Por Alberto Llana
Ya saben que la actual Directora General de la Guardia Civil, María Gámez, tuvo la ocurrencia de participar en un mitin político que el candidato del PSOE a las últimas elecciones madrileñas, Ángel Gabilondo, organizó en el Puente de Vallecas, pasándose por el forro la debida neutralidad política que debería presidir su gestión al frente de un Cuerpo de Seguridad que vela por el bienestar de todos los ciudadanos, sin distingos de ningún tipo. Su osadía no gustó a los componentes de la Benemérita que no dudaron en afear su conducta, con razones más que sobradas. Pues bien, hace unas jornadas, el Gobierno respondió a una pregunta parlamentaria sobre este particular del siguiente modo: “La directora general no forma parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y carece de graduación en el Instituto”, aludiendo a un Acuerdo de la Junta Electoral Central con número 91 y datado el pasado 01 de mayo, es decir, días después de producirse esa intervención política. Y ello porque quien dirige el Instituto es “un alto cargo del Ministerio con rango de Subsecretaría y, en ningún caso, se le atribuye la condición de agente u oficial de la Guardia Civil”, en consonancia con lo estipulado en el Real Decreto 734/2020.-
Vayamos por partes. Comenzando con el Acuerdo 91 de la Junta Electoral Central decir que no lo he podido encontrar en la web de este organismo. Es más, ni siquiera consta que hubiera sesión el primero de mayo, día festivo, como todos sabemos. Lo que sí figura es un Acuerdo nº 91 de 2021, fechado el pasado 04 de febrero, que no tiene nada que ver con este asunto [ Acuerdo 91/2021 del expediente 140/405 (juntaelectoralcentral.es) ]. El caso es que varios medios de comunicación transmiten esta misma información, por lo que no parece que haya error en la misma, quizás sí en los datos facilitados por el Gobierno, aunque repasando todos los acuerdos adoptados por la repetida Junta Electoral Central desde que la Gámez participara en el mitin antedicho no he visto ninguno alusivo a esta cuestión.-
Pasando al Real Decreto de marras, desarrolla la estructura orgánica básica del Ministerio del Interior y recoge en su artículo 4.1 que: “La Dirección General de la Guardia Civil, cuyo titular tiene rango de subsecretario, es el órgano del Ministerio encargado de la ordenación, dirección, coordinación y ejecución de las misiones que a la Guardia Civil encomienden las disposiciones vigentes...”. Y dado el carácter político del cargo, cuestión evidente, resulta totalmente ajeno a la institución que dirige y simboliza, según interpretación del Gobierno. Mal camino el escogido toda vez que da pábulo a que en el futuro otros responsables beneméritos lo recorran en base a esa argumentación. Y si es cierto que María Gámez no tiene la condición de Guardia Civil, no lo es menos que resulta su cara visible mientras ostente la máxima representación de la Benemérita, su imagen a ojos de esos ciudadanos a los que sirve, y por tanto está obligada a asumir todos y cada uno de los condicionantes que van con el cargo. No resulta ético ni moral despojarse de tales obligaciones según le convenga, por mucho que tal actitud no pueda ser reprochable desde un punto de vista legal o administrativo, tal es la argumentación gubernamental esgrimida para justificar sus actos. Porque no se trata de si ha vulnerado alguna norma relativa al proceso electoral en el que se involucró, se trata del daño que le hace a la institución que dirige, cuestión que no parece importarle lo más mínimo, visto que, aparte del mentado mitin, posteriormente se ha inmiscuido en cuestiones relacionadas con el proceso electoral interno de su partido político en Andalucía, mostrando abiertamente su apoyo a uno de los dos candidatos en liza.-
En cuanto a las obligaciones que atañen a los guardiaciviles y debiera respetar quien dirige el Cuerpo, están recogidas convenientemente en las leyes y otras normas menores de desarrollo. En relación al presente caso, recordar lo que figura en la Ley Orgánica 2/1986, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, cuyo artículo quinto, punto 1.b), sobre criterios básicos de actuación, reza: “Actuar, en el cumplimiento de sus funciones, con absoluta neutralidad política e imparcialidad...”. Si leemos la Ley 29/2014, del Régimen del Personal de la Guardia Civil, observamos que su preámbulo recoge que: “La Guardia Civil, por su naturaleza militar y su pertenencia a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado precisa de un estatuto de personal propio que tenga en cuenta su tradición y funciones específicas”, y unos párrafos después se resalta que “Teniendo presentes los valores tradicionales del Cuerpo de la Guardia Civil, se incluyen un conjunto de reglas esenciales de comportamiento (…)con los que deben presentarse ante la sociedad, dada la importancia que su labor tiene para el bienestar de los ciudadanos y la seguridad del Estado”. Más adelante, en su artículo 12, acerca de las obligaciones de quien dirige la Guardia Civil, en su apartado e) “Velar por la moral, motivación, disciplina y bienestar de su personal”. De mala manera velará por la moral, la motivación y la disciplina del personal a sus órdenes quien desprecia los valores tradicionales, asentados desde su misma fundación por el propio Duque de Ahumada y plasmados sobre todo en su conocidísima Cartilla datada en 1845 y que han servido para transitar por 177 años de continuas convulsiones de todo tipo, sobreponiéndose a mil adversidades. Y ello porque en definitiva y al margen de comportamientos personales y puntuales, la ciudadanía es consciente de que no ha habido en nuestra historia un cuerpo de seguridad que mejor les sirviera que la Guardia Civil.-
No hay nada mejor que recurrir a la hemeroteca para sacarle los colores a María Gámez. El 25 de noviembre de 2020, el diario “Información” publicaba las afirmaciones realizadas por esta señora en un acto público organizado por ese periódico, entre las que resaltan que «La Guardia Civil es ajena a los debates políticos, es neutral», y también que la Benemérita «se dedica al orden y la ley». Eso precisamente es lo que esperan los miembros del Cuerpo y la ciudadanía en general de quien la dirige, que se dedique al orden y la ley mientras se mantiene ajena a debates políticos. Imaginen ahora a María Gámez, puño izquierdo en alto, entonando 'La Internacional'… eso sería incluso hasta gracioso -mejor reír que regurgitar-, en una individua que trata a patadas a los trabajadores de la Guardia Civil y persigue con denuedo a sus representantes democráticos. De igual modo que si otra persona que dirigiera el Cuerpo se mostrara públicamente con la mano derecha alzada mientras canta el 'Cara al Sol', por ejemplo. En cualquier caso no sería de recibo mientras quien así actúa sea depositario de las esencias del Cuerpo.-
Soy consciente de que a no mucho tardar, todas estas veleidades de María Gámez pasarán al olvido o devendrán en meras anécdotas sin mayor importancia, pero no por ello se van a dejar de criticar en aras a intentar que María ‘La Roldana’, como yo la llamo, se tome más en serio el cargo que ocupa y sea consciente de lo que implica realmente y, también, como aviso a navegantes que arriben por nuestras costas en el futuro. Si no son capaces de representar a la Guardia Civil como se merece, entonces no son merecedores de dirigirla.-
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