Escrito por LlanAUGC 03-07-2019
Por Alberto Llana
En demasiadas ocasiones la forma de actuar de determinadas personas resulta incomprensible. Y si ya ocurre así en la vida civil, cuando a esos seres humanos se les dota de un gran poder y, además, se les inculca la creencia de que sus decisiones, buenas o malas, no pueden o no deben tener contestación alguna ya que les protege la salvaguarda de ese objetivo prioritario que es la disciplina como factor de cohesión (siempre me he preguntado como tal elemento cohesionador no es la justicia, máxime en tiempos de paz), pues eso, que a esas personas a las que me refiero llegan a interiorizar la creencia de que sus actos se sitúan en un plano superior al común donde no está sujeto a consideraciones 'terrenales' tales como el bien o el mal. Viene ello a colación de un caso ocurrido hace un tiempo, en el que un jefe de Unidad de la Guardia Civil elaboró una previsión de servicios que posteriormente envió a la jefatura de la Compañía a fin de planificar el Plan de Servicios (PLANSER). El jefe de Compañía aprobó la previsión y los servicios comenzaron a nombrarse según esa estimación.-
Pero he aquí que una mañana ese jefe de Unidad decidió vigilar el servicio que prestaba la patrulla del Puesto y para ello se dirigió a un punto en el que 'la pareja' debería estar, por contemplarlo así el PLANSER, no hallando a nadie en el mismo. Tras ponerse en contacto con los guardias de servicio, solicitó explicaciones sobre su ausencia en el punto señalado y le contestaron que esa 'presentación' no estaba recogida en la Papeleta de Servicio que llevaban encima. Intrigado (imagino) por la respuesta, se dirigió al Puesto a comprobar tales extremos, resultando que eran ciertos. Es decir, que el propio jefe de Unidad, a la hora de confeccionar la Papeleta de Servicio de ese turno, olvidó incluir el punto de presentación de marras, que sí venía reflejado tanto en la previsión de servicios que él mismo envió a la Compañía, como en el PLANSER aprobado por ella. Pero no era ese el único error cometido, ya que hubo alguno más. Ni corto ni perezoso decidió entrar en el SIGO (Sistema Integrado de Gestión Operativa) y modificar esa Papeleta de Servicio, incluyendo las previsiones plasmadas en el PLANSER. Pero no termina aquí la cosa porque, no satisfecho aún con la 'hazaña', emitió dos partes disciplinarios: uno contra los componentes de la Patrulla por no estar en el sitio el que deberían (si la Papeleta hubiera estado bien confeccionada) y otro en el que daba cuenta de la desaparición de la Papeleta de Servicio original que portaba la patrulla y que demostraba su inocencia. A estas alturas espero no ser el único que cuestione la capacidad mental de este sujeto.-
Y a partir de aquí comienza el enredo ya que al realizar las oportunas investigaciones relativas a ambos partes disciplinarios se descubre todo el amaño y el 'liante' jefe de Unidad termina castigado con una falta grave por “la emisión de informes o partes del servicio que no se ajusten a la realidad o la desvirtúen”. Barato le salió al cretino, aunque él no opinara del mismo modo, como demuestra el hecho de que recurriese la sanción hasta llegar al Tribunal Militar Central, que emite sentencia en la que fija los anteriores hechos relatados. Y la paranoia se hace menos entendible toda vez que, es de suponer, acudió a la vía contencioso-militar asistido por algún letrado. Porque entre las argumentaciones desplegadas en su defensa no surgió mejor idea que la de afirmar “que los defectos que podría haber o las diferentes no coincidencias podrían estar relacionadas con la deficiencias en el funcionamiento de SIGO y los problemas de suministro eléctrico en el Puesto...”. En otras palabras, que el hecho de que en la Papeleta física (la de papel) que llevaba la patrulla encima, no apareciera la repetida presentación, así como otras incorrecciones, se debió a esos problemas informáticos o de fluido eléctrico porque en el programa SIGO se podía comprobar que la Papeleta había sido confeccionada con arreglo a lo prevenido en el PLANSER.-
