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PLANTILLA

Por Alberto Llana Publicado el 12 de diciembre de 2015




O se incrementa la plantilla de la Guardia Civil o es difícil mejorar el servicio a los ciudadanos. Eso, más o menos, es lo que vino a decir un responsable del Cuerpo hace unos días en su despedida oficial antes de pasar a situación de Reserva. Seguro que esa misma petición la realizó por los conductos internos mientras estaba en Activo. Me consta que otros como él no paran de hacerlo y se sienten defraudados cada vez que observan las vacantes que se publican y que certifican, de nuevo, que no van a poder contar con el personal que estiman necesario para un correcto funcionamiento de los servicios que presta la Benemérita. Pero la escasez aprieta a todos y el reparto del potencial humano no contenta a casi nadie. Eso mismo lo llevan reclamando las asociaciones profesionales desde hace tiempo y, aunque estas declaraciones vayan a caer en el mismo saco roto que las demás, se agradece el intento ya que a buen seguro llamarán más la atención dada su procedencia.-


Se estima que en los últimos años la ínfima tasa de reposición, debido a los recortes presupuestarios, ha conllevado una pérdida aproximada a los 10.000 profesionales respecto a la que había antes de la crisis. Si a ello le sumamos la obligada aplicación de la normativa europea sobre jornada laboral así como el incremento de unidades de investigación no catalogadas que ha supuesto, en definitiva, menos personas patrullando la demarcación propia, el resultado es que en muchas ocasiones el panorama es tan desolador que casi mejor no dar detalles concretos para no animar a los amigos de lo ajeno a salir en romería. Pero lo más sencillo es siempre señalar los fallos sin mojarse en ofrecer soluciones. Y como la más obvia, que es el necesario aumento de plantilla hasta igualar la de los mejores tiempos y, si es posible, un poco más a fin de amortiguar los efectos de la nueva jornada laboral, no va a resultar posible a corto plazo, hay que estrujarse la materia gris en busca de apaños temporales hasta recuperar la normalidad.-


En primer lugar debemos plantearnos en serio la distribución territorial del Cuerpo. Esto se ha dicho y repetido tantas veces que creo que no hace falta insistir. Yo mismo lo propuse hace más de una década al máximo responsable de la Guardia Civil y mi sorpresa fue enterarme que ya había un estudio oficial al respecto, aunque no tan ambicioso como el que proponíamos. Al final seguimos casi igual, o sea que no dejó de ser como predicar en el desierto. A propósito de ello debo mencionar que siempre me ha llamado la atención la forma en que se ha replegado la Benemérita en aquellas comunidades autónomas con Cuerpo policial propio, sin que se haya sustituido por un despliegue equitativo, y parezca imposible hacer algo parecido en el resto del país.-


Tampoco es de recibo la permisividad en desviar potencial humano a labores que no son propias del puesto de trabajo asignado. Ya resulta excesiva la cantidad de destinos de tipo burocrático que padecemos en la actualidad como para engordarla adicionalmente por la vagancia o falta de preparación de quienes tienen encomendada la responsabilidad de gestionar un Cuartel. Es inconcebible que se supriman o ni siquiera lleguen a nombrarse servicios en Unidades con más de veinte personas simplemente porque llegan a tener a cuatro o cinco de ellas realizando labores impropias o bajo el paraguas de la irregular figura administrativa conocida como “agregado a...”. Son capaces de desplegar a las USECIC's o similares, incluso al GRS o al Escuadrón, antes de poner a hacer 'tripletes' encubiertos a determinados profesionales bendecidos por el hada del amiguismo.-


De igual forma corresponde replantearse si en una situación de escasez como la que vemos cada día, en donde no existen efectivos para cubrir adecuadamente las funciones principales encomendadas a la Guardia Civil por la Ley Orgánica 2/1986, resulta necesario mantener personal desarrollando misiones en el extranjero. Y no es que su labor sea menor o quiera minimizar su importancia, pero si lo doméstico no está atendido de manera correcta, tal y como se merecen los habitantes de nuestro país, hay que establecer prioridades y creo que caben pocas dudas al respecto.-


Otro aspecto digno de reexaminar es el relativo al excesivo plantel de mandos intermedios dedicados a extender la acción del mando principal que ostenta la responsabilidad de una Unidad. En realidad no termino de entender qué funciones son las que llevan a cabo, salvo estar calentando banquillo, al estilo de los jugadores suplentes, a la espera de saltar al campo ante una asunción eventual del mando, ya sea interino o accidental. Bien podrían encargarse, entretanto, de las funciones de Comandante de Puesto, aumentando las posibilidades de sacar patrullas a la calle, pese a que no signifique, en la práctica, una gran cantidad. Pero todo suma.-


En definitiva, la adopción de estas o similares medidas que no se me hayan ocurrido, algunas de forma definitiva y otras provisionalmente, mientras se recupera la normalidad, atemperarían el trance que estamos sufriendo desde hace unos meses y que ha desembocado en un ineficiente servicio al ciudadano y una excesiva presión sobre los escasos efectivos que llevan a cabo la misión primordial para la que fue creada la Benemérita.-



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