo necesita pasar por el Consejo de la Guardia Civil al objeto de cumplimentar lo dispuesto en el artículo 44.1 de la Ley Orgánica 12/2007, que estipula: «Las asociaciones profesionales representativas deberán ser informadas y consultadas en el proceso de elaboración de proyectos normativos que afecten a las condiciones profesionales de los miembros de la Institución». Hasta ahí llegan las prerrogativas de las organizaciones con representación en el Consejo: les informan y les piden opinión, nada más. Luego la Administración hará lo que le salga de las narices, como llevamos viendo desde la creación de este órgano consultivo.-
Por tanto, cuando te presentan un bosquejo de ley con todo su articulado, lo que deberías hacer es leerlo al completo, intentar comprender qué se esconde realmente tras cada precepto y de qué manera afectará positiva o negativamente al conjunto de guardiaciviles y sus familias, para finalmente sacar una conclusión acerca de si resulta bueno o malo. Llegado el momento expresarás esa opinión en el Pleno del Consejo y se tomará nota de la misma, punto. Posteriormente dará comienzo la fase de tramitación parlamentaria y, también, habrá que recabar la opinión del Consejo de Estado, ya que resulta preceptiva en estos casos. Es decir, queda camino por delante para intentar enmendar aquellas cuestiones del borrador que se consideren oportunas. Pues bien, en el Pleno del Consejo de la Guardia Civil celebrado el pasado 15 de diciembre se requirió el parecer de las asociaciones profesionales acerca del mentado proyecto de Ley de Personal y solamente la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) expresó su opinión favorable al mismo. Hasta aquí todo normal y respetable, salvo la lógica decepción de contemplar a organizaciones que, llegado el momento de la verdad, muestran su indiferencia por la lucha de aquellos que abrieron el camino asociativo en la Benemérita, por mucho que a estas alturas se considere un derecho consolidado y les importe un bledo cómo se logró y el alto coste que supuso para unos cuantos idealistas. Allá cada cual con su conciencia.-
Lo que no se puede aceptar es que tras conocer la opinión de la AUGC, salten a la palestra los de siempre, los del tambor y el insulto fácil, a atacar nuestra postura en base a que aceptamos una cuestión negativa que figura en el proyecto, tal es el tema del cupo femenino, el cual, por cierto, ha sido públicamente rechazado por la propia AUGC y, de salir finalmente adelante tras recorrer el camino indicado más arriba, será combatido legalmente en los tribunales de justicia. En otras palabras, imaginen que solicitan su parecer sobre todo un texto legal y, como lo consideran positivo en su conjunto, así lo expresan, e inmediatamente comienzan a recibir palos e insultos de unos desaprensivos que afean su postura porque un artículo concreto regula una cuestión en la que en el fondo están en desacuerdo y piensan combatirla en su momento justo, caso de que salga adelante finalmente, que está por ver. Pues nada, así se las gastan algunos tontainas. Lo que no dicen, quizás porque ni siquiera se han enterado, es que la opinión del Ministerio de Defensa en esto del cupo femenino fue negativa, con lo trascendente que ello resulta. Me explico. La Guardia Civil depende del Ministerio del Interior y del de Defensa, y en los Plenos del Consejo de la Guardia Civil hay representantes de ambos ministerios que también dejan constancia de su opinión, la cual tiene un mayor peso específico para el Ejecutivo que la de los representantes de las organizaciones profesionales. En este caso concreto, quienes representaban a Defensa dejaron muy clarito que se oponían al cupo femenino y que estaban dispuestos a intentar vetarlo advirtiendo de su posible inconstitucionalidad. Y su postura era conocida por los presentes antes de expresar su juicio, por lo que su maniobra posterior, atacando a la AUGC, tiene menos sentido aún, salvo que pretendan atajar la sangría de bajas de afiliados que les azota en este final de año.-
No obstante, si quieren jugar a ese juego, juguemos. Por esa regla de tres que han establecido motu proprio, su voto contrario al proyecto de ley significa ni más ni menos que no solo desprecian a quienes lucharon por los derechos que ahora disfrutan y por la oportunidad que tienen actualmente de opinar sobre aquellas cuestiones «que afecten a las condiciones profesionales de los miembros de la Institución», también indica que se oponen a que los guardiaciviles puedan en el futuro ser clasificados en el ‘Grupo B’ funcionarial, con las ventajas de reconocimiento profesional y económico que ello conlleva. Así mismo rechazan la reducción de los tiempos de ascenso de cabos y sargentos para acceder al Empleo inmediato superior; que el período de formación compute a efectos de trienios; que se regularice el resarcimiento económico de los daños causados a los agentes por terceros cuando los responsables se declaren insolventes (siempre que se sufran en acto de servicio o por la mera condición de Guardia Civil); las medidas encaminadas a la protección de los guardiaciviles ante posibles situaciones de acoso; el incremento de la oferta de plazas para personal en Reserva; el desdoblamiento de la Escala de Cabos y Guardias en dos diferentes categorías o, también, la inclusión de medidas para reorientar la carrera profesional en función de la edad o de las condiciones psicofísicas. Se oponen a todo eso y a alguna cosa más porque, aplicando su vara de medir, han expresado su postura contraria al proyecto legal.-
Así las cosas, y utilizando el mismo maniqueísmo que tanto les gusta, aprovecho la ocasión para 'agradecer' su repudio en nombre de todos aquellos que luchamos por las mejoras sociolabores que ahora disfrutan y que tanto costaron a unos pocos que ven cómo, con una excusa banal, se intenta poner trabas a la única iniciativa legal seria que se ha puesto sobre la mesa para empezar a reconocer esa lucha democrática y democratizadora en el seno de la Benemérita. Porque la readmisión de los expulsados por la 'Operación Columna' es el primer paso para ese necesario agradecimiento a otros que también pusieron toda la carne en el asador y a día de hoy permanecen en el olvido.-
Piensa que por la época del SUGC y posteriormente su heredera AUGC, muchos de estos tamborileros eran estómagos agradecidos bien situados que ponían verde todo lo que oliese a asociacionismo en la Guardia Civil. Ahora, parece que, de siempre, han tenido los derechos conseguidos por otros y lo han usado exclusivamente para pedir dinero (es lo que les unió) con el beneplácito de la DGGC que tan dura fue y es con los sindicalistas de . Detrás de eso, son los mismos estómagos agradecidos que no tienen que luchar por más derechos que los privilegios de los que siempre han gozado. Pero ¡a qué precio!.