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POLÍTICA CON BAJEZA (María Gámez)

Actualizado: 16 ago 2023

Por Alberto Llana


La noticia más destacable de los últimos días, lo que más se ha comentado en nuestro país, son las cartas con amenazas y balas recibidas por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, el exvicepresidente nosecuantos del Gobierno, Pablo Iglesias y la Directora General de la Guardia Civil, María Gámez. Tras conocerse los hechos comenzó la especulación sobre la veracidad de los mismos y, dado que afectan a políticos de determinadas siglas, las conclusiones de una parte importante de la ciudadanía están mediatizadas por las filias y fobias que tales siglas despiertan en cada cual. No les quepa duda que si los destinatarios fueran personas adscritas a otras opciones políticas habría una cantidad significativa de opiniones que mutarían de forma radical y lo que ahora son meras especulaciones y sospechas sin confirman devendrían en pruebas irrefutables que conformarían, en su mente, una base sólida e inamovible para justificar su posicionamiento.-


Lo que resulta indiscutible, en el momento de escribir estas líneas, es que las misivas existen y fueron enviadas por correo. Quién o quiénes son los responsables permanece en la oscuridad a estas horas. Es de esperar que no se tarde en desvelar el misterio y cuando eso suceda tendremos más datos para forjar una opinión más concluyente. De principio, lo que toca en un estado democrático y de derecho es condenar sin ambages las amenazas, sea quien sea el destinatario de las mismas y sea quien sea el autor o autores. Si de principio una persona estima que es un torpe montaje político en busca de determinados réditos y finalmente se demuestra que no es así, esa persona quedará como gilipollas, cuando menos. Por el contrario, si le damos credibilidad o al menos el beneficio de la duda y al final resulta que se confirma la farsa, los protagonistas de la mascarada quedarán como sinvergüenzas de por vida.-


Por mi parte creo que es cierto que los arriba mentados recibieran esas epístolas con balas, lo que no significa que no me haga determinadas preguntas al respecto que espero sean aclaradas debidamente con el paso del tiempo. La primera y más obvia es explicar por qué esas cartas, con varios cartuchos de bala en su interior, pudieron pasar los filtros que se supone existen en Correos y llegar a su destino. También la razón por la que un envío en el que se ha estampado por tres veces la leyenda “A SU PROCEDENCIA”, en el sentido de que debe regresar por donde ha venido, llega a destino. Otra de las incógnitas que se me vino a la cabeza es la referida a los receptores, ¿por qué esos destinatarios concretos? Si acaso fuese Marlaska y Pablo Iglesias, tendría un poco más de sentido para mí (la razón de la sinrazón, que decía El Quijote), pero lo de María Gámez me tuvo confuso durante un tiempo y llegué a suponer que quizás fuera una pista importante para desenrollar el ovillo. Veamos, si el texto que recibió Marlaska dice, entre otras lindezas: “El tiempo de reírte de nosotros se terminó. Policía Nacional. Guardia Civil...”, ¿por qué no recibió una carta el Director General de la Policía y sí la directora de la Benemérita? Por otra parte, de resultar veraz lo que opinan algunos defensores de la teoría del montaje, en relación a que es un intento de captar votos para las elecciones madrileñas, ¿Qué sentido tenían las amenazas a María Gámez? De igual forma, si en la epístola recibida por el exvicepresidente se mencionan las víctimas de la pandemia y la persona o personas autoras de los envíos son las mismas, no comprendo que se hayan olvidado del jefe del Ejecutivo.-


De otro lado tenemos el circo mediático que han montado, tanto los políticos en general como muchos medios de comunicación que, en un alarde más de la falta de imparcialidad que ya resulta común dentro de nuestras fronteras, han tomado partido de una forma poco encomiable en vez de exponer los hechos de manera desapasionada para que cada cual conforme su opinión como mejor le venga en gana. Y no me refiero a los múltiples opinadores que salen en casi cualquier programa toda vez que su función y por lo que cobran, a veces muy bien, es precisamente por opinar, me refiero en concreto al burdo proceder al presentar la noticia con sesgos más o menos marcados hacía un lado u otro, según los intereses de cada empresa editorial. No cabe duda que esa forma de hacer las cosas cala en los ciudadanos y exalta los ánimos hasta límites insospechados.-

