Escrito por LlanAUGC 27-06-2018
Por Alberto Llana
El 27 de junio se reunió el Pleno del Consejo de la Guardia Civil, órgano colegiado en el que participan representantes de los miembros de la Guardia Civil y de los ministerios de Interior y Defensa con el fin de mejorar las condiciones laborales de sus integrantes así como el funcionamiento del Instituto. El primer encuentro desde que el nuevo responsable de Interior, Fernando Grande-Marlaska, fuera designado para el cargo. Y como ya ha ocurrido en otras ocasiones, ni siquiera se pasó a saludar a los miembros del Consejo. Como ya he recordado en otras ocasiones, el titular de la cartera de Interior es el Presidente nato del Consejo de la Guardia Civil, así lo determina la Ley Orgánica 11/2007, de derechos y deberes de los miembros de la Guardia Civil, en su artículo 52, referido al repetido órgano: “Bajo la presidencia del Ministro del Interior, o persona en quien delegue…”. Y una cosa es que delegue su presencia a lo largo de su mandato y otra muy diferente es que muestre tan poco respeto al Consejo que ni siquiera se plantee presentarse ante él y hacer, como mínimo, una declaración de intenciones acerca de lo que pretende hacer mientras permanezca en el cargo.-
Quien sí se presentó a la reunión fue la subsecretaria de Estado de Seguridad, Isabel Goicoechea, a quien le tocó el papelón de saludar a los presentes en nombre del ministro para a continuación largarse a sus quehaceres dejando tras sí una lamentable primera impresión del nuevo equipo ministerial. Y, lo que son las cosas, pocos minutos después de terminarse el Pleno, presidido finalmente por José Manuel Holgado, el Director General puesto en el cargo por su amigo y anterior ministro de Interior Juan Ignacio Zoido, que por estas cosas de la política todavía sigue ocupando el sillón principal del cuartel sito en la madrileña Calle de Guzmán el Bueno, por no haberse nombrado todavía su sustituto, saltaba la noticia del posible nuevo Director General benemérito. Los medios apuntan al juez Félix Azón, hijo de un miembro del Cuerpo, como seguro sucesor de nuestro querido ‘aberroncho’ particular, lo cual despejaría una cuestión que andaba planeando desde que el nuevo gobierno comenzó a funcionar, y que no es otra que la vuelta al experimento fallido de una dirección general única para la Guardia Civil y la Policía Nacional. Si se confirmase el nombramiento, la inevitable pregunta subsiguiente sería ¿por qué no se aplazó el Pleno del Consejo hasta que el nuevo titular del cargo pudiera ocupar su sitio?
Esta cuestión anterior no hace más que reafirmar el hecho de que, esté quien esté, las cosas van a continuar del mismo modo en ese universo aparte que configura la Guardia Civil por sí misma. Si tiran de hemeroteca comprobarán como el señor Marlaska acudió raudo a una reunión del Consejo Superior de la Guardia Civil (no confundir con el Consejo de la Guardia Civil), órgano colegiado asesor y consultivo del Ministro de Defensa, del Ministro del Interior y del Director General de la Guardia Civil, integrado en la Dirección General del Cuerpo y que está regulado por el Real Decreto 854/199, del cual forman parte todos los Oficiales Generales de la Guardia Civil en servicio activo. Y acudió acompañado ni más ni menos que por la Secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella. En otras palabras, que el nuevo ministro del Interior ‘pasa’ olímpicamente del Consejo de la Guardia Civil y es tanto su menosprecio que ni siquiera se digna enviar a hacer el paripé a su segunda de a bordo, la Secretaria de Estado, sino que la encargada del teatrillo es la subsecretaria (agradecemos que esta no haya delegado el ‘marrón’ en su chofer). Y volviendo al aspecto legal de los organismos en cuestión, cabe recordar que, por ley orgánica nada menos, en la composición del Consejo de la Guardia Civil están presentes los vocales elegidos por los integrantes del Instituto mediante sufragio personal, libre, directo y secreto, o sea, de manera democrática. Por su parte, como ya he apuntado, en el Consejo Superior benemérito, regulado por real decreto, toman asiento todos los generales del Cuerpo…
Yo comprendo que desde un punto de vista político convenga estar a bien con los generales antes que con los representantes democráticamente elegidos por los miembros del Cuerpo, pero de ahí a ignorar el Consejo por completo, como demuestran los hechos, hay un gran margen, y esa falta de tacto mayúscula ya no podrá corregirla en el futuro. Calificar la actitud de Marlaska como decepcionante es ser muy generoso.-
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