Por Alberto Llana Publicado el 08 de enero de 2017
Resulta indefectible que cuando se trata el asunto de la equiparación salarial entre la cenicienta de nuestros cuerpos de seguridad (la Guardia Civil, evidentemente) y otros cuerpos que realizan sus mismas funciones, salga a relucir el tema de las viviendas oficiales a las que pueden acceder, en determinados casos, los miembros de la Benemérita. Normalmente se usa como argumento demostrativo de que no existe una diferencia tan notoria o, incluso, que los componentes de la Guardia Civil, en realidad, ganan más que sus homólogos.-
Para juzgar con perspectiva este espinoso asunto deberían conocerse una serie de cuestiones que afectan a la resolución final de la ecuación. Trataré de arrojar un poco de luz sobre ello, aunque supongo que la visión exacta me llevaría a publicar toda una tesis doctoral. En primer lugar el sistema de casas-cuartel en la Guardia Civil no se ideó como resarcimiento o contraprestación a los profesionales del Cuerpo. La idea principal era tenerlos a mano para cualquier ocasión que se presentara, además de constituirse en guetos donde, tanto el trabajador como su familia, estaban al margen de la sociedad y en un ambiente fuertemente jerarquizado, para que no se les ocurriera apartar de su mente la realidad que les rodeaba. Lógicamente con el paso del tiempo esa idea primigenia ha decaído paulatinamente, en consonancia con los progresos de la sociedad, pero no debe olvidarse cuál es el origen de toda esta cuestión. Tenemos por otra parte las cifras oficiales. Las que yo manejo tienen ya un lustro, pero no deja de ser patente que las cosas han variado muy poco en ese lapso de tiempo. Y lo que dicen es que en la Benemérita están censados unos 34.000 Pabellones oficiales para una plantilla total de más de doble. No obstante lo anterior, la propia Administración reconoce que una tercera parte de esas viviendas están en mal estado (imagínense como estarán). Otro tercio se considera en regular estado (es decir, que hay que hacer mucha obra para entrar a vivir en ellos) y el tercio restante reúne buenas condiciones de habitabilidad.-
Luego hay que valorar la cuestión de dónde prestan sus servicios los guardiaciviles porque lo mismo pueden estar destinados en una gran ciudad, donde las posibilidades de adquirir o alquilar una vivienda son las mismas que cualquier otro trabajador, o pueden ser enviados, incluso de manera forzosa, a localidades tan pequeñas y alejadas de núcleos urbanos importantes que se hace muy difícil, incluso imposible, encontrar una vivienda decente a precio razonable, tal es la soldada en el Instituto. Amén de otra serie de inconvenientes asociados a la lejanía de urbes en donde se dispone de adecuada educación, asistencia sanitaria, grandes centros comerciales, etc.-
Luego tenemos un factor que raramente suele ser tenido en cuenta cuando se habla de esta materia. Y es el modelo de carrera profesional existente en la Guardia Civil. Un modelo con evidentes desequilibrios en donde cualquier profesional que ascienda de Escala tendrá un grandísimo porcentaje de posibilidades de pasarse la vida como un caracol, siempre con la casa (y la familia) a cuestas de un destino para otro. Este factor no tiene parangón en ningún otro cuerpo policial y pesa lo suyo, no crean.-
Aún así no se puede obviar que en determinados casos el poder hacer uso de un Pabellón oficial que esté en buenas condiciones supone una diferencia notable entre los propios componentes de la Guardia Civil, pero ello no puede llevarnos a generalizar la cuestión y esgrimirla como argumento de rechazo cuando se solicita una equiparación salarial. Simplemente porque las diferencias retributivas afectan al colectivo en general y no a unos pocos a los que la ventaja de disponer de una vivienda les hace más llevadera la discriminación. Y si alguna organización o la propia Administración quiere plantear que el disfrute de uno de estos Pabellones sea considerado retribución en especie o conlleve el abono de un alquiler o similar, que lo exponga públicamente y hagamos un debate apropiado sobre la cuestión, a ver qué solución le damos.-
