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MANIFIÉSTATE

Escrito por LlanAUGC 07-10-2018


Por Alberto Llana

Hace poco más de una semana se llevó a cabo una manifestación de guardiaciviles y policías nacionales por las calles de Barcelona. Concentración que contaba con todos los visos legales necesarios para hacerse y en la que los intervinientes reivindicaron lo que les pareció adecuado. Para alguien que ha luchado desde los tiempos en que tal Derecho estaba vetado parar los miembros de la Guardia Civil y que puede enorgullecerse de haber puesto su granito de arena en el reconocimiento del mismo, aunque con demasiadas y poco comprensibles cortapisas todavía, el hecho de que los compañeros se manifiesten cuando y donde les venga la real gana, en defensa de lo que consideren oportuno, no puede por menos que alegrarme. Que el acto concluyera con agresiones de grupos radicales independentistas contra aquellos que ejercieron un Derecho constitucional con respeto a la legalidad vigente no puede por menos que cabrearme, como poco.-


Las imágenes de los incidentes protagonizados por la caterva supremacista, y no solamente contra los manifestantes, también, y con profusión, contra los compañeros de la policía autónoma encargados de la seguridad del acto, a los cuales dejaron vendidos desde el primer momento sus superiores y responsables políticos con un operativo escaso tanto de efectivos como de medios así como de planificación general, son indignantes. Y esos responsables policiales y políticos no pueden argumentar ni por un segundo que se vieran superados por las previsiones ya que desde que tuvieron conocimiento de la convocatoria de la concentración, las insinuaciones vertidas desde el Govern y desde instancias independentistas, dirigidas a esa caterva para que acudieran en masa a boicotear el acto fueron públicas y notorias. Ya saben, algo parecido a lo de “Apretad, hacéis bien en apretar” que tan famoso se ha vuelto en las últimas jornadas. Tal es así, que el recorrido de la manifestación debió ser alterado porque políticamente decidieron que los radicales tenían preferencia a la hora de escoger por dónde querían moverse.-


Con todo, la cosa terminó mal -y peor que podía haber acabado-, poniendo la puntilla el propio gobierno español al ignorar cualquier pronunciamiento de apoyo a las personas agredidas y de contundente rechazo ante la violencia ejercida por los radicales, algo que no tiene excusa alguna se mire como se mire. Aunque no estés de acuerdo con lo que se reivindique, aunque puedas criticar que se utilice el recuerdo de los compañeros intervinientes en la 'Operación Copérnico' para intentar aumentar el volumen de manifestantes, esas son cuestiones que debe valorar cada cual y si estás conforme con el acto y decides acudir, no puedes esperar menos que se garantice el normal desarrollo del mismo y tu integridad física. Pero eso no ocurrió y nadie puede culpar a los Mossos que se batieron el cobre en las calles de la Ciudad Condal, salvo algún caso particular y aislado, porque los que fueron enviados allí hicieron lo que pudieron.-


No obstante cabe plantearse si esa manifestación debió ser convocada o si, una vez hecho lo primero, merecía la pena mantener la cita viendo cómo se estaban desarrollando los acontecimientos en los días previos a la cita. He visto comentarios en ese sentido y no quiero dejar pasar la ocasión de opinar sobre ello. Y para intentar ser honesto, lo mejor es ponerse en la tesitura de los responsables de la organización del evento. Si yo hubiera estado en su piel y apoyado la convocatoria, no habría dado marcha atrás por la sencilla razón de que pretendo ejercer un Derecho fundamental y ningún grupo radical me va a amedrentar ni coartar mi voluntad de hacerlo. ¿Que había riesgos de altercados? También los hubo en la manifestación acaecida en enero de este año y finalmente se quedaron en anécdota, por lo que no parece razón suficiente como para desconvocar nada. Cuestión diferente es plantearse repetir la experiencia, dado que los elementos a sopesar han variado notablemente, sobre todo si se pretende realizar con ánimos de provocar a los radicales, en plan grupos de hooligans que organizan una quedada para medirse las costillas. Eso ya es temeridad manifiesta y ganas de enturbiar más el ambiente, si cabe.-


Finalizo el comentario expresando mi apoyo, si es que sirve de algo, a aquellas personas agredidas de cualquier forma por los violentos independentistas que fueron a cazarles con el aliento de políticos pseudodelincuentes y responsables policiales que no supieron o no quisieron hacer su trabajo con profesionalidad y neutralidad. El Derecho de manifestación nos lo hemos ganado a pulso y siempre que se ejerza con responsabilidad y estricto cumplimiento de la ley, como ocurrió en el caso que comento, debe de contar con las medidas suficientes que garanticen su normal desarrollo y la integridad de aquellas personas que lo practican. Es lo menos que se puede esperar de las instituciones llamadas a proteger los derechos de la ciudadanía. Algo que no ocurrió en esta ocasión y los motivos son sobradamente conocidos.-


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