Y aunque mi opinión acerca del Tribunal Militar Central sea mala, tirando a pésima, no creo que lo sea tanto como para pretender que sus Señorías traguen con ese cuento. Me los supongo con gesto torcido ante tamaño despropósito y un rictus del estilo 'puede que nuestro culo esté tonto, pero no somos tontos del culo', porque, de principio, ¿qué importancia tiene que la pareja de servicio, en cumplimiento de lo fijado en la Papeleta de Servicio física que portaban encima, no estuvieran en el punto en que el jefe de Unidad creía que deberían estar? Una vez comprobado que cumplieron con lo establecido, nada hay que reprocharles. Además, si el mentado jefe cometió un error en la confección de la Papeleta, tampoco creo que sea de gran trascendencia, ya que está tan expuesto a incurrir en fallos como cualquier otra persona y a fin de cuentas el propio servicio no sufrió perjuicio alguno, sin olvidar que existe la posibilidad real de que hubiera redactado la Papeleta en SIGO conforme al PLANSER y el programa no lo hubiera recogido correctamente (por desgracia todavía acontece en demasiadas ocasiones). Lo que no resulta verosímil es argumentar que en SIGO la redacción estaba bien y a la hora de imprimir la Papeleta en papel salió de la impresora con una redacción distinta, en la que los puntos de presentación no eran los que figuraban en SIGO. Y a mayor abundamiento, parece desconocer quien recurre el hecho de que si un servicio se modifica tras ser nombrado en el programa, queda registrado en el sistema, por lo que resulta fácil comprobar si el mismo ha sido 'manipulado' posteriormente, qué usuario lo ha hecho y en qué momento concreto.-
Pero no termina aquí la cosa ya que hay que referirse a la cuestión de la “desaparición” de la Papeleta física original (la que portaban los guardias de servicio durante el mismo), y lo pongo entre comillas dado que al final apareció la misma, tal y como se señala en el Fallo del Tribunal, que pudo comparar esa Papeleta con la que aportó el Jefe de Unidad junto al parte disciplinario emitido contra esos compañeros por “no presentarse en el punto marcado”. O sea, que nuestro 'iluminado' protagonista, lejos de reconocer su posible error y dejarlo estar, informa a sus superiores de una supuesta falta disciplinaria cometida por dos de sus subordinados y, como la Papeleta de Servicio original ha 'desaparecido', abriendo la incógnita de que los responsables de la 'pérdida' pudieran ser los propios infractores tratando de ocultar su 'negligencia', aporta una nueva que ha sido imprimida tras los cambios por él mismo operados en ese servicio después de comprobar que no estaba redactado conforme al PLANSER.-
No concibo explicación lógica al comportamiento de ese jefe de Unidad. Quizás en su mente confusa se instaló el temor a que el jefe de Compañía se diera cuenta de que cometió varias equivocaciones en el nombramiento de ese servicio y le pidiera explicaciones por ello, decidiendo modificar la Papeleta tras la finalización del turno. Pero claro, si la Papeleta refleja una 'presentación' que no ha sido ejecutada por los componentes de la Patrulla y, además, esa ausencia ha sido verificada por el propio jefe de Unidad que se había trasladado al punto concreto, no queda más remedio que dar parte de ello. Aunque si informas de una posible negligencia en el cumplimiento del servicio y resulta que, tras comprobar la Papeleta física, no ha habido tal, volvemos al punto de partida. Por lo que no queda más remedio que hacer desaparecer esa Papeleta física y sustituirla por otra imprimida tras los cambios realizados en SIGO. Lo que conlleva tener que informar de la 'desaparición' de la Papeleta original... ¿en serio llegó a pensar que la jugada le iba a salir bien?
En referencia a la sentencia del Tribunal Militar, cabe destacar el siguiente párrafo: “La acción desarrollada por el (recurrente) responde a esa previsión normativa. Conocedor del real contenido de los elementos esenciales de una orden de servicio; al traspasarla al sistema integrado SIGO, modifica los mismos. Quiere hacer pasar la segunda versión de la orden de servicio como la que realmente fue entregada a la patrulla que debía ejecutarla”. Ni que decir tiene que el recurso es desestimado, incidiendo en lo ya expresado anteriormente: barato le salió al cretino.-
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