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PORTAZO JUDICIAL

Por Alberto Llana Publicado el 11 de diciembre de 2016




Hace algún tiempo comenté una sentencia de la Sala Militar del Tribunal Supremo que estimaba el recurso interpuesto por un profesional de la Guardia Civil ante una sanción disciplinaria. El motivo principal para tal estimación residía en la incompatibilidad de uno de los magistrados del Tribunal Militar que resolvió en primera instancia, de forma desestimatoria, el recurso interpuesto ante la sanción. Resulta que el juez desencadenante del conflicto ya se había pronunciado anteriormente sobre los hechos y, por tanto, debería haberse abstenido de expresar su opinión cuando el recurso judicial terminó en su Sala de Justicia. Efectivamente y como suele suceder en ese submundo o realidad paralela conocida como 'justicia militar', una persona que ejercía labores de asesoría jurídica en una Zona de la Guardia Civil fue propuesta para ocupar un sillón en un Tribunal Militar, realizando funciones de juez ya que, al parecer, el asesoramiento legal conlleva conocimientos suficientes para ser juzgador... y así nos va. Hasta donde conozco, solamente cuatro jueces militares han sido propuestos por el Consejo General del Poder Judicial. El resto ejercen sus funciones por designio del ministerio de Defensa. Nada más que alegar, señorías.-


En cuanto al magistrado referido y yendo al meollo de la historia, señalar que en su faceta asesora ya se había pronunciado ante el recurso de alzada administrativo interpuesto por el compañero tras la sanción disciplinaria, expresando los motivos por los cuales dicho recurso debía ser rechazado. Y he aquí que, cuando el recurso contencioso disciplinario presentado por el sancionado ante el tribunal militar competente llega a la Sala de Justicia, quién asesoró de tal guisa ya forma parte de la misma y vuelve a pronunciarse de forma contraria a la demanda, motivo por el cual el Tribunal Supremo estima el recurso y le pega un buen tirón de orejas al magistrado que no se abstuvo de juzgar una cuestión que, en su caso, suponía cosa juzgada.-


Estos hechos, recogidos como digo, en un Fallo del Supremo, vienen a intentar ilustrar qué tipo de justicia podemos llegar a encontrar en ese submundo al que me refería antes. Porque así entenderán mejor los lectores que la denuncia interpuesta por Pilar Villacorta, Vocal de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), haya sido archivada sin mayores trámites. Para situarles mejor en los acontecimientos, reseñar que el pasado día 21 de octubre, Pilar presentó una denuncia ante el Tribunal Militar Central contra el Coronel Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Cantabria por unos hechos de los que fue, a la vez, testigo y víctima, y que resumidamente consistieron en que durante un ejercicio de tiro se les ordenó a las tres compañeras presentes en el mismo que usaran chaleco antibalas. Ante la ausencia de chalecos con formas femeninas se les autorizó a realizar el ejercicio sin ellos. Tras la finalización del mismo, el Coronel denunciado ordenó a las compañeras que se quedaran allí y, como una de ellas ya se había ausentado, tuvieron que esperar unos 45 minutos a que regresara al lugar. Una vez reunidas las tres guardiaciviles el Coronel ordenó a varios compañeros que les colocaran el chaleco antibalas con formas masculinas. En palabras de la denunciante: “La escena empieza a ser humillante cuando empiezan a apretarnos los velcros de los chalecos antibalas y la agente femenina que más pecho tenía le comunica (al Coronel) que se siente incómoda con la prenda y que es evidente que su pecho es grande y no coge de forma adecuada al chaleco…”. “Indicar que este momento fue del todo lamentable al ser un hombre el que me coloca -nos coloca- los velcros y los aprieta oprimiendo mi pecho y, además, como si de un pésimo sastre se tratara, me indica que la colocación es básica para que la prenda quede bien cuando era más que evidente que no era el adecuado en talla y formas”. Para el Tribunal que recibe la denuncia, estos hechos no merecen siquiera una mínima investigación y la archiva sin mayor trámite. Me gustaría saber la opinión de estos lumbreras si algo así le sucediera a sus santas madres, esposas, hermanas o hijas. Se trata de la típica pregunta retórica que no requiere una respuesta, por sobreentendida.-


Tengo claro que el Tribunal Militar desea enviar un claro mensaje a todo el colectivo de la Guardia Civil. “No hay salida”, reza el mismo. Debéis soportar cualquier tipo de injusticia, vejación o maltrato que provenga de un superior ya que lo contrario significa un quebrantamiento de la lealtad a la superioridad, pilar básico de la disciplina que debe imperar en cualquier cuerpo militar o de carácter militar. La Justicia, con mayúsculas, se queda esperando pacientemente a las puertas de los tribunales militares, pero por la parte de afuera. Cualquier atisbo de asomar la nariz en asuntos militares, conllevará un sonoro portazo. Tan fácil y sencillo como escandaloso refleja lo acontecido con la denuncia de Pilar.-



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