Por Alberto Llana
Hay determinadas cuestiones que te hacen hervir la sangre. Y no me refiero a posibles amnistías de sediciosos, traidores y asesinos o las incontables cesiones políticas a separatistas y mamporreros de terroristas porque eso resulta más grave aún. En esta ocasión concreta me refiero a una promesa realizada por el actual ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, el pasado martes en su comparecencia ante la Comisión de Interior del Congreso, y referida a que trabajará esta legislatura para subir la pensión de los agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado. De principio voy a hacer el esfuerzo de pensar que se refería sólo a la Guardia Civil y a la Policía Nacional porque lo de ‘Fuerzas de Seguridad del Estado’ engloba a todo cuerpo de seguridad ya sea autonómico o local. De hecho, el preámbulo de la Ley Orgánica 2/1986, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, recoge lo que sigue: «Con apoyo directo en el artículo 149.1.29.ª, en relación con el 104.1 de la Constitución, la Ley recoge el mantenimiento de la Seguridad Pública que es competencia exclusiva del estado, correspondiendo su mantenimiento al Gobierno de la Nación y al de las demás Administraciones Públicas, Comunidades Autónomas y Corporaciones Locales…», cuestión que se ve clara en el articulado de la norma. Así, el artículo 2 establece que son Fuerzas y Cuerpos de Seguridad: a) Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado dependientes del Gobierno de la Nación; b) Los Cuerpos de Policía dependientes de las Comunidades Autónomas y c) Los Cuerpos de Policía dependientes de las Corporaciones Locales. No vaya a ser que el trabajo del ministro culmine con la subida de pensiones de otros cuerpos que en esa materia están bastante mejor que La Benemérita y la Policía Nacional.-
Pues bien, una vez admitido el hecho de que Marlaska se refería a los dos cuerpos mentados, cabe reflexionar sobre la sinceridad del orador a la hora de comprometerse a laborar en la subida de sus pensiones. En tal sentido no voy a poner en tela de juicio eso de que ‘trabajará’ en ello, lo que sí me ofrece serias dudas es el sentido de tales esfuerzos, ya que no sería nada extraño, conociendo el devenir de Marlaska como ministro, que finalmente los agraciados de ese posible empeño sean cuerpos distintos a los que reivindican esta cuestión. Y una vez asimilada la dudosa probabilidad de que el responsable de la cartera de Interior y su equipo presten atención a las futuras pensiones de guardiaciviles y policías nacionales, me pregunto si tienen claro la dirección a seguir en este complicado asunto ya que no es lo mismo una pensión que un haber pasivo, y me explico. En estos momentos, tanto en la Benemérita como en la Policía Nacional conviven dos formas de cotización de cara a la jubilación/retiro (los miembros de la Guardia Civil, como militares que son, no se jubilan, se retiran), hay quienes cotizan a la Seguridad Social y quienes aportan parte de su dinero al sistema de Clases Pasivas. Incrementar la pensión de los que cotizan a la Seguridad Social se torna muy complicado, toda vez que podría llegar a implicar la mejora de todas las pensiones de aquellos otros trabajadores que hacen lo mismo. Pero tampoco resulta fácil en Clases Pasivas, aunque existen posibles soluciones.-
Una de esas posibles soluciones sería la de incrementar las aportaciones que se realizan como ‘Derechos Pasivos’. Actualmente, según el artículo 23 de la Ley de Clases Pasivas (RDL 670/1987), el tipo porcentual se sitúa en el 3,86, salvo casos muy excepcionales. Ese porcentaje, además, no se aplica a todas las retribuciones que se perciben sino sobre el haber regulador que sirve de base para el cálculo de la correspondiente pensión de jubilación/retiro, lo que implica en definitiva que no se cotiza por todo lo que se cobra. En la Seguridad Social la base de cotización alcanza el 4,7% y según la propia Seguridad Social «La empresa paga un 23,6% por contingencias comunes de la base de cotización de cada trabajador. El propio trabajador paga un 4,7% por este concepto (…) En general, la base de cotización es el resultado de sumar a las retribuciones mensuales, la parte proporcional de las pagas extras». O sea, un porcentaje claramente superior y sobre todas las retribuciones que perciben. Podría pensarse en la posibilidad de incrementar en la Ley de Clases Pasivas el tipo porcentual a cotizar porque ello redundaría en una mejora de la futura pensión pero debemos tener presente que esa solución no le gustaría a muchos funcionarios que con el actual porcentaje ya se garantizan percibir la pensión máxima que se establece en los Presupuestos Generales del Estado, por lo que poner más dinero no les interesa en absoluto.-
Una solución viable, aunque parcial, sería la de reclasificar en el Grupo funcionarial ‘B’ a los guardiaciviles y policías nacionales que actualmente están incluidos en el Grupo ‘C1’. Al margen de otras cuestiones adicionales, esa medida implicaría incrementar las aportaciones de los afectados al sistema de Clases Pasivas y, por ende, a una mayor pensión, lo mismo que ocurriría con aquellos agentes que cotizan a la Seguridad Social. Sin embargo, quienes estén comprendidos en el Grupo ‘A2’ quedarían al margen, así como otros que tan sólo han cotizado parte de su carrera profesional en el Grupo ‘A1’ y su futura pensión no alcanzara el máximo previsto por ley.-
En fin, que la cuestión de mejorar las pensiones no resulta tan sencilla como pudiera parecer en un principio. Dificultades que se pueden soslayar si existe voluntad real de buscar y encontrar soluciones, lo que no parece que sea el caso de Marlaska, a tenor de sus antecedentes como ministro. Más bien me inclino a pensar que trata de ganar tiempo ante un ambiente muy caldeado entre la ciudadanía en general y los cuerpos policiales estatales en particular. Sabe muy bien que esta legislatura está cogida con pinzas y en cualquier momento deberá traspasar una cartera que ha batido récords de permanencia en sus manos, por lo que comprometerse a trabajar en algo no deja de ser un suspiro diluido por la tormenta.-
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