Por Alberto Llana Publicado el 24 de agosto de 2016
En los últimos días se ha convertido en viral, como se dice hoy en día, el exabrupto del jefe superior de la Policía Nacional en Ceuta, Alfonso María Sánchez Núñez, con la frase que ya se ha hecho popular de “en mi despacho mando yo”. Para quienes conocen al personaje, esta salida de tono no les pilla por sorpresa ya que parecen ser los modos con los que habitualmente se maneja. De hecho, me comentan que el Delegado del Gobierno en la Ciudad Autónoma ha llegado a reprenderle en más de una ocasión en reuniones de la junta de seguridad. Sea como fuere, la imagen grabada por las cámaras y difundida por un diario local ha corrido como la pólvora en ambientes policiales encumbrando a su protagonista, para bien o para mal.-
A raíz del suceso, los sindicatos policiales han emitido comunicados apoyando la actuación del jefe superior y ofreciendo explicaciones sobre cómo se llegó a esa conclusión. Bien es cierto que las imágenes difundidas no aclaran del todo la situación, al estar condensadas en reflejar el caluroso recibimiento del señor Sánchez al Comandante de la Guardia Civil, jefe accidental de la Comandancia, pasando inmediatamente al momento en el que el jefe superior suelta la bomba “déjate, no hacemos fotos ninguna, en mi despacho mando yo”, por lo que no voy a juzgar lo que desconozco y que, por otro lado es lo de menos. Porque si los sindicatos de policía quieren respaldar el actuar de su jefe, lo verdaderamente trascendente no hubiera sido atacar a la Guardia Civil en general o, como alguna organización ha remarcado -gracias por ello-, de algunos mandos del Cuerpo. Más al contrario, creo que lo acertado hubiera sido arremeter contra los medios de comunicación que ofrecieron títulos como el de “Vergonzosa actuación del jefe de la Policía Nacional en Ceuta” y no contra la Guardia Civil, ya que quienes han dejado en evidencia a este hombre, aparte de él mismo, han sido precisamente esos medios y no la Benemérita. Tratar de justificar su salida de tono en base a explicar la parte de la historia que les conviene resulta ridículo por una sencilla razón: es su verdad. Y como siempre ocurre en situaciones como la vivida en el despacho del jefe superior de Policía de Ceuta, cada cual tiene su propia verdad. Los compañeros de la Guardia Civil que allí estaban, a buen seguro ofrecerán una visión contrapuesta sobre lo acontecido, lo mismo que la jefa de Operaciones Conjuntas de FRONTEX, Ana Cristina Jorge, o la jefa de Operaciones Marítimas INDALO, Brice Caldairau. Por lo tanto, venir a estas alturas a airear descoordinaciones, invasión de competencias y piques ancestrales entre Cuerpos de Seguridad, apuntado como responsable de todos los males a la Guardia Civil, no va a borrar de la memoria lo que las imágenes han inmortalizado.-
Sobre tales descoordinaciones e invasiones competenciales, quienes deben tomar cartas en el asunto son, principalmente, los políticos, los cuales, sabedores del tales problemas no han sabido o no han querido -mi opción preferida- atajarlos. Tampoco se pueden ir de rositas los máximos responsables de ambos Cuerpos porque pueden y deben hacer mucho por hallar soluciones o, cuando menos, intentar evitar mayores roces de los precisos, pero tal parece que estén priorizando intereses personales y/o profesionales por encima del bien común que es la seguridad ciudadana.-
Lo que no puedo obviar de ningún modo es la afirmación que ha hecho la Unión Federal de Policía en su comunicado, en este sentido: “Esa invasión de la Jefatura Superior de Policía de Ceuta nos recuerda mucho a la que se produjo el 23 de Febrero en el Congreso de los Diputados”. Supongo que quienes redactaron la nota estaban tan obnubilados que ni siquiera recordaban el año en cuestión y ello me lleva a la conclusión que tal ofuscación debe ser la responsable de una comparativa tan aberrante y rechazable. Del mismo modo ocurre cuando mencionan la responsabilidad del Teniente Coronel de la Guardia Civil en “la carga contra varios inmigrantes que pretendían pasar a nado la frontera y que se saldó con 13 fallecidos”. Vuelven a fallarles los números, por desgracia, ya que los fenecidos en aquella tragedia fueron quince personas, y se les olvida también que, tras la oportuna investigación judicial, no se estableció responsabilidad alguna hacia ningún componente de la Benemérita, por lo que me remito a la misma conclusión de antes. Lo que ya resulta el colmo del despropósito es la referencia que realizan a continuación: “y conviene recordar también que el General, último responsable de la Guardia Civil, bajo su responsabilidad en Navarra, consintió que varios clubs de alterne sufragaban las fiestas patronales de la Guardia Civil” (sic). Porque me pregunto, ¿Qué carajo tiene que ver todo ello con la actitud del jefe superior? ¿Acaso tenía todo eso fresco en su memoria cuando decidió quedar en ridículo ante los periodistas y las cámaras allí presentes?
Pues va a ser que no, va a ser que no han estado acertados atacando a la Benemérita como forma de paliar las consecuencias de quien, por no querer hacer una foto, ha quedado retratado de por vida.-
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