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INFINITA HIPOCRESÍA


Por Alberto Llana


PD: Este comentario fue publicado originalmente el 01/11/2015


Hace unas semanas traté la cuestión del derecho de manifestación de l@s guardiaciviles concluyendo que, con serias restricciones -algunas ni lógicas ni entendibles-, los miembros de la Benemérita pueden ejercerlo. Cuestión distinta es cuando ese derecho tiene que ser reconocido por el representante del Gobierno en la Provincia o Comunidad Autónoma respectiva. Que la institución más valorada por la ciudadanía exprese su malestar por el trato que reciben de la Administración y visualicen ante la opinión pública que no todo es un lecho de rosas como pretenden aparentar los máximos responsables -políticos y/o uniformados- del Cuerpo, no es plato de buen gusto para los gobernantes de turno. Ese desagrado se torna en cabreo mayúsculo cuando no consiguen controlar a una serie de trabajadores públicos a los que han restado derechos, libertades y autoestima hasta límites insospechados en un Estado de Derecho.-


Por contra nos encontramos con lo ocurrido ayer en Madrid. Cientos de personas se manifestaron por sus calles en apoyo a una organización acusada de colaborar con los asesinos etarras. Evidentemente con la debida autorización gubernamental. Y no es que dude de que esa autorización se halla concedido muy a pesar de la opinión de quien la firmó, que tuvo que respetar lo estipulado legalmente para este tipo de actos y, supongo, que tras darle vueltas y vueltas a la petición, no le quedó más remedio que rubricar el permiso. Y todo lo expuesto me conduce al título de este artículo, a la infinita hipocresía. Elevada a la tercera potencia, si me lo permiten. Una de ellas, legal, que permite espectáculos como el de ayer, en donde se apoya a quienes apoyan el terrorismo, mientras trata de prohibir que ciudadanos uniformados reclamen mejoras sociolaborales. Otra, de tipo administrativo, al rebuscar con lupa cualquier impedimento, por nimio y esperpéntico que sea, en la labor de impedir la #MareadeTricornios, cosa que no ocurre con concentraciones como la vista ayer mismo. Y también, como no, la de los convocantes del pasacalles a favor de los cinco procesados de Askapena, bajo el lema de "No más juicios políticos contra Euskal Herria".-


Y tras tanta hipocresía, que no vamos a solucionar de un día para otro, lo que resta es perseverar en el empeño de trasladar a la opinión pública nuestro desencanto actual, dado que institucionalmente la respuesta ha sido rayana en el desprecio. El caso es que tras casi una legislatura intentando dialogar sin éxito con la Administración, en el intento de mejorar las condiciones sociolaborales de los guardiaciviles, acercándolas a las que disfrutan los componentes de otro Cuerpo de Seguridad estatal como es la Policía Nacional, y tras recibir como respuesta a nuestros planteamientos casi tantas negativas como expedientes disciplinarios, nos encontramos en la situación actual. La manifestación convocada bajo el nombre de #MareadeTricornios intenta desbaratarse con trabas administrativas e interpretaciones asombrosas tales como que tiene carácter reivindicativo y eso es propio de sindicatos, los cuales están prohibidos en la Guardia Civil. Al margen de recomendar una lectura sobre la jurisprudencia establecida por el Tribunal Constitucional sobre la materia, el simple análisis del significado de la palabra reivindicar echa por tierra cualquier discusión al respecto.-


Así, el reclamar algo a lo que se cree tener derecho o argumentar a favor de algo o alguien no puede de ningún modo circunscribirse en exclusiva al ámbito sindical. Cualquier persona o grupo de personas que actúe de ese modo está ineludiblemente reivindicando (reclamando) lo que sea sin que pueda ni deba inferirse que realizan actividades sindicales. Un ejemplo sencillo: un grupo de vecinos se junta en un parque de su barrio para solicitar que lo adecenten porque su estado es lamentable. Están reivindicando una solución a un problema concreto y no por ello están desarrollando una actividad sindical. Tan simple como eso.-


Hasta el momento, la AUGC ha sacado a la calle a sus socios y simpatizantes hasta en cuatro ocasiones y no ha habido una de ellas exentas de este tipo de problemas. Amenazas, expedientes, persecuciones de todo tipo, descalificaciones, improperios, etc. También hemos comprobado las reacciones de algunos medios de comunicación ante estos hechos y algunas rallaron la paranoia. En enero de 2007, tras la concentración realizada en la Plaza Mayor de Madrid, a la cual acudieron miles de guardiaciviles con su uniforme, un locutor radiofónico puso el grito en el cielo afirmando que hubo miles de guardias armados a unos centenares de metros del Congreso de los Diputados, realizando una odiosa comparativa entre nuestro acto y el execrable 23-F. En otra ocasión hablaré de algunas de las amenazas a las que he hecho referencia porque dan para un artículo de corte cómico y ahora quedan un poco fuera de lugar, a no ser que a alguien le haga gracia la comparativa que acabo de relatar.-


Quedan menos de dos semanas para la #MareadeTricornios y confiamos en que la justicia nos conceda permiso para realizarla en la calle, tal y como ya ocurrió en 2010. En cualquier caso nuestra intención es mantener la convocatoria y si no podemos patearnos los alrededores de la Dirección General Benemérita, encontraremos un lugar alternativo, por lo que espero veros a todos y todas el 14 de noviembre en la capital de España. ¡Hasta pronto!



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