Por Alberto Llana Publicado el 03 de septiembre de 2017
El 25 de agosto de 2017 un medio de comunicación publicaba una noticia que aseveraba que una agencia de espionaje de Estados Unidos había contactado con uno de los terroristas de la célula que atentó en Barcelona y Cambrils por medio de una aplicación de mensajería instantánea el pasado 31 de julio. En la conversación que mantuvieron con el supuesto terrorista, afirmó conocer las rutinas y tiempos de respuesta de la policía y que su intención era atacar varios puntos para causar el mayor desconcierto posible y la mayor sensación de terror, convencido de que el miedo haría que se sometieran a sus deseos. Ignoro quien o quienes pensaba que iban a someterse por miedo, pero nos da una idea de lo alejado de la realidad que estaba quien eso escribía. Acaso los lavados de cerebro incluyen el convencimiento de que varios atentados concordantes o seguidos pueden someter a todo un pueblo. Pues va a ser que no y el que conozca un poco la historia reciente de España es sabedor de esa realidad. Y si no, baste recordar el 11-M.-
No obstante lo dicho, la información publicada no parecía ser demasiado fiable, como obtenida por la T.I.A. si me apuran, o al menos eso me pareció y no comenté nada al respecto hasta saber más sobre el asunto.-
Casi una semana después, otro medio de comunicación publicó que la CIA había alertado el 25 de mayo tanto a los Mossos d'Esquadra como a la Guardia Civil, Policía Nacional, Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) y al Centro Nacional de Inteligencia (CNI), sobre que «Información no corroborada de veracidad desconocida de finales de mayo del 2017 indicaba que el Estado Islámico de Irak y ash-Sham (ISIS) estaba planeando llevar a cabo ataques terroristas no especificados durante el verano contra emplazamientos turísticos muy concurridos en Barcelona, España, específicamente en la calle La Rambla». Ello provocó la reacción de los responsables políticos y policiales de la Generalitat quienes en rueda de prensa negaron la mayor usando como argumentario cuestiones racionales y, por supuesto, el victimismo propio de quienes están inmersos en un proceso separatista ilegal y cualquier cosa que no les guste la consideran un ataque a su nación y a la democracia (tal y como ellos la ven). Así frente a la lógica de que si varios servicios de seguridad recibieron el aviso y nadie le concedió veracidad suficiente, no deben tener los responsables de la seguridad en Cataluña mayor responsabilidad que el resto. Y también recordar que la célula terrorista, por las informaciones que se manejan a día de hoy, no pretendía atentar en La Rambla sino que fue un plan alternativo urdido a última hora tras la explosión ocurrida en la casa de Alcanar y que los atentados de Barcelona y Cambrils deberían haberse perpetrado al mismo tiempo.-
Por lo demás, el espectáculo de siempre que no es otro que no asumir error alguno y desviar las críticas escudándose tras la estelada, que no la bandera catalana. Así pudimos escuchar las palabras 'montaje' o 'no se puede jugar con la información', incluso que tal información la publicaban al dictado de otros. Sin embargo reconocen haber recibido el aviso. Por tanto la información publicada es veraz, al margen si la ha transmitido la CIA, la T.I.A. o alguna de las agencias independientes de seguridad que trabajan para el gobierno de Estados Unidos. Tacharla de montaje o acusar al periódico de intentan crear la sensación de que los atentados podrían haberse evitado. Se caen por su propio peso. La información se recibió y publicarla es de interés para toda la ciudadanía, la cual extraerá sus propias conclusiones. A mí, por ejemplo, me convence más la parte lógica que los desvaríos de quienes no han dejado de cometer errores desde la primera aparición pública tras el brutal atentado de Barcelona.-
Y no quiero dejar pasar tampoco una cuestión en la que insisto desde hace muchos años. Sobre todo, tras los atentados del 11-M y las informaciones que apuntaban inexorablemente a que se podía haber evitado, máxime con la aparición de la famosa 'cinta de Cancienes'. Cuando toda aquella información señalaba a responsables policiales y políticos era normal escuchar a esa pandilla de incompetentes vividores defenderse tras la honorabilidad del Cuerpo, como si el señalar sus vergüenzas fuese sinónimo de atacar a una u otra Institución. Ahora ocurre lo mismo. Ante la información aparecida, las réplicas han sido del tenor “defenderemos la honorabilidad del cuerpo” o bien “en ningún caso los Mossos han mentido”. Y volvemos a contemplar lo mismo de siempre, como autoridades, uniformadas o no, se amparan en el buen nombre de la Institución, en el duro y sacrificado servicio que realizan los agentes a pie de calle o investigando y previniendo actos delictivos, como forma de encubrir su incompetencia. Ofrecer información veraz, señalar los fallos, resaltar sus mentiras y su atrevimiento no es atacar al Cuerpo de los Mossos. Se han ganado su prestigio día a día durante muchos años, con su trabajo diario, casi siempre ejecutado de forma correcta (fallos los tenemos todos) y si alguien se está cargando de alguna manera su honorabilidad es quien trata de hacernos creer que analizar su gestión con la exigencia propia que requiere la seguridad de todos, es un ataque a toda la institución y, también, a un Govern más preocupado de otras cuestiones que de la seguridad de los ciudadanos que se pasean por sus calles.-
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