Por Alberto Llana
María Gámez Gámez (Gámezx2), a quien Marlaska puso a dirigir la Guardia Civil para desgracia de la mayor parte de sus miembros, ha cantado línea. O si prefieren la ha marcado. Una línea de desdén hacia los Empleos más básicos de un Cuerpo militarizado, tan solo porque es la opción más fácil para ella. Venía a luchar por no sé qué derechos y objetivos y ha terminado cayendo en lo facilón, que no es otra cosa que bajar los brazos y dejar hacer a quienes de verdad manejan el cotarro. Ya sabemos el resto del guion mientras ocupe un espacio físico en el despacho principal de la Benemérita Dirección General: lucir palmito y dientes en actos oficiales, cara de circunstancias cuando acontecta alguna desgracia y rostro fatuo en sus comparecencias para rendir cuentas ante la Comisión de Interior de la Cámara Baja o cuando presida, por ausencia de su mentor, el Consejo de la Guardia Civil. Ese semblante que mostró cuando anunció grandilocuentemente que el reparto de tercer tramo monetario del Acuerdo salarial firmado en 2018 se iba a acometer del modo en que los prebostes de la Institución habían decidido de manera unilateral, o sea, de forma ilógica e injusta.-
Tras cantar línea, ahora va para bingo. Y lo hace intentando modificar arbitrariamente la ya de por sí desaforada normativa sobre reparto de 'Productividad' entre los componentes de la Guardia Civil. El complemento de productividad es una retribución de tipo complementario contemplada en la Ley 30/1984 (artículo veintitrés) y desarrollada posteriormente en el Real Decreto 950/2005, de retribuciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En esta última norma se establece que: “Estará destinado a retribuir el especial rendimiento, la actividad y dedicación extraordinarias no previstas a través del complemento específico, y el interés o iniciativa en el desempeño de los puestos de trabajo, siempre que redunden en mejorar el resultado de estos últimos. Su cuantía individual se determinará por el Ministerio del Interior, dentro de los créditos que se asignen para esta finalidad, y de acuerdo con las mismas normas establecidas para los funcionarios incluidos en el ámbito de aplicación de la Ley 30/1984...”. Y en la Ley referenciada se recoge que: “Su cuantía global no podrá exceder de un porcentaje sobre los costes totales de personal de cada programa y de cada órgano que se determinará en la Ley de Presupuestos”.-
Tenemos por tanto una ecuación diabólica. Un montante económico tasado por Ley y unos conceptos abstractos que el legislador puede acomodar a sus intereses. Y cuando hablo de 'legislador' me refiero a aquellos que tienen en sus manos regular la forma de distribuir el parné, que en el caso de la Productividad es asunto interno del Cuerpo y por tanto se realiza mediante Orden General, que no es más que una serie de preceptos firmados por quien ocupe la dirección general y publicados en el boletín oficial propio. De ahí deriva que este concepto monetario haya sido siempre una burla para los guardiaciviles de lo que antaño se denominaba 'Escala Básica', desde su primigenia regulación, allá por 2006, firmada por el recientemente fallecido Joan Mesquida (q.e.p.d.) y que califiqué tras conocerla como “un escupitajo en la cara de los guardias”. Pero esos a los que he bautizado como 'fajinerosos' y que a decir verdad no son todos los que portan fajín dado que algunos que lo anhelan y puede que nunca lleguen a conseguirlo también van incluidos aunque solo sea por el hecho de fantasear con él, no están en modo alguno satisfechos con el peso de su faltriquera. Deseaban que el reparto dinerario de los tres tramos del acuerdo salarial se repartiera del modo en que ha consentido María Gamezx2 y ahora han encontrado la forma de 'ajustar cuentas', a través de una remodelación de la normativa sobre Productividad.-
Y esto no viene de ahora sino que a la actual Directora General le han puesto sobre la mesa una idea que ya estaba más que perfilada en tiempos de su antecesor, Félix Azón, el cual no pudo llevarla a buen puerto por haber sido desprovisto de su cargo sin contemplaciones, tras haber hecho sobrados merecimientos para ello. Pues bien, como reseñé anteriormente, la disponibilidad económica de la productividad está restringida a un porcentaje sobre los costes de personal, por lo que no existe posibilidad de aumentarla conforme a la voracidad de los fajinerosos. En atención a esa circunstancia no queda más remedio que normalizar una distribución de las existencias más parcial todavía que la actual. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) lleva años denunciando que casi la mitad de los euros de Productividad van a parar a las cuentas corrientes de unos 10.000 guardiaciviles por lo que pueden imaginar lo que les queda a los otros 70.000. Así las cosas, el plan que se les ha ocurrido es echar mano de unas cantidades asociadas a los incrementos retributivos producidos estos últimos tres años, en virtud del Acuerdo salarial rubricado en marzo de 2018. En cada uno de los tres tramos (el tercero aún no se ha comenzado a cobrar), parte del aumento se efectuó en el denominado Complemento Específico Singular y otra pequeña parte ha ido a parar a la Productividad. Pues estas últimas cuantías (unos 600 euros anuales de cada agente) serán detraídas para posteriormente ser repartidas al antojo de los fajinerosos, con la aquiescencia de la Directora General, encantada con el invento.-
En otras palabras, María Gámez2 va a permitir el hurto de 600€ anuales al conjunto de guardiaciviles para luego distribuir ese dinero de la misma forma en que ha consentido que se divida el tercer tramo del repetido Acuerdo: injustamente. Aquellos que lean estas líneas y no terminen de comprender todo este lío de complementos retributivos, acuerdos salariales, productividades y demás, pónganse en la tesitura de que trabajan en una empresa y consiguen un aumento dinerario de 600€ anuales. Tras verlos aparecer en su nómina, el dueño de la empresa les comunica que a partir del año siguiente, tal montante desaparecerá de su nómina aunque existe la posibilidad de que una parte del mismo reaparezca, pero solamente si trabajan más horas de las estipuladas, en el entendido de que los cargos más altos de esa empresa verán incrementado su sueldo 'por la cara' con la parte que de ninguna manera volverán a percibir ustedes. O sea, que les quitan 600 'pavos' porque así lo han decidido unilateralmente los que cortan el bacalao y es posible recuperar alrededor de 400 si trabajan más de lo que ya lo hacen. Y ahora respondan, ¿no es eso cantar bingo?
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