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LA BURRA AL TRIGO

Por Alberto Llana Publicado el 08 de septiembre de 2016




Dice el refrán que la burra siempre vuelve al trigo y se suele utilizar para expresar hartazgo y fastidio frente a algo que se repite numerosas veces, como por ejemplo una opinión, argumento o error, sin que el interlocutor enmiende un ápice su discurso, incluso repitiéndolo cuando se ha dado por zanjado el asunto. Estas cosas suelen constituir rutina en las redes sociales, sobre todo cuando expresas tu parecer sobre lo que sea. Indefectiblemente te encuentras con personas que, amparadas normalmente en el anonimato, se dedican a combatir tus argumentos con burlas, insultos o menosprecios a falta de razonamientos de peso que oponer a tus comentarios. Como si un buen -o mal- chiste tuviera el poder de cambiar una realidad que no quieren aceptar, quizás por estrechez de miras, quizás por puro placer de atacar a quien consideran su contrario, quizás por que necesiten atención médica especializada en goteras de la azotea, vayan ustedes a saber.-


Yo, al igual que muchísimas otras personas, tenemos que lidiar con personajes de tal calaña cada cierto tiempo y, por norma, lo mejor es darles cuerda para que ellos mismos queden en evidencia delante del resto de usuarios de las redes, con la consecuencia de quedar desacreditados de motu propio, tras irritarse por el pasotismo o condescendencia de aquel a quien atacan. En casos extremos de amenazas o insultos graves, habrá que valorar el bloqueo de la burra de turno o una visita al juzgado de guardia para que la Autoridad judicial evalúe convenientemente la gravedad del asunto.-


Y como el comentario va de burras y de trigo, quisiera dedicar unas líneas a un macho de esa especie équida al que le gusta mucho, precisamente, el trigo. Resulta que me entero por varios amigos de Facebook que existe un sujeto que sigue los artículos que suelo publicar con periodicidad, comentándolos posteriormente con sornas y vituperios varios como pilares fundamentales de su razonamiento opuesto al mío. La cuestión es que como el preclaro no es seguidor directo de mi muro, sus comentarios habían pasado desapercibidos para mí hasta que, como digo, me los enviaron personas que sí tenían acceso a ellos. Así, de principio, ya comenzamos a tener una imagen clara de la valentía del personaje, pero eso suele ser normal en los de su ralea por lo que tampoco tiene demasiada trascendencia. Sin embargo me llamó la atención que sus comentarios se volvían más ácidos cuando mis opiniones versaban acerca de las injusticias que se cometen con los guardiaciviles usando de forma torticera el régimen disciplinario, por lo que me imaginé que quizás el trigo del que se alimenta se lo proporcionan en la Asesoría Jurídica Benemérita o sus alrededores, como poco.-


Como decía antes, esta clase de individuos suele tener querencia a dejarse en ridículo por sí solos y el rucio protagonista de esta historia no iba a ser menos. A raíz de un chiste publicado en mi muro acerca de los enchufes que pululan como las malas hierbas en la Guardia Civil, no tardó en ofrecer su parecer al respecto, alegando que si existe tanto enchufado, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) debería denunciar con nombres y apellidos la situación, algo que ya se ha hecho hace tiempo, obteniendo la típica respuesta oficial despectiva al respecto. Pero, atención, a renglón seguido el torpe se descuelga afirmando que él sí conoce con nombres y apellidos a muchos enchufados, pero que, lógicamente, no se lo va a desvelar a la AUGC. Entonces, me pregunto yo, a qué viene afirmar que la AUGC solo está para lanzar mierda, si a continuación reconoce que esa mierda existe pero se la guarda para él solo. Pues nada hombre, que le aproveche. Como decía aquel chiste de militares en el que un soldado de guardia en una garita, y tras sufrir un apretón, se alivió en el interior de la misma por no poder abandonar su puesto de vigilancia, siendo apercibida su acción en el cambio de guardia. El Cabo que acompañaba al soldado de relevo, al ver la plasta, le comunicó al responsable que tenía que dar parte al Brigada, a lo que el soldado le dijo con total convencimiento “por mí, como si se la da toda”. En definitiva, mi Brigada, toda para usted...


Otra cosilla, al hilo de lo anterior. Si conoce los entresijos legales como me barrunto y, además, también conoce casos en los que se vulnera la Ley de Personal, debería saber igualmente que su responsabilidad como agente de la autoridad es denunciarlos, acaso tuviera redaños para ello. Porque, con esa actitud, revelada por usted mismo, ignoro cómo se siente cómodo vistiendo el honroso uniforme del Cuerpo. Quizás le convendría alejarse un poco de las cuestiones legales de la Guardia Civil y buscarse la vida en la calle, a ver si allí valoran mejor sus evidentes aptitudes y puede dejar de rogarle a sus superiores que le pongan la albarda antes de montarlo, más que nada para mantener a salvo la parte del lomo.-


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