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PEDRO NO TIENE CRÉDITO DESDE HACE MUCHO TIEMPO

Por Alberto Llana


Hay ocasiones en las que una persona debe ser relevada de su puesto por falta de crédito, sobre todo cuando esa carencia afecta a todo un Presidente de Gobierno. Ocurrió en 2018 con Mariano Rajoy tras la sentencia la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional en el denominado ‘Caso Gürtel’. En aquellos momentos el crédito de Rajoy se vino de abajo de sopetón porque, cabe recordar, el día anterior a conocerse ese Fallo, el Gobierno liderado por Mariano había conseguido aprobar la tramitación de la ley presupuestaria de ese 2018 y la prensa auguraba un resto de legislatura tranquilo para el entonces Presidente… y de repente se desató el tornado en forma de sentencia. Como digo, en esos días el sentir mayoritario era que Rajoy no podía seguir ejerciendo el cargo por motivos morales, cuando menos. Daba igual quien diera el paso para removerlo de su puesto porque era imprescindible hacerlo. Y, lógicamente, sabiendo lo que sabemos hoy, muchos dirán que no mereció la pena, pero hay que realizar el esfuerzo de volver a situarse en esos días para intentar analizar la cuestión de la forma más correcta posible.-

En cualquier caso hace ya mucho tiempo que a Pedro Sánchez (permítanme llamarlo ‘PedroSan’) le ocurre lo mismo que le sucedió a Mariano, aunque no haya triunfado ninguna moción de censura contra él. Uno de los actos que hizo estremecer su credibilidad fue poner de Vicepresidente a Pablo Iglesias después de haber asegurado durante la campaña electoral de no dormiría tranquilo con Podemos en el gobierno. Siempre me he preguntado cómo un tipo como PedroSan, capaz de llegar a acuerdos (a costa de pagar casi cualquier precio) con radicales, separatistas y filoetarras, capaz igualmente de abrazar la postura de Marruecos sobre el Sáhara, se niega a intentar entenderse con el principal partido de la oposición. No es de extrañar que uno llegue a la conclusión de que se encuentra más cómodo en la radicalidad que en la moderación. No obstante, en mi humilde opinión, el día en que su crédito quedó a cero fue cuando decidió no declarar el Estado de Alarma pese a que todo indicaba que lo íbamos a pagar muy caro. En ese sentido debo recordar que a finales de febrero de 2020, en una entrevista que me hicieron en la cadena SER, advertí de varias cosas, entre ellas dos que considero trascendentes. Una relativa a empezar a usar métodos de protección de las vías respiratorias, en aras a disminuir el riesgo de contraer el virus. En esas fechas no había disponibilidad suficiente de mascarillas y mucho menos existía recomendación alguna por parte del Gobierno en ese sentido. Pero había datos de sobra para invitar a la población a protegerse. Ante la ausencia de mascarillas bien se podría haber informado a la población acerca de ciertos métodos más artesanales que hubieran realizado una labor bastante eficaz en la tan necesaria prevención. La segunda cosa era que había que restringir la libertad de circulación de la población. Había estudios de sobra que analizaban lo que estaba sucediendo en China o en Italia y clamaban medidas urgentes para frenar en lo posible el grave varapalo que se avecinaba.-

En el caso de la Guardia Civil, ya advirtió el 23 de enero de 2020, ocho días antes de que el Centro Nacional de Microbiología confirmara el primer positivo por Covid-19 en España, que «No se puede descartar que el nuevo coronavirus procedente de China se convierta en una pandemia sanitaria». Por su lado, el jefe del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la Policía Nacional elevó el 24 de enero de 2020 un informe interno pidiendo a los agentes del Cuerpo que extremaran las medidas de protección ante el hallazgo de una novedosa enfermedad denominada ‘nuevo coronavirus. Esos informes por sí solos demuestran claramente que el Ministerio del Interior y por extensión el propio Gobierno tenían constancia de la peligrosidad del virus a comienzos de 2020 y que lo más recomendable era prevenir en lo posible lo que se nos venía encima. De hecho, en la memoria del responsable de la prevención de riesgos laborales en la Policía Nacional se recomendaba a los agentes del Cuerpo que utilizaran guantes y mascarillas ante una enfermedad que «puede causar neumonía, síndrome respiratorio agudo severo, insuficiencia renal e incluso la muerte». Y me estoy refiriendo a las advertencias que yo conocía en el momento en que me hicieron esa entrevista, no a los informes que ya manejaba el propio Ejecutivo, los cuales desconozco pero a buen seguro eran mucho más numerosos y exactos en sus datos. A fin de cuentas, lo que ocurrió es bien sabido. Hasta el 15 de marzo de 2020 no entró en vigor el Estado de Alarma y esa tardanza tuvo consecuencias gravísimas para la salud de muchísimos españoles.-

Se ha especulado mucho sobre las consecuencias de haber adelantado el confinamiento. Existe un estudio, y no es el único al respecto, realizado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), que arroja una clara conclusión: si el Estado de Alarma hubiera comenzado una semana antes se podrían haber evitado un 62% del número de contagios registrados al inicio de la pandemia. Imaginen la cantidad de vidas que se hubieran salvado, sumando a esa ecuación la reducción del colapso hospitalario registrado en muchos centros sanitarios españoles y, por tanto, la mejora en la atención de las personas necesitadas de atención médica. La cifra resulta mareante incluso siendo generoso.-


Pues bien, aunque la memoria sea frágil y tendamos a olvidar los malos momentos, en lo que a mí respecta esa decisión tardía de PedroSan y su Gobierno pesa más que otras que se han convertido en ariete contra su gestión. Y no es que considere poco importante llegar a acuerdos de investidura y soporte de un Ejecutivo con partidos filoetarras o separatistas, o que haya sido el Gobierno más opaco desde que se tienen registros, o su brusco giro sobre la cuestión de Sahara y otras muchas cuestiones que están en estos momentos de campaña electoral más presentes que la memoria de aquellos que deberían seguir entre nosotros para poder ejercer su derecho a voto. Pues ya ven, qué quieren que les diga, a mi modo de ver esas decenas de miles de personas que padecieron en sus carnes el despropósito político de PedroSan son prioritarias a la hora de juzgar esta legislatura que agoniza.-

Algunas de las acepciones de ‘crédito’ según el diccionario de la RAE es la «Reputación, fama, autoridad». Por eso decía al comienzo que, tal y como yo lo veo, el crédito de PedroSan se terminó en el mismo momento en que decidió no aconsejar a la ciudadanía que se protegiera de la mejor manera que pudieran y postergar el confinamiento por razones políticas de sobra conocidas. El 23 lo expresaré en las urnas.-







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