Por Alberto Llana
La Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil acaba de cumplir 63 años de existencia. Creada por la Orden General nº 32, de 286 de agosto de 1959, con el paso del tiempo ha llegado a convertirse en la verdadera cara visible del Cuerpo, ya que muchos ciudadanos tan solo tienen contacto con el Instituto a través de la Agrupación, por desarrollar normalmente su vida cotidiana en localidades donde su seguridad ciudadana depende de la Policía Nacional y Local correspondiente. Su gran prestigio se ha basado siempre en la máxima de “prevenir, auxiliar y denunciar”, un apotegma que el poder político lleva años transgrediendo con el beneplácito de los máximos responsables de la Benemérita. Así, ha llegado el momento en que cabe plantearse si esta situación puede sostenerse mucho tiempo más. Y la respuesta, sin duda alguna, es NO.-
Hace unos días se anunciaba el récord de recaudación por sanciones de tráfico de la última década (444.347.376 euros en 2021). Los máximos históricos se registraron en 2009 (466 millones); en 2011 (463,6 millones) y en 2010 (457,9 millones). Y lo dicho tiene una gran importancia más allá de lo anecdótico, y ello porque todas estas plusmarcas han sido logradas por la misma persona, Pere Navarro Olivella, director general de Tráfico. Este personaje ya ostentó el mismo cargo en la época de Zapatero (2004 a 2012), repitiendo en la actualidad con Pedro Sánchez gracias, entre otras cuestiones, a esa eficiente labor recaudatoria. Y no pretendo afirmar que denunciar las infracciones sea cuestión menor porque no lo es, pero tampoco conviene convertirla en la más importante dejando de lado o en segundo plano el auxilio y, sobre todo, la prevención. De mala manera se podrá auxiliar al ciudadano ni prevenir gran cosa cuando tienes una plantilla mermada y el número de horas de presencia en las carreteras sufre un descenso vertiginoso. Y esto conviene situarlo de manera adecuada. En la primera etapa de Pere Navarro al frente de la Dirección General de Tráfico (DGT), se llegó a la conclusión que para afrontar debidamente las exigencias de la Especialidad de Tráfico se necesitaban unos 11.000 guardiaciviles, cifra que nunca llegó a consolidarse toda vez que la máxima plantilla de la Agrupación se quedó en unos 800 agentes por debajo, iniciando posteriormente una caída alarmante, tanto que en 2011, con Pere Navarro finalizando su primera etapa, el total se situaba en 9.673. En 2017 continuaba la tendencia y los guarismos reflejaban una plantilla de 8.852. El pasado año, con Pere Navarro de nuevo en el cargo, había descendido un poco más, alcanzando los 8.672.-
A lo anterior conviene añadir que cuando se estimó la plantilla ideal en 11.000 funcionarios, el régimen laboral de los miembros de la Benemérita era bien distinto y realizaban más horas de servicio anual. Desde 2015 las diferencias de la jornada laboral de los miembros del Cuerpo han mejorado, acercándose bastante (sin llegar a igualar) la del resto de cuerpos policiales, lo que inevitablemente conlleva una reducción de las horas de servicio y de patrullas a pie de calle. Sin esa necesaria presencia física la labor preventiva y auxiliadora se resiente sobremanera. Y la principal preocupación que vemos en los despachos de la DGT es la de incrementar el número de radares, de drones, de vehículos camuflados (aparte de coches y furgonetas ya hay motocicletas y en breve camiones), con el objetivo claro de multar y recaudar.-
En el primer periodo de Pere Navarro como director general de Tráfico, cuando se hacía imprescindible aumentar el número de agentes de la Agrupación hasta esos 11.000 señalados antes y comprobando el escaso interés de muchos guardiaciviles en acceder a esa Especialidad, la Comisión de Tráfico de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), presidida entonces por Horacio Varela, le planteó a este señor la adopción de medidas para incentivar el deseo de los profesionales por engrosar las filas de la Agrupación. La respuesta fue sencilla y demoledora: resultaba más económico comprar diez o veinte radares más y su ‘productividad’ iba a ser mayor. Supongo que habrá quedado claro cuál es el talante de Pere Navarro. Pero si acaso no fuera así cabe recordar otra ‘perla’ de hace pocos días. Ante el hecho de que el pasado mes de julio se haya acrecentado el número de siniestros mortales (122 con un balance de 131 personas fallecidas), un incremento de 14 decesos respecto al mismo periodo ‘prepandemia’ de 2019, Pere Navarro intentó excusarse achacando al calor el aumento de muertes: «La ola de calor toca y afecta a la conducción», dijo sin sonrojarse. De hecho, en una entrevista a RTVE, aseveró de nuevo que la ola de calor es un factor «que incide, toca y afecta a la conducción». Pero no fue la única ocurrencia ya que también culpó de los malos datos al mayor número de desplazamientos este verano, olvidando que la comparativa está realizada sobre el año 2019, cuando ni siquiera se intuía la que se nos venía encima con el puñetero virus. No creo que haga falta extenderse más sobre la catadura y caradura del sujeto en cuestión.-
La AUGC ha hecho pública días atrás una carta abierta a Pere Navarro invitándole a «reflexionar sobre el actual sistema de utilización de los radares móviles de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil». Y señalar un dato tan preocupante como significativo acerca del afán recaudatorio de la DGT: «Recientemente, hemos consultado a nuestros afiliados destinados en la Agrupación de Tráfico por los desproporcionados números que arroja la última campaña de velocidad de la DGT que Ud. dirige. En el 60 % de las ocasiones se notificó a los conductores la infracción cometida mediante la entrega del correspondiente boletín de denuncia. Llama la atención, al menos a nosotros sí, que en el otro no desdeñable 40 % se optó por lo fácil, notificándolas directamente al domicilio del conductor sin detener su marcha». Y lanzan un claro mensaje: «Mientras la DGT bate récords de recaudación por las sanciones impuestas, hay gran saturación de trabajo por falta de personal, la desmotivación está muy presente por tantas promesas incumplidas. Esperamos la mejora de la productividad 03, la dotación de material, la uniformidad etcétera. La necesidad se ha convertido en la tónica general de lo que antaño fue la especialidad más puntera de la Guardia Civil. Mala herencia está dejando la Agrupación. Es una situación de K.O. técnico mientras los Guardias Civiles de los que se nutre ven como la oferta de empleo público no satisface las necesidades de personal; ya no sólo de la Agrupación, sino del Instituto en su conjunto». En fin, que no queda por menos volver a recordar el título de este comentario.-
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