Por Alberto Llana
Desde hace unos años se ha puesto de moda eso de trolear y no, no tiene nada que ver con darse paseos a bordo de un trolebús o caminar por la calle tirando de un trolley (maleta con ruedas). Según la RAE hay dos acepciones posibles, a saber: 1) en foros de internet y redes sociales, publicar mensajes provocativos, ofensivos o fuera de lugar con el fin de boicotear algo o a alguien, o entorpecer la conversación; y 2) burlarse de alguien gastándole una broma, generalmente pesada. Seguramente ya lo sabían o al menos lo intuían pero por si acaso ahí queda la reseña. Viene ello a colación de unos mensajes enviados a través de redes sociales por personas ligadas al actual Gobierno que no han digerido bien las movilizaciones de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, respaldados por colectivos de toda índole, contra buena parte de las posibles reformas de la ley de protección de la seguridad ciudadana (Ley Orgánica 4/2015).-
En esta ocasión me centraré en el mensaje respaldado por la más destacada en rango, Isabel Rodríguez García, al ser la vigente portavoz del Ejecutivo además de ministra de política territorial. La vocera, por lo que yo he visto, retuiteó el pasado 27 de noviembre un mensaje enviado por la sucursal de su partido en Ciudad Real y que entrecomillaba palabras suyas proferidas en un acto público, del siguiente tenor: “El gobierno de @sanchezcastejon ha aumentado en más de 10.000 las plazas de Policía y Guardia Civil, hemos atendido sus reivindicaciones subiendo en más de un 22% su salario y estamos invirtiendo en mejorar sus recursos”. Comenzaré reconociendo que resulta cierto que la escabechina de personal que se encontró Pedro Sánchez a su llegada a La Moncloa se está recortando pero, aun así, conviene realizar ciertas matizaciones en aras a conocer el verdadero alcance de ello. Según el Ministerio del Interior, que realiza estadísticas anuales, el incremento real de las plantillas de los cuerpos policiales (en conjunto) es de 5.943 entre los años 2018 y 2020. ¿Dónde radica la diferencia? Tal disparidad numerológica se produce porque si bien las plantillas de Guardia Civil y Policía Nacional han aumentado en 10.491 agentes desde 2017, en el resto de cuerpos (autonómicos y locales) han decrecido. Pero hay algo más detrás de estas cifras y es el hecho de que el plantel de Policía Nacional y Guardia Civil ha ampliado sus números por mor de la continuidad en servicio activo de muchos profesionales que antes de 2018 optaban por pasar a situación de Segunda Actividad (en PN) o Reserva sin destino (en la GC), ocasionado por el incremento salarial operado en el trienio 2018-2020 y que conlleva una pérdida monetaria de quienes se acogen a esas situaciones administrativas mucho más onerosa que antes, por lo que prefieren seguir al pie del cañón. Y cabe recordar que esto se produce como consecuencia de un acuerdo monetario rubricado antes de que Pedro Sánchez llegara a la presidencia. Por último y para no alargarme demasiado, el pasado mes de septiembre se publicó un artículo en un periódico cuyo encabezado rezaba así: “La Guardia Civil no reforzará a corto plazo la plantilla de Tráfico pese a perder 1.000 agentes en una década”. O sea que bien por el necesario y urgente esfuerzo pero tampoco puede este Gobierno echar las campanas al vuelo, entre otras cuestiones porque la falta de seguridad en los pueblos a la que aludía la portavoz (o portavoza, por si acaso) en su intervención pública no se ha visto apenas mitigada con tal aumento de plantilla y ello a causa que no querer acometer los necesarios cambios estructurales en el despliegue del Instituto ni sacar a la calle a agentes de la autoridad que realizan labores burocráticas que bien podrían desarrollar funcionarios civiles del mismo Grupo o incluso menor, emulando lo que ocurre en la Policía Nacional.-
