Por Alberto Llana Publicado el 23 de marzo de 2017
Ayer se reunió el Pleno del Consejo de la Guardia Civil para tratar aquellos temas de su competencia. De los resultados del encuentro darán cumplida cuenta las distintas organizaciones profesionales en sus comunicados oficiales, por lo que me abstengo de hacerlo yo. El objeto de este comentario es centrarme en una de las cuestiones que se pusieron sobre la mesa. De principio, agradecer la presencia del Ministro del Interior que, tras pasar olímpicamente de la anterior reunión, la primera tras acceder al cargo, a la segunda se ha dignado a comparecer. Un poco tarde en mi opinión, sobre todo porque aquella primera ausencia no tenía excusa alguna.-
Como digo, uno de los puntos tratados fue el referido a la equiparación salarial de los guardiaciviles con otros Cuerpos que realizan iguales o similares funciones. Juan Ignacio Zoido, manteniendo lo expresado sobre este asunto hasta ahora, mostró su buena disposición a encontrar una solución satisfactoria al problema e indicó que se realizarán estudios concretos acerca de dónde residen esas diferencias monetarias y cómo solventarlas, algo que espera llevar a buen puerto antes de abandonar sus actuales responsabilidades ministeriales. Pues vale, respondo, un tanto hastiado de escuchar siempre las mismas gilipolleces. Porque así, a bote pronto, me vienen a la memoria varios episodios similares a lo largo de la historia que se quedaron en meras declaraciones de intenciones o, directamente, en bofetadas descaradas en el rostro de los profesionales que componen la Benemérita. Al menos en su mayor parte ya que hay unos pocos privilegiados que como se equiparen de verdad las nóminas de unos Cuerpos con otros van a ver mermado el peso de su faltriquera.-
En la primera reunión oficial del extinto Consejo Asesor de Personal, allá por septiembre de 2002, una iniciativa impulsada por la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y referente al aumento del Complemento Específico Singular de varias Especialidades, tuvo una buena acogida por parte del entonces Director General del Cuerpo, que lo entendía justo. Se realizó un estudio económico al respecto con el número de agentes afectado, la cuantía monetaria a destinar para cada caso, su entrada en vigor y demás detalles. Una vez realizada esa tarea, se requería la aprobación del Ministerio de Hacienda para ver la iniciativa convertida en algo real y tangible, cosa que no ocurrió, como seguramente ya habrán adivinado. De tal forma que compañeros destinados en Patrullas del SEPRONA, en Núcleos de Servicio, en Unidades de Centros Penitenciarios, armeros y otras Especialidades más, se quedaron con la miel en la boca.-
En otra ocasión y bajo responsabilidad de un afamado ministro de Defensa, los miembros de las Fuerzas Armadas vieron incrementadas levemente sus nóminas. Aumento tan merecido como exiguo para tales merecimientos. Sin embargo, ese incremento no tuvo reflejo en la Guardia Civil porque, pese a ser militares, como tanto les gusta recordar a políticos y prebostes beneméritos, no pertenecen a las FAS y, por tanto, se vieron excluidos de nuevo. Sin embargo, cuando aconteció una ligera mejora salarial para los funcionarios civiles del Estado, la excusa ofrecida en aquel trance para dejar de lado a los miembros del Cuerpo fue, precisamente, su condición militar y no civil, por lo que debían seguir en posición de firmes y sin un murmullo audible de desaprobación. Ahora que cuando en época zapateril, los sueldos de los funcionarios se rebajaron aquel 5% no recuperado todavía, los guardiaciviles no se libraron al no ser de aplicación los mismos argumentos que cuando se les deja en la estacada. Cosas veredes, amigo Sancho, expresión popular atribuida falsamente a la famosa novela cervantina como esa otra de “Ladran, luego cabalgamos”.-
Con tales mimbres y algunos otros que a buen seguro recordarán algunos lectores de estas líneas, las buenas palabras y la adecuada disposición del ministro, me dejan más bien frio. Hace ya tiempo que llegué a la conclusión de que hasta no ver el dinero ingresado en la cuenta bancaria no me creo nada de nada y menos ahora, si cabe.-
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