Por Alberto Llana
Publicado el 27 de marzo de 2016
Debemos retrotraernos muchos años atrás para encontrar un metepatas asimilable al actual ministro del Interior en funciones. El último charco que ha pisado es de rabiosa actualidad, cuando afirmó acerca de los atentados de Bruselas que “no hay mal que por bien no venga”. En realidad, no creo que su intención fuera minimizar la barbaridad cometida por los terroristas, lo que no tengo tan claro es que este hombre esté todo lo centrado que debería estar una persona que afronta las responsabilidades que le han encomendado. Y así llevamos boquiabiertos desde hace más de cuatro años, cuando el ínclito Rajoy le designó para el cargo.-
Jorge Fernández Díaz se ha labrado un hueco propio en la historia política de nuestro país merced a sus múltiples peculiaridades, entre las que destaca, como no, su obsesión por conceder condecoraciones terrenales a figuras místicas, concretamente cristianas, fe que profesa con gran convicción, como es notorio. Resultan llamativos, cuanto menos, los méritos aducidos para el otorgamiento de medallas, sirva de ejemplo lo que figura en la Orden por la que fue distinguida Nuestra Señora María Santísima del Amor con la Medalla de Oro al Mérito Policial (pensionada) y que, en esencia, destaca los valores compartidos con la Policía, “como la dedicación, el desvelo, la solidaridad y el sacrificio”. De igual modo aquella afirmación tajante que realizó desde el mismo Vaticano, “España será cristiana o no será”, haciendo una lectura partidista de lo que estipula el artículo 16 de la Constitución en orden a que ninguna confesión tendrá carácter estatal. Él prefiere quedarse con la última parte del punto 3 del precepto que reza, nunca mejor dicho, que los poderes públicos “mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica...”. Cooperación que lleva a rajatabla, como sabemos.-
Otras perlas que quedarán en el anecdotario del ministro son las referidas al aborto: “Primero hablamos de lo de hoy, luego hablamos de otras cosas, porque el aborto tiene poco que ver con ETA, ¿verdad? Bueno, tiene algo que ver, pero en fin, no demasiado”. O sobre el matrimonio homosexual: “El matrimonio entre personas del mismo sexo no debe tener la misma protección por los poderes públicos que el matrimonio natural. La pervivencia de la especie, por ejemplo, no estaría garantizada”. No voy a dejar en el tintero a su ángel particular, Marcelo, el cual le ayuda en pequeñas cosas, como aparcar el coche, según dice. Quizás debería pedirle a Marcelo una mayor implicación a la hora de socorrerle y que ampliara su margen de consejos al ámbito político y, sobre todo, al oral, porque sus desafortunadas parrafadas solamente tienen un competidor en la actualidad, a saber, su patrocinador Mariano.-
Una de las peores consecuencias del actual panorama político es la continuidad al frente del ministerio del Interior de Jorge Fernández. En tan solo una legislatura ha llevado a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad estatales al mayor retroceso que han padecido desde que llegó la democracia. Ni siquiera puede esgrimir en su descargo que la línea oficial del gobierno ha sido la del recorte y tentetieso ya que, incluso en épocas de apretura, ciertas cuestiones son primordiales en el mantenimiento de un Estado de Derecho. Y una de ellas es la seguridad pública. Sin ir más lejos, el descenso alarmante de las plantillas de la Guardia Civil y Policía, mientras, por otra parte, se han dedicado muchos millones de euros a contratar empresas privadas de seguridad para sustituir a agentes de la Autoridad en funciones que les son propias, no tiene explicación posible. Como tampoco la tiene ignorar la necesaria remodelación del modelo policial español o la revisión del despliegue territorial de la Benemérita. Pero de esto último también nos ha dejado una de las suyas nuestro protagonista, construyendo un cuartel en una localidad en la que no resultaba necesario por la simple razón de que le salió de los... marcelos.-
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