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LA DIRECTORA, ¿DÓNDE ESTÁ?


Por Javier Torrellas

Portavoz AUGC-Andalucía

Asociación Unificada de Guardias Civiles


La realidad siempre supera a la ficción por mucho que nos empeñemos y éste artículo es un grandísimo ejemplo de esa triste realidad. En el mes de enero de este fatídico año, política y sanitariamente hablando, creía con esperanza e ilusión que la actual Directora General de la Guardia Civil sería la nueva edición del plan Marshall plasmado en una gran película de los años 50 y que no pasara de largo. Pensaba, pensábamos muchos, que definitivamente la llegada de la primera mujer al más alto cargo dentro de nuestra querida Institución sería definitivamente ese faro que iluminara de una vez por todas la ruta a seguir para llevar a buen puerto la modernización, democratización y reconocimiento de derechos (dentro de que ya sabemos lo que es una Institución tan jerarquizada y todavía con mucha testosterona masculina) así como la eliminación de una exacerbada discriminación entre escalas o categoría profesional. Nada más lejos de la realidad, desgraciadamente la Directora ha resultado ser un bluf, un auténtico bluf cuya acepción al castellano es variada pero me quedo con 'engaño'. Sí, nos ha engañado a casi todos, que somos la mayoría, cosa realmente curiosa y digna de estudio porque no es algo casual. Desde que conozco la Institución profesionalmente allá por el año 1981 que ya son años, todavía estoy por decir con orgullo algo que muchos guardias civiles nos venimos preguntando y queriendo decir: este Director/a me representa, y no, todavía no ha llegado ese momento. Hemos conocido ya unos cuantos directores generales de distinto signo político hasta llegar a la actual y siempre se repite la misma historia, como diría Camilo Sexto, ya no puedo más, no podemos más. Lo de la actual poseedora del asiento más privilegiado en la Guardia Civil clama al cielo, pero claro si echamos la vista atrás tampoco deberíamos sorprendernos demasiado con los antecedentes especialmente significativos en negativo por parte de los designados por un partido que se le llena la boca de ser el garante y defensor de los derechos de unos trabajadores uniformados que visten de verde pero que utiliza el puño para callar las voces de los representantes de los guardias civiles en el Consejo de la Guardia Civil y la rosa para inflar las nóminas de la cúpula minoritaria. El doblegamiento hacia la cúpula de la Guardia Civil, los menos, está siendo de lo más flagrante en detrimento del resto, la mayoría. Claro ejemplo el proceso que se inició hace ya tres años a raíz de la equiparación salarial entre los dos cuerpos policiales estatales y los autonómicos, que por cierto no fue precisamente el partido político que ha colocado en el sillón a Mrs. Gámez quien lo inició aunque, eso sí, se quieren colocar la medalla al más puro estilo victoriano. Los ciudadanos deben saber que los menos, la cúpula, están más que equiparados desde hace años y siguen intentando exprimir la ley del embudo hasta su máxima expresión. Los ciudadanos deben saber que los Guardias Civiles de base, los que patrullan en los pueblos y carreteras de España, los que investigan de paisano anónima y calladamente, los que en el mar y las montañas se juegan la vida, todos los que trabajan e investigan el día a día con lo peor de la sociedad, a esos no se les trata igual y se les quiere ningunear unas retribuciones justas e igualitarias con respecto a sus homólogos autonómicos e incluso la propia Policía Nacional. Pero no sólo es cuestión de dinero, es cuestión de derechos y dignidad laboral. La Directora no da la talla en las sesiones del Consejo de la Guardia Civil donde parece mentira que no escuche a algunas de las Asociaciones Profesionales que representan a miles de guardias civiles, por ejemplo a la mayoritaria AUGC, y sí lo haga con las minoritarias que sólo representan a un tercio pero tienen la sartén por el mango. Ese no es el camino Sra. Gámez y lo sabe. El problema es que mantiene la línea de sus antecesores que es no encarar el problema intrínseco que sigue persiguiendo a la estructura de la Guardia Civil que es el mal llamado carácter militar que le siguen atribuyendo a ésta Institución y que por esa mala aplicación por parte de la cúpula militarista que domina el lobby de la Dirección General y que son los que todavía no entienden que no tiene nada que ver ser un funcionario del Estado vestido de verde, jerarquizado sí, pero con derechos, no pasa nada. En Europa hay cuerpos policiales similares a éste, incluso militares que tienen reconocido el derecho a la sindicación. Usted, socialista, progresista y supuestamente preparada sigue haciendo el caldo a una cúpula anclada en el pasado y deseosa de no perder cuota de poder y grandes privilegios. Le recuerdo que AUGC ha sido y es el motor del cambio en la Guardia Civil, ahí está la hemeroteca, porque queremos a la Guardia Civil pero una Guardia Civil moderna de una vez por todas con derechos y no solo deberes. Al igual que otros colectivos de funcionarios: sanidad, educación, prisiones... los guardias civiles volverán a salir a la calle para manifestarse (derecho ganado a pulso en los juzgados, que si es por el partido que representa seguiríamos con la mascarilla en forma de bozal para no dejarnos expresar el gran malestar existente). No ha terminado su mandato y ya ha pasado de largo con mucha más pena que gloria.-


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