Por Alberto Llana
Hace unos días se publicaba una noticia referida a que el número de agentes de la Guardia Civil y Policía Nacional se sitúa actualmente en torno a los 154.500 (81.500 guardiaciviles y 73.000 policías, aproximadamente), a unos 600 del máximo histórico. El dato, por sí mismo, resulta óptimo dado que veníamos de una coyuntura en la que se habían llegado a perder más de 13.000 funcionarios. Sin embargo, en contra de la simple lógica, la escasez de profesionales a pie de calle es cada vez más evidente, máxime en lo que a la Benemérita respecta. Ello viene a consecuencia de varios factores. Uno de ellos es el derivado de la tasa de reposición de efectivos en cada uno de estos Cuerpos. Mientras en la Policía Nacional han aumentado en 19.091 (capicúa), en la Guardia Civil ese incremento solamente llega a los 10.813, por lo que el Instituto tiene a día de hoy menos agentes que a finales del siglo pasado. Y esa carencia tiene consecuencias directas en la necesaria seguridad que se merecen los ciudadanos que moran en la demarcación asignada legalmente a la Benemérita.-
Si a tal escasez se le suma el tímido avance en derechos laborales que tan a pulso se han ido ganando los guardiaciviles (y no por gracia de los gobiernos de turno), los resultados devienen en desalentadores. Pongamos un ejemplo. En el mes de marzo de 2015 cobró vigor una nueva norma interna del Cuerpo (Orden General, se llama), que regula la jornada laboral de los agentes, y que supuso un acercamiento notorio a las condiciones de sus homólogos de la Policía Nacional u otros cuerpos análogos. Pero, claro, ese acercamiento supone un número menor de horas de servicio (alrededor de 220 al año), con el evidente descenso en el número de patrullas que se realizan sobre el terreno. Aun así los guardiaciviles son los agentes policiales que, con diferencia, más horas de trabajo deben realizar anualmente. Como ya dije antes, se han acortado las desigualdades laborales pero todavía existen desequilibrios notorios.-
Otro ejemplo importante es el de las vacaciones. Ese derecho de todo trabajador resultó ajeno a los miembros de la Guardia Civil hasta 2010 (sí, han leído bien). Hasta ese año, y como militares que son, solamente podían disfrutar de 'permiso', que no es un derecho sino una autorización de la superioridad. Y las disparidades no terminaban ahí toda vez que hasta bien entrado este siglo el número de guardias que podía coger permiso al mismo tiempo era de uno por cada siete efectivos destinados en su Unidad, aumentando ese porcentaje a uno de cada cuatro un lustro antes de conseguir el derecho a vacacionar. A día de hoy pueden disfrutar vacaciones uno de cada tres agentes, como ocurre en la Policía Nacional. Y volvemos a lo de antes, ese avance de derechos deriva en una merma del servicio que se presta.-
Pero no termina aquí la cosa porque también resulta significativo el hecho de que en los últimos tiempos se hayan creado nuevas unidades encaminadas a combatir determinados tipos delictivos que necesitan una atención específica: Equipos ROCA (robos en el campo), unidades Viogen (violencia de género), Equipos @ (delitos telemáticos), Equipos Pegaso (policía del aire), unidades de investigación de Compañía (EICO) o el aumento de unidades de seguridad ciudadana de Comandancia (USECIC), son buena muestra de lo que digo. Estas unidades se han ido conformando normalmente a base de restar agentes que se dedicaban a la patrullar y su actividad actual se centra mayormente en su labor específica. Y no es que sean innecesarias, no trato siquiera de insinuar tal cosa, lo que intento explicar es que todo este entramado resta agentes encargados de la principal labor que debe desempeñar el Cuerpo, que es la prevención. Una prevención que pasa inexorablemente por la presencia física continuada sobre el terreno.-
En fin, imagino que muchos de ustedes habrán dicho o al menos escuchado eso de que se ven pocas patrullas de la Guardia Civil, y tal afirmación es muy real y tangible. Existen Puestos de la Benemérita que hasta hace unos años disponían de personal suficiente para tener a un Guardia de Puertas en el Cuartel y una patrulla en la calle y ahora se las ven y se las desean para tener las dependencias abiertas aunque sean unas pocas horas al día. No resulta nada extraño ver patrullas conformadas por dos agentes pertenecientes a Puestos distintos, cuando no va uno solo, en un alarde de inseguridad inaceptable. Hace pocas jornadas la Dirección General de la Guardia Civil hacía pública la extensión del sistema de cita previa para interponer denuncias y trámites no urgentes, en una muestra más de la escasez de personal que asola la institución.-
Por estas y otras razones resulta imprescindible, como primer paso, completar la plantilla prevista en el Catálogo de Puestos de Trabajo de la Guardia Civil, teniendo presente un hecho innegable: ni siquiera así se daría respuesta adecuada a las necesidades de seguridad que precisan las personas que residen o visitan la demarcación que la ley le asigna a la Benemérita. Lo de 'estar en cuadro' se ha convertido en un lema tan presente como el “Todo por la Patria”.-
Comments