Por Alberto Llana Publicado el 14 de enero de 2016
La Guardia Civil lleva décadas de retraso en cuanto a prevención de riesgos laborales. Así, ha estado durante mucho tiempo escudándose tras una interesada interpretación de las normas comunitarias para evitar aplicar esas medidas preventivas que redundarían, sin lugar a dudas, en el bienestar de sus agentes y en unas condiciones de trabajo lo más seguras posibles dentro de una labor de riesgo, tal es la de agente de la Autoridad. La Directiva del Consejo 89/391/CEE, de 12 de junio de 1989, sobre aplicación de medidas para promover la mejora de la seguridad y de la salud de los trabajadores en el trabajo, en su artículo 2, incluye en su ámbito de aplicación a todos los sectores de actividades, públicas o privadas, excepto, cuando se opongan a ello de manera concluyente, las particularidades inherentes a determinadas actividades específicas de la función pública, por ejemplo, en las fuerzas armadas o la policía. Y esa excepción ha sido el argumento ofrecido durante años a quienes han solicitado una normativa de prevención de riesgos en el ámbito de la Institución, entre ellos la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC).-
Sin embargo la realidad era muy distinta y en ella basábamos nuestros argumentos para insistir en una regulación específica de la materia para los componentes de la Benemérita. Lo cierto es que, tras la exclusión citada, la Directiva estipula también que, en tales casos, será preciso velar para que la seguridad y la salud de los trabajadores queden aseguradas en la medida de lo posible, habida cuenta de los objetivos que la norma comunitaria persigue.-
Hubo que esperar hasta el año 2005, una década después de que nuestro ordenamiento jurídico recogiera -a través de la Ley 31/1995- la obligación impuesta por la Comunidad Europea, para ver publicado el Real Decreto 179/2005, sobre prevención de riesgos laborales en la Guardia Civil, y aunque ya ha pasado tiempo suficiente como para haberse aplicado correctamente, al menos en su mayor parte, no ha sido así, pudiendo afirmar sin temor a equívocos de que continuamos en pañales en una cuestión tan sensible e importante. Los ejemplos son muchos, demasiados, y hace pocos días hemos tenido la oportunidad de comprobarlo de nuevo.-
El artículo 6 del antedicho Real Decreto determina que “La Dirección General de la Guardia Civil garantizará una adecuada vigilancia de la salud de sus miembros en función de los riesgos profesionales a los que estén expuestos”. Pero, pese a lo inequívoco de la formulación, hasta el momento esa obligación legal ha dormido el sueño de los justos. Hubo un atisbo de luz en 2014, cuando el individuo que ocupa el cargo de director general afirmó en comparecencia parlamentaria que para 2015 se había previsto una partida presupuestaria con el fin de abordar de una vez el problema. Pero como su palabra vale menos que el chapapote arrojado por el 'Prestige', que tan bien conoce, en el mes de julio pasado AUGC formuló un denuncia ante la Inspección de Trabajo y Seguridad Social alertando del incumplimiento sistemático del mentado artículo 6. Y no era la primera vez que se hacía algo similar ya que la AUGC ha hecho lo mismo, no solo en el Consejo del Cuerpo, también ante los organismos europeos pertinentes.-
Por fin, con fecha de 23 de diciembre de 2015, la Inspección nos trasladó su respuesta, indicando que la Inspección de Personal y Servicios de Seguridad asegura que la Guardia Civil ya ha iniciado el proceso de contratación de compañía médica para la realización de la adecuada vigilancia de la salud de los agentes, habiéndose publicado en el BOE de 21 de septiembre del año que acaba de terminar el anuncio de licitación para la externalizar esta tarea. ¿Será esta vez la definitiva? En caso afirmativo, ¿cada cuánto tiempo se realizarán controles médicos al personal del Cuerpo? O también, ¿cómo será el servicio que ofrezca la compañía médica que se adjudique el contrato? Habrá que seguir esperando para aclarar estas y otras cuestiones, pero dado el funcionamiento a que nos tiene acostumbrados la institución, no descarten sorpresas desagradables que tengamos que seguir denunciando en solitario, como hasta ahora.-
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