Por Alberto Llana Publicado el 04 de octubre de 2017
Me envía un usuario una imagen muy vistosa con una leyenda del tipo “pobres contra pobres enfrentados entre sí, defendiendo los privilegios de los ricos”. Evidentemente se trata de una invitación a hacer la vista gorda ante aquellos que vulneran la ley. Iba a contestarle si esa misma imagen se la había enviado a los responsables de convocar un referéndum ilegal y azuzar a “los pobres” para que se enfrenten a “los pobres” que tratan de cumplir las resoluciones judiciales, pero sería iniciar una conversación que no lleva a ninguna parte, salvo a perder el tiempo. Elimino la imagen y me olvido del mensajero. Lo cierto es que hace ya tiempo que se ha perdido la perspectiva de todo lo que está ocurriendo y seguirá aconteciendo mientras no se imponga la cordura entre los responsables políticos que han liado este sinsentido. Unos y otros hemos caído, de nuevo, en sus manipulaciones hasta perder el norte. Da igual las veces que haya ocurrido en el pasado porque no aprendemos y seguiremos tropezando en la misma piedra hasta la saciedad y más allá.-
Nos quejamos de la clase política que campa por estas tierras desde que tuvimos el coraje de dar carpetazo a una dictadura y convertirnos en una democracia tan avanzada o más que otras de nuestro entorno, sin embargo, cada vez que les interesa enfrentar una parte de la sociedad con otra terminan por conseguirlo. Da lo mismo que la mayoría de ciudadanos estén hartos de esta pantomima de actores corruptos guiados únicamente por su interés personal, de primero, y del partido político que les ha puesto en el cargo, de segundo, porque inevitablemente volverán a lograrlo. Buscarán una excusa adecuada, esa reivindicación o aspiración que unos cuantos tenían ignorada y que es susceptible de hacer saltar la chispa y comenzarán a soplar sobre ella tenuemente hasta convertirla en llama y si es preciso en incendio incontrolado. Indefectiblemente, el resto de conciudadanos se verá finalmente abocado a tomar partido en el asunto so pena de ser pisoteado por la masa encendida. En esas estamos y todavía hay algunos pirómanos empeñados en vestirse el traje de bombero al más puro estilo Fahrenheit 451, argumentando que desean atajar la quema mientras sostienen en su mano un extintor relleno de gasolina.-
Tal y como se han puesto las cosas, no está de más recordar los orígenes de este desaguisado, y aunque algunos piensen que habría que remontarse a tiempos anteriores, creo que la chispa arrojada sobre material inflamable debemos situarla en el referéndum del 9 de noviembre de 2014. En aquella ocasión las votaciones de una consulta ilegal se desarrollaron con cierta normalidad y los responsables de la misma se fueron prácticamente de rositas (alguna inhabilitación y multas económicas recientes no fueron respuesta adecuada al caso). Tanto es así, que los ¿responsables? políticos del Govern y sus aliados no dudaron en lanzar un nuevo órdago a todo el Estado, materializado en el referéndum del 1-O. Ante el mismo surge la reacción ya conocida de inacción política por un lado y acción judicial por otro. Y aunque me muestre partidario de no negociar políticamente con quienes solamente ponen encima de la mesa el chantaje, la coacción y únicamente buscan la forma de realizar una consulta legal, tan vinculante como excluyente de la mayor parte de ciudadanos españoles, cuando lo que se trata de dilucidar con esa votación es la desmembración de la integridad territorial de nuestro país, lo cierto es que la postura del gobierno español ha sido entendida por los separatistas como una gran debilidad. Y razones no les faltan para ello. Por lo que la llama encendida el 9-N devino en incendio, el cual se ha vuelto incontrolable tras lo vivido en la pasada jornada de votaciones. En estos momentos nadie parece saber a ciencia cierta cómo controlar los daños. Sigue el enroque político y los radicales han tomado las calles. No se van a conformar con medias tintas cuando tienen la sensación de estar muy cerca de su meta, que es la derivada de la pregunta a la que contestaron el 1-O. Ya no hay vuelta atrás y las consecuencias van a ser muy graves. De nuevo lo han logrado… pobres contra pobres defendiendo los privilegios de los ricos. Es nuestro sino.-
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