Por Alberto Llana Publicado el 27 de junio de 2016
De principio dejo constancia que escribo estas líneas antes de conocer los resultados oficiales de las elecciones del 26-J (de 2016), por lo que ignoro qué partido o partidos resultarán ‘vencedores’ en las mismas, si es que a estas alturas y tras repetir una cita electoral que nadie sabe si servirá realmente para cambiar el panorama político existente antes de pasar por las urnas, puede hablarse de vencedores. En cualquier caso, quienes deberían ganar algo son los ciudadanos de este país y, eso, me temo, no será así.-
En lo que concierne a mi labor asociativa, es decir, la Guardia Civil, y partiendo de la base de que esta vez se llegará conformar un gobierno, la tarea que tiene por delante el futuro Ejecutivo respecto a la Benemérita no es moco de pavo, como se suele decir. Los últimos cuatro años y medio han sido realmente malos para el Cuerpo y, pese a que parte de la culpa pueda desviarse hacia la crisis económica, no fue la economía precisamente la que impidió avances en ciertas materias, como pudo comprobarse con la jornada laboral, tras imposición de instancias europeas. La figura de un Director General entregado de antemano a los caprichos de la cúpula benemérita fue la principal causa de los múltiples retrocesos sufridos en los Derechos de los guardiaciviles. Incluso ante unos ministros del Interior y de Defensa como los que hemos tenido que soportar, un responsable político del Cuerpo con las agallas suficientes podría haber puesto un poco de sensatez en el caos. Ejemplos de ello no hay muchos, pero tampoco estamos huérfanos del todo. Sin ir más lejos, el Director General que puso Aznar, Santiago López Valdivielso, tuvo los arrestos necesarios como para tomar decisiones que incomodaron -y mucho- a los enfajinados.-
Con él se produjeron las primeras entrevistas con responsables de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en la propia sede de Guzmán el Bueno, aunque anteriormente ya hubiera habido ciertas conversaciones de poco calado, y yo tuve la oportunidad de participar en casi todas ellas. En una de esas ocasiones, sentados en los sillones ubicados en su despacho, nos contó una anécdota curiosa. Estábamos comentando cuál era el ambiente reinante entre la cúpula ante nuestra visita y él nos preguntó si nos habíamos cruzado con alguien por los pasillos del edificio antes de entrar a su oficina y la verdad es que no vimos ni un alma. Valdivielso nos informó que sí había mucha gente en el edificio, pero como estaban al tanto del encuentro, no tenían pensado salir de sus cubículos hasta que se terminara y volviéramos sobre nuestros pasos. Es más, afirmó lo siguiente: “cinco minutos después de que os vayáis, los tendré golpeando la puerta de mi despacho y preguntando qué querían esos hijos de puta”. Si esto que cito no es literal, le falta muy poco, porque son de esas frases que, pese a los años transcurridos (principios de 2002) se quedan permanentemente en la memoria. Por si fuera poco, en otra ocasión posterior, le preguntamos cuándo se iba de vacaciones y nos contestó que parecíamos generales. Ante nuestro gesto torcido por lo inesperado de la afirmación, aclaró que éstos también tenían sumo interés en saber ese dato porque así podían solicitar un mes diferente de asueto y así, con un poco de suerte, estaban dos meses sin verse.-
No quiero dar la impresión de que toda la gestión de D. Santiago fuese correcta porque hubo varios desencuentros muy importantes (la venta de viviendas de pro-huérfanos, GESCARTERA, la Fundación Guardia Civil, el Consejo Asesor de Personal…), pero lo que está claro es que tenía la personalidad suficiente como para frenar las embestidas de los sableados y e intentar llevar a cabo aquellas cuestiones que consideraba correctas, lo cual no es poco en un ambiente como el que se respira en este Cuerpo.-
La Guardia Civil debe integrarse de una vez por todas en el Estado de Derecho por el cual ha derramado sangre, sudor y lágrimas. Es una deuda pendiente irresoluta y de justicia. Salvo ciertas cuestiones tasadas por razón de las funciones que realizan, los componentes de la Benemérita no pueden ni deben ser privados de los Derechos constitucionales de los que son receptores cualquier otro ciudadano español. La excusa de la naturaleza militar del Cuerpo hace tiempo que no se la cree nadie, a fuerza de abusar de ella. La han usado y la siguen usando como cajón de sastre donde todo cabe. Pretexto ideal, que no precisa de mayores explicaciones y cubre como densa niebla todas las medidas adoptadas en aras a mantener la institución en la segunda división de los cuerpos policiales de este país, ya que algunos están en la creencia de que la manera de motivar a los profesionales beneméritos es meterles presión. Y lo peor es que la mayoría de esos 'algunos' ostentan responsabilidades de gobierno o de alta dirección interna.-
Por ello y volviendo al comienzo de estas líneas, espero que quien tenga el honor y la obligación de dirigir la Guardia Civil, tenga muy presente la labor desarrollada por Arsenio y sus tres colegas anteriores y la use a modo de ejemplo de lo que no se debe repetir jamás. Que tenga el valor suficiente para bajar a los toriles de Guzmán el Bueno y plantarle cara a los morlacos encerrados en ellos, siempre prestos a cornear con tal de retener sus arcaicos privilegios.-
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