Escrito por LlanAUGC 11-07-2018
Por Alberto Llana
En cierta ocasión, dos amigos decidieron acudir a un banco con el fin de solicitar un plan de pensiones que les asegurara el sustento tras la edad de jubilación. Ambos dos se dedicaban al mismo oficio, la única diferencia residía en que uno trabajaba para el Estado y el otro para una empresa privada. Sentados los amigos delante del asesor de la entidad bancaria, este les trasladó una oferta diferente a cada uno de ellos, adaptada a sus circunstancias personales. A quien trabajaba para el Estado le ofreció una suma de 1.750€ mensuales de pensión, tras cotizar 35 años, a razón de 68€/mes. Para el que trabajaba en una empresa privada su ofrecimiento fue de una pensión de 2.200€ al mes, tras cotizar 35 años, a razón de 150€/mes.-
Los amigos se miraron entre ellos, sin comprender el por qué de tales diferencias. El asesor bancario les explicó que su entidad consideraba de mayor riesgo cubrir a quien trabaja para una empresa privada que para el Estado y por eso las condiciones eran menos ventajosas. “¿Cómo que menos ventajosas?”, preguntó el trabajador estatal, “si le queda una pensión mayor”. “Efectivamente”, respondió el asesor, “pero tras pagar durante 35 años más del doble que usted cada mes. Además, el plan de usted tiene unas ventajas adicionales”, continuó el asesor. “A partir de los 60 años, con los 35 años obligatorios cotizados, ya se puede jubilar con la pensión completa pero su amigo deberá trabajar hasta los 65, o la edad legal exigida en ese tiempo, porque si se jubila antes, perderá parte de la pensión. Es más, si usted que trabaja para el Estado se tiene que jubilar antes de tiempo por padecer una enfermedad que le impida seguir su actividad profesional, le garantizo que cobrará igualmente la pensión completa. Si a su amigo le ocurre lo mismo no percibirá la totalidad de la pensión, sino aquella que corresponda por años cotizados y por grado de discapacidad”.-
Lo expuesto, que no deja de ser un ejemplo meramente ilustrativo, tiene la única finalidad de hacer recapacitar al lector sobre cuál sería, a su juicio, la mejor opción a la hora de ‘contratar’ un plan de pensiones que le asegure unos ingresos tras dejar la vida laboral activa. Por mi parte creo que el modelo que le ofrecen al empleado estatal tiene, en suma, unas mejores condiciones aunque la cuantía de la pensión en sí sea menor. Para paliar este defecto y teniendo presente que la cotización mensual es menos de la mitad que la aportada por el empleado de la empresa privada, siempre se puede optar por invertir esa cantidad diferencial en otro plan de pensiones adicional que contribuya a aumentar la cuantía a percibir una vez jubilado y que, en conjunto, será mayor que la del otro protagonista.-
No siempre las elecciones deben guiarse exclusivamente por los euros a percibir al final del camino ya que mientras lo recorres pueden sobrevenir múltiples acontecimientos que hagan variar la dirección inicial. Tener la seguridad que esas posibles circunstancias no alterarán el resultado pretendido es una ventaja, y no solo económica, que debe pesar a la hora de escoger entre las diversas ofertas. Los planteamientos simplistas basados únicamente en euros y céntimos pueden parecer atrayentes y convincentes cuando se transmiten a través de redes sociales, máxime teniendo en cuenta que en una sociedad saturada de información solemos buscar titulares que resuman en pocas palabras problemas complejos que resultan de nuestro interés. Y esa es una opción errónea se mire como se mire. Cualquier asunto que suscite nuestra atención o preocupación debemos abordarlo con la mayor cantidad de datos disponibles y dejar los aforismos para mejor momento, sobre todo si se expresan desde una postura de confrontación y no de consenso. Los interesados realmente en su futuro tras el retiro que se informe de su sistema de cotización y qué ventajas y desventajas ofrece. Sopesen la relación calidad/precio y de qué manera pueden asegurarse una pensión superior a otros funcionarios, simplemente gestionando con inteligencia lo que tienen a mano. Si buscan y obtienen la información pertinente llegarán a la conclusión de que algunos están intentando darles gato por liebre.-
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