Por Alberto Llana (PUBLICADO EL 10/08/2015)
El otro día, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) emitió una nota de prensa en la que se trasladaba a la opinión pública la negativa de la Dirección General que ¿dirige? Arsenio de Mesa, a destinar los 500.000€ -que cada año se dedican al mantenimiento de limpieza y servicio doméstico de los generales del Cuerpo- a fines sociales. A raíz de ello se desataron las opiniones en los foros virtuales, normalmente sorprendidas por la existencia de tal partida presupuestaria y de como, en pleno siglo XXI, siguen existiendo privilegios cuasi feudales para unos funcionarios que, como servidores públicos que son, deberían tener un poco más de tacto y vergüenza sobre la forma de gastar los dineros de los contribuyentes.-
También hay quien presentó argumentos a favor de este tipo de prácticas, basados principalmente en la tradición de un Cuerpo militar y la alta alcurnia de quienes se atan un fajín a la cintura y no al cuello. Una de esas opiniones afirmaba que la Guardia Civil era militar porque así lo decían las Ordenanzas de Carlos III... (aquí deberían venir unos emoticonos de esos, con cara de sorpresa unos y riéndose a mandíbula batiente otros). Para quien ingresó en la Guardia Civil poco después de aprobarse las Reales Ordenanzas de 1978, las referencias sobre las derogadas no son muchas, en cualquier caso seguramente muchas más que quienes llevan poco tiempo de servicio y puede que nunca hallan oído hablar de ellas.-
Yo recuerdo como en la Academia de guardias se hablaba de la suerte que teníamos porque en aquellos tiempos los cabos ya no llevaban la vara de reglamento para corregir las faltas de subordinación. Y sí, aquellas ordenanzas contemplaban que “El Cabo, como Gefe más inmediato del soldado se hará querer y respetar de él, no le disimulará jamás las faltas de subordinación. Infundirá en los de su Esquadra amor al oficio y mucha exactitud en el desempeño de sus obligaciones. Será firme en el mando, graciable en lo que pueda, castigará sin cólera y será medido en sus palabras, aún quando reprehenda”. Para tales menesteres se preveía el uso de “una vara sin labrar, del grueso de un dedo regular, y que pueda doblarse, a fin que el uso (con el Soldado) de esta insignia, que distingue a el Cabo, no tenga malas resultas”.-
Ya imagino la cara de quienes desconocían estas cuestiones, máxime cuando recuerden que las mismas estuvieron vigentes hasta la llegada de la actual Constitución. Quizás comiencen a comprender cómo, a pesar del tiempo transcurrido desde entonces, todavía haya quienes se resistan a conceder la condición de personas a los soldados o guardiaciviles. Por si todavía no estuvieran convencidos, un recordatorio adicional. El Tratado I, Título IV, artículo XI de las repetidas Ordenanzas establece que“La Recluta ha de ser de gente voluntaria, sin mediar violencia ni engaño para hacerla, no menor de diez y séis años en tiempos de Paz, y diez y ocho en el de Guerra, ni mayor de quarenta: su Religión Catholica, Apostólica, Romana: su estatura, que pase de cinco piés, medido desde descalzo, con disposición, robustez y agilidad para resistir la fatiga del Exército, sin imperfección notable en su persona, libre de accidentes habituales, u otros incurables, y sin vicio indecoroso, ni extracción infame, como Mulato, Gitano, Verdugo, Carnicero de Oficio o castigado con pena o nota vil por la Justicia”.-
Con todo ello quisiera decir lo siguiente. Al avispado tuitero que sacó este tema a colación decirle que la Guardia Civil no es militar porque lo digan unas Ordenanzas derogadas sino porque así lo contemplan las leyes vigentes y no es objeto de este artículo entrar en disquisiciones mayores sobre el tema. En cuanto a los generales que mantienen sus pabellones oficiales bien limpios y en correcto estado de revista gracias al dinero de todos los españoles, qué no darían por ser cabos en la época de Carlos III y tener en su Escuadra a unos cuantos dirigentes de la AUGC...
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