Tras hacerse públicas las cartas, cada uno de los destinatarios ha reaccionado como mejor le ha parecido. Por ejemplo, Pablo Iglesias envió un mensaje a través de redes sociales en el que explicaba que: “El Ministerio del Interior ha recibido una carta dirigida a mí con amenazas de muerte hacía mí y hacia mi familia. El sobre contenía 4 balas de Cetme. No es la primera vez que sucede...”. Ante ello se me ocurre pensar que si ya ha ocurrido en otras ocasiones no alcanzo a entender por qué ahora monta un pollo de no te menees, a no ser que lo que pretenda sea extraer provecho de cara al proceso electoral en el que está inmerso, que seguramente sea la respuesta correcta. Lo de tirar de hemeroteca para recordarle frases o mensajes suyos alentando o justificando la violencia me parece un ejercicio fútil dado el morro que se gasta el personaje, según el cual siempre existen razones lógicas que lo disculpan, a diferencia del resto de la humanidad, que no está bendecida por los dioses de la infalibilidad.-


En cuanto a los otros dos protagonistas, han seguido el camino del primero, es decir, usar el hecho para intentar arañar un puñado de votos en las elecciones autonómicas, eso de momento. Marlaska se ha lanzado de lleno a apoyar al candidato de su partido a la Comunidad madrileña, y si malo es que un ministro del Interior no guarde las debidas formas mientras ocupa un cargo en el que tiene el deber y la responsabilidad de mantener (al menos en apariencia) una neutralidad exquisita, lo peor es que se ha llevado de la mano a la arena política a la mismísima María Gámez. Que esta buena señora mancille de tal modo el nombre de la institución que dirige no tiene perdón de Dios, aunque pueda argumentar a su favor que otros antes que ella lo desprestigiaron a conciencia, porque en ese supuesto caso lo que estaría haciendo es ponerse a su altura, empeorando más su bajeza. Y miento 'bajeza' por una razón concreta: en la archiconocida Cartilla del Guardia Civil dejó escrito el Duque de Ahumada, allá por finales de 1845, que los miembros del Cuerpo deben ser prudentes sin debilidad, firmes sin violencia y políticos sin bajeza (artículo 5º), y María Gámez, al aceptar dirigir la Benemérita, aceptó igualmente sus códigos, usos y costumbres, los cuales puede intentar cambiar, si quiere y la dejan, pero mientras sigan vigentes debe respetarlos, lo mismo que debería respetar a los componentes del Instituto. Pero ya ven, ni lo uno ni lo otro, eso nos lo ha dejado cristalino a las primeras de cambio.-


Decía unas líneas más arriba que no comprendía bien por qué estos tres destinatarios de las cartas amenazantes. Ello era así en un principio. Los sucesos posteriores me aclaran bastante las cosas en el sentido de que justamente ese trío no ha perdido el tiempo a la hora de enfrascarse en la orgía política de la elecciones autonómicas. Por supuesto uno se plantea si resulta factible que pocas horas después de recibir las misivas amenazadoras tanto el Ministro como la Directora General de la Guardia Civil se muestren tan dispuestos a entrar en campaña sin haberlo meditado siquiera un poco. Ni ellos ni los asesores políticos de Moncloa y del propio candidato electoral. Acerca de esta cuestión sería muy esclarecedor conocer si las intervenciones de Marlaska y Gámez estaban ya previstas o fueron ocurrencias de última hora.-


Al margen de estas disquisiciones ya adelantaba al comienzo que mientras no se demuestre a través de las debidas pruebas que las amenazas no han sido reales, las doy por ciertas. No se debe minimizar la gravedad de estos hechos, sea quien sea quien las reciba o emita. Volviendo a Marlaska, aseguró en el mitin al que acudió en apoyo de su compañero de siglas que “cuando hay señalamiento no vale la equidistancia”, lo que suscribo en toda su extensión sin dejar de cuestionarme si las tres personas amenazadas también estarían dispuestas a hacerlo o esas palabras del benefactor de terroristas son tan solo mera declamación ante la concurrencia.-



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