Por Alberto Llana Publicado el 22 de noviembre de 2015
Ha pasado una semana desde la #MareadeTricornios, la manifestación más multitudinaria realizada por guardiaciviles y en estos pocos días ha habido tiempo para celebrar un par de reuniones en la Dirección General del Cuerpo, Una relativa a turnos de trabajo y la otra acerca de ayudas de acción social. Dos nuevos fracasos en la línea habitual que ha marcado el devenir del actual responsable de la institución. Esta circunstancia ha sido aprovechada por aquellos que sobresalieron en el intento de boicotear y/o desprestigiar la movilización convocada por la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), preguntando para qué había servido la misma.-
Resulta graciosa la postura de estos personajes porque como no tienen claro qué es lo que quieren y lo que defienden, despliegan su arsenal descalificador sin darse cuenta siquiera de las incongruencias de sus embates. Afirmaban algunos que debería continuarse en la línea de dialogar con la administración obviando dos cuestiones fundamentales. La primera es que para dialogar hace falta voluntad por todas las partes y eso es algo que ha faltado en el lado de la Dirección General, la cual ha impuesto sus tesis aprovechando la coyuntura de que la ley solamente les exige oír a las organizaciones representativas. Y digo oír y no escuchar a sabiendas de la diferencia. Incluso esa premisa legal ha tenido sus lagunas, como recientemente ha demostrado la AUGC, al conseguir anular una norma ministerial por haber sido publicada sin pasar siquiera por el obligado trámite de información por parte del Consejo de la Guardia Civil.-
La segunda premisa se refiere a la sinceridad. De nada vale sentarse a la Mesa de Fernández Arsenio -ironía un poco forzada, lo se-, si lo que te transmite son medias verdades o burdas trampas para dejarte en evidencia. Ejemplos los hay abundantes en estos casi cuatro años: jornada laboral, productividad, acción social, informes de calificación, vacantes de mérito, prevención de riesgos, y sigan contando. Lo del apoyo a la enmienda de equiparación del CES está ya un poco manido pero no puede dejar de mencionarse porque estableció a las claras hasta donde estaban dispuestos a tragar los palmeros y eso, por si solo, debería bastar para que se mordieran la lengua hasta que el asunto se olvidara.-
Por otra parte resultan fuera de lugar las prisas de los críticos al exigir resultados. Según esa tesis, cualquier cosa ajena al hecho de que el mentado Arsenio saliera a la ventana de su despacho en Guzmán el Bueno, en plan Pepe Isbert, diciendo “como director general vuestro que soy os debo una explicación, y esa explicación que os debo os la voy a pagar”, puede considerarse un fracaso. En esa línea pudimos observar, el mismo 14 de noviembre, a un troll de esos que solo se asoma a las redes para mostrarle al mundo su carencia de intelecto, hacer uso de una foto enviada por un grupo de personas que participó en la histórica fecha. La instantánea estaba hecha desde una posición elevada y, tras el grupo, había una zona de la calle vacía de gente. La suboficial, perdón, quise decir el troll, reenvío el retrato con comentarios propios en los que resaltaba la falta de participación y la ausencia de tricornios. La realidad está ahí y los miles de participantes y de tricornios es algo que no puede ser discutido ni minimizado, al igual que el ridículo que acompaña por norma a esta individua (troll).-
La #MareradeTricornios ha dado frutos desde el momento mismo de su convocatoria por el simple hecho de dejar claro que su labor en pro de mejorar las condiciones sociolaborales de los miembros de la Guardia Civil y de sus familias no va a admitir medias tintas ni presiones en forma de expedientes. No admitirá mentiras y no se mostrará complaciente en busca de una caricia del amo. Siempre hemos estado abiertos al diálogo y lo seguiremos estando... si es eso en realidad lo que quieren, cosa que hasta ahora no han demostrado. En definitiva, que seguiremos en la misma línea que nos ha caracterizado desde hace más de dos décadas.-
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