Prosigo con la chuminada relativa a atender nuestras reivindicaciones “subiendo en más de un 22% su salario”. Las demandas del colectivo policial son mucho más extensas que las meramente dinerarias, aunque soy consciente de que para un nutrido grupo de policías y guardiaciviles no parece existir nada más que ese monotema. Dicho lo cual, y en respuesta a su afirmación, repetir que ese aumento sustancial que menciona no es mérito de su gobierno. La cruda realidad es que policías nacionales y guardiaciviles han visto incrementar sustancialmente sus nóminas pese a la oposición del actual Ejecutivo, liderada por el propio ministro del Interior, empeñado desde que llegó al cargo en evitar desembolsar los 807 millones que figuraban como cantidad inicial con la posibilidad de aumentarla, caso de que el informe de una consultora externa concluyera que resultaba necesario a fin de alcanzar la equiparación salarial con los mozos de escuadra. Pues bien, como seguramente recordarán muchos, lo primero que hizo el pequeño Marlaska fue solicitar un informe al Consejo de Estado acerca de si su Gobierno tenía la obligación de respetar lo acordado entre el anterior Ejecutivo y los sindicatos y asociaciones representativas en el mes de marzo de 2018. El mero hecho de solicitar esa opinión nos da una idea clara de las intenciones gubernamentales. Lo que ocurrió fue que esos 807 millones ya estaban previstos en los Presupuestos Generales del Estado para ese año (elaborados por Cristóbal Montoro), que se tuvo que comer Pedro Sánchez tras su llegada -colchón incluido- a La Moncloa. Y también recordarán cómo en los siguientes 2019 y 2020 hubo de prorrogar los presupuestos de 2018, por lo que esos 800 y pico millones, previstos a repartir en tres años, llegaron finalmente a sus destinatarios (con mayor o menor fortuna, sobre todo en lo que respecta a la Guardia Civil). Sin embargo, el indicado informe de la consultora externa fue convenientemente rechazado en un primer momento por el pequeño Marlaska, ordenando rehacerlo, con el resultado ya conocido de concluir que con lo desembolsado bastaba para conseguir la equiparación salarial, gran mentira donde las haya. En resumen, poco o nada que alardear en ese sentido, pero qué se puede esperar de un Ejecutivo capaz de aseverar por boca del tan repetido ministro del Interior que la firma del Acuerdo había sido mérito suyo... ese es el nivel.-
Y en relación con lo de mejorar los recursos de la Guardia Civil y Policía Nacional casi mejor encogerse de hombros y dejarlo pasar de largo, evitando enfadarse demasiado porque nada vas a conseguir con ello. En lo que respecta a la Benemérita, todavía estamos esperando que se proporcione un chaleco antibalas individual para cada agente o al menos para quienes patrullan de forma regular, que se repongan muchos vehículos que se caen a pedazos (algunos con once años de uso y 700.000 kilómetros a cuestas), no se han repartido las pistolas táser adquiridas en 2019 y ni siquiera se ha completado la formación necesaria de los agentes para su uso, lo del lamentable estado de muchos acuartelamientos ya resulta endémico y no se nota un esfuerzo por mitigarlo, falta de medidas preventivas frente al Covid sobre todo en lo que respecta al tratamiento con personas detenidas, escasez de medios técnicos y demasiada antigüedad en muchos de los existentes... En fin, que después de casi tres años y medio desde la llegada de Pedro Sánchez a la presidencia, el tema de los recursos sigue como antes porque una cosa es invertir en el sostenimiento de lo habido y otra muy diferente mejorarlos, que es lo afirmado por la emisaria gubernamental.-
Pero al margen de estas acotaciones, lo cierto es que las movilizaciones de los policías no tienen nada que ver con lo apuntado por la ministra. Como resulta notorio, la causa es la antedicha pretensión del Ejecutivo de introducir modificaciones en la ley de seguridad ciudadana que mermarán notablemente la capacidad de trabajo de los agentes. El argumentario de Isabel Rodríguez, al margen de falaz, es claramente tendencioso por intentar desviar la atención de los verdaderos motivos del disgusto del colectivo. Un troleo en toda regla.-
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