Por Alberto Llana
Leonardo Marcos, actual director general de la Guardia Civil, como bien dice el titular, va por la vida de sobrado. Sabedor que la mano de quien le puso al frente de la Benemérita no señalará con su pulgar hacia el suelo (salvo catástrofe mayúscula), sumado al hecho de que desde el pasado 23 de julio cada día en el cargo es prácticamente un inesperado regalo de los dioses políticos, deambula por la sede del Instituto con una chulería digna de estudio psicológico. Prepotencia que los representantes de los guardias civiles (los elegidos democráticamente, me refiero), han podido certificar en primera persona tras cruzar unas pocas palabras con el susodicho. Aquellas personas que no han tenido la oportunidad de escuchar su monserga de político mediocre venido a menos, pueden hacerse una idea sobre el tipo leyendo una entrevista publicada por La Vanguardia el pasado 22 de febrero de 2024, en la cual afirma sin pudor alguno que no ha “detectado ningún error al que vincular los hechos de Barbate”. Como ya habrán adivinado, cuando el negado menta “los hechos de Barbate” se está refiriendo al asesinato de dos guardiaciviles. Y qué quieren, visto lo visto, a uno le da por pensar que, o es un redomado mentiroso o un incompetente mayúsculo... o quizás ambas cosas a la vez, que también podría ser.-
Lo de consumado mentiroso no lo digo solamente por la frasecita resaltada en negrita, de igual forma porque el 16 de mayo se celebró una reunión de la Comisión de Riesgos Laborales del Consejo de la Guardia Civil. En el Orden del Día figuraba como punto número cinco lo siguiente: “Valoración, en lo concerniente a Prevención de Riesgos Laborales, de los hechos acaecidos en Barbate (Cádiz) el pasado 9 de febrero”. Ese apartado había sido introducido a petición de los representantes de los miembros del Cuerpo ya que la Dirección General no tenía pensado dar explicación alguna sobre ello. Para sorpresa de los allí presentes, el General que presidía la mesa les transmitió que ese punto había sido retirado porque cierta organización (se refería a la Asociación Unificada de Guardias Civiles -AUGC-) había judicializado la cuestión y no procedía hablar sobre el asunto.-
Pues resulta que sí procedía, señor General, y ello es así porque esa reunión era el marco adecuado para tratarlo, porque estaba incluido en el Orden del Día y porque aunque AUGC haya interpuesto una denuncia, ninguna Autoridad judicial ha decretado secreto de sumario alguno, entre otras cosas porque no había sumario siquiera. De igual forma debería haberse abordado por respeto a los asesinados, a sus familiares, amigos, compañeros y por respeto a todas aquellas personas que se sientan concernidas por la vil ejecución de dos servidores públicos. Asimismo había que tratar la cuestión porque el propio director general de la Benemérita, con toda su chulería incluida, había asegurado pocas horas antes en otra entrevista que internamente se habían confeccionado dos informes sobre el particular: uno de ellos elaborado por el departamento de Riesgos Laborales de la Guardia Civil y otro en forma de información reservada. Sin embargo el General desmintió el testimonio de Leo asegurando que el informe del Prevención de Riesgos estaba sin finiquitar. Del otro nada sabía... ¿Quién ha mentido?
Antes de responder a la pregunta anterior cabe conocer otra información al respecto porque en esa segunda entrevista a la que me refiero, publicada el 12 de mayo en el Diario de Sevilla, el señorito Marcos también tuvo la osadía de afirmar que “Lo que no preveíamos, porque esto no había ocurrido nunca, es que la respuesta de los delincuentes fuera atacar directamente a los guardias”. ¿No había ocurrido? Repasemos la historia. El 19 de mayo de 2018 una narcolancha cargada de hachís embiste a una patrullera de la Guardia Civil. El siguiente 3 de julio de 2018 un todoterreno de narcotraficantes embiste un vehículo de la Benemérita, de igual forma que ocurriera ya en 2016, 2017 o también en 2020, donde se contabilizaron cuatro incidentes similares en una semana. Y la cuenta podría seguir mucho más respecto a la Guardia Civil, dejando de lado a otras fuerzas de seguridad, porque es de imaginar que si el prepotente que dirige la Benemérita no conoce los datos propios, difícil empresa será pretender que conozca los ajenos.-
Pero hay más ya que en esa misma conversación desvela que el día del asesinato estaba en Cádiz: “Yo estaba en Cádiz ese día, precisamente evaluando el plan Campo de Gibraltar”. ¿Ha pensado algún Grupo Parlamentario llamarlo a la Comisión de Interior para que explique cuándo y cómo se enteró de lo ocurrido y qué hizo al respecto? Más que nada para certificar o descartar de una buena vez que estemos ante uno de los personajes más incompetentes que hayan ostentado el cargo que le ha caído en suerte, tras la espantada de sus dos anteriores predecesoras.-
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