Por Alberto Llana #25añosAUGC
NOTA: En estos momentos en que celebramos el cuarto de siglo de la existencia de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), rebuscando entre los recuerdos acumulados con el tiempo, me he topado con unas líneas que escribí hace una década, a raíz de la conmemoración de los primeros quince años de labor asociativa. En aquella ocasión se me brindó la oportunidad de dirigir unas palabras al público asistente al acto, aunque el tiempo disponible no era mucho, dado el amplio plantel de invitados de relevancia que acudió a aquella cita. Por ello, me limité tan solo a decir lo siguiente:
<<A lo largo de los años de lucha sindical y asociativa han sido muchas las ocasiones en que me han preguntado por los motivos que empujan a una persona a plantarle cara a un sistema establecido, tan poderoso como anacrónico. Las causas son muchas y diversas, tantas como situaciones injustas padecían los miembros de la Guardia Civil en la década de los ochenta del siglo pasado, época en la que llegué al convencimiento de que algo había que hacer al respecto. Pero, realizando un ejercicio máximo de sintetización, me atrevería a decir que todas esas causas se resumen en una. Tan sencilla de explicar como difícil de cristalizar en aquellos tiempos: queríamos ser escuchados.-
Pero para ser escuchados, en primer lugar había que hacerse oír. Y lo hicimos, vaya si lo hicimos. Y nos oyeron alto y claro. Buena prueba de ello es que hoy estamos aquí, con una organización consolidada, extendida por todo el territorio nacional y rozando los 30.000 afiliados. Muestra palpable de que nuestros aciertos han superado con creces a nuestros errores, que también hemos cometido, extrayendo las consecuencias oportunas. Recuerdo el verano de 1994, cuando nos comunicaron a José Luis Bargados y a mí que la Audiencia Nacional había emitido una sentencia que obligaba a inscribir la Asociación 6 de julio de guardias civiles que, junto a COPROPER, forman las raíces de la actual AUGC. Cuando supimos del Fallo no hubo una alegría desbordada, pese al gran triunfo conseguido. No la hubo por dos razones, la primera porque estábamos convencidos de que la justicia nos tenía que dar la razón. La segunda porque como le dije a Bargados, ya tenemos la asociación, ahora toca lo más difícil: consolidarla, hacer de ella una organización buena para los componentes del Cuerpo y para la propia Institución, que contribuya a mejorar las condiciones laborales y familiares de los y las profesionales de la Guardia Civil a la par que se mejora el servicio que debemos proporcionar a la ciudadanía. Y era lo más difícil porque como es sabido, lo más complicado es siempre lo que queda por hacer.-
Desde hace unos meses estamos inmersos en una nueva etapa. Una etapa que comenzó con las primeras elecciones asociativas en la Benemérita y la constitución del Consejo de la Guardia Civil. La etapa de ser escuchados>>.-
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