Por Alberto Llana
Nota del autor: este comentario fue realizado en septiembre de 2015, dos meses antes de la manifestación convocada por la AUGC bajo el nombre “MareaDeTricornios”. No está mal recordar de vez en cuando la labor que desarrolla cada organización y la postura que adoptan otras organizaciones que dicen defender los intereses de los miembros del Cuerpo.-
Las reacciones a la convocatoria de la #MareadeTricornios del 14 de noviembre están siendo de lo más variopintas. Y debo decir que quienes más se están implicando en el intento de frustrarla son, precisamente, aquellas organizaciones que, al menos en teoría, defienden lo mismo que la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). Resulta lógico y recomendable que cada asociación plantee sus propios objetivos y estrategias para conseguirlos pero que algunas se alineen y se dejen manipular por la “patronal” (palabra usada por cierta asociación) en aras a desprestigiar a lo que consideran su peor rival, roza el esperpento y sus asociados deberán valorar lo acertado de sus decisiones en un futuro próximo.-
Con ese objetivo en mente, una organización emitió un comunicado ofreciendo su opinión sobre la manifestación convocada, evidentemente negativo, con razonamientos tan grotescos como que el aluvión de expedientes abiertos por el Director General de la Guardia Civil a representantes de la AUGC en un espacio de diez días tenían plena justificación. La mayor parte de esos expedientes incoados a los augeceros son por no entrar en un Pleno del Consejo el pasado mes de marzo. Se quedaron a las puertas sin dar un paso más como muestra de rechazo ante la forma de tratar a los miembros del Cuerpo por parte de una Dirección General instalada permanentemente en el caciquismo.-
Como soy conocedor de la forma de razonar de ciertos tipos, los cuales solamente alcanzan cierto grado de lucidez tras acudir a la ayuda espiritosa, trataré de aclarar ciertos conceptos básicos. Comenzaré con algo que debería conocer perfectamente quien ostenta la responsabilidad de una vocalía en el Consejo del Cuerpo y no es ni más ni menos que la norma que rige su funcionamiento, el Real Decreto 751/2010. Recoge esta disposición, en su artículo 8, acerca de los derechos y deberes relativos al desarrollo de las reuniones del Consejo, la concurrencia de los vocales a esos encuentros. Cabe prestar atención al asunto: la asistencia a las reuniones es un derecho y un deber. Aquí es cuando la cosa se empieza a liar, sobre todo en mentes obtusas, porque lo que deciden los iluminados de la Dirección General es obviar el 'derecho', palabro desconocido cuando se trata de aplicarlo a los subordinados y deciden quedarse con el 'deber', con la obligación de asistencia de los vocales a las reuniones. Argumento acogido con ganas por los responsables de la asociación que emite el comunicado antedicho y con el que tratan de justificar lo absurdo de nuestro cabreo por la apertura de los procedimientos sancionadores. Pues bien, en el momento en que un derecho/deber se convierte por arte de magia en solamente un deber se está pervirtiendo la norma. Y lo peor es que esa perversión se hace con conocimiento de causa, no hay excusa para ello, salvo la de intentar ejemplarizar de cara al futuro, no vaya a ser que ante la prepotencia de la Dirección General benemérita se les ocurra expresar su opinión dejándolos plantados en sus cómodos asientos consejeros, otorgados a dedo, sin mediar votación alguna.-
Dejémonos llevar un momento por la interpretación interesada de los juristas de la administración. Según ella, cuando coincide un derecho/deber, impera el deber. Pues resulta que el propio artículo 8 de la norma citada recoge otra serie de derechos/deberes, a saber: participar en los debates de las sesiones, formular ruegos y preguntas, obtener por conducto del Secretario la información precisa para cumplir las funciones asignadas u proponer al Presidente, a través del Secretario del Consejo, la inclusión en el Orden del Día de los asuntos que consideren oportunos. Es decir, que si un Vocal no participa en los debates, incumple su deber de hacerlo y tendrá que ser expedientado. Cojamos las Actas de las reuniones y observemos quién no abre la boca en toda la sesión y procedamos sin demora a incoarle procedimiento disciplinario. Del mismo modo apliquemos el régimen disciplinario a aquellos que en algún Pleno no han formulado un ruego y pregunta (ambos dos ya que la norma es clara: 'ruegos Y preguntas'). Asimismo en lo que concierne a los que no obtienen la información precisa para cumplir sus funciones de Vocal y a aquellos que no proponen al Presidente la inclusión en el Orden del Día de los asuntos que consideren oportunos. Porque todas estas funciones no son un derecho/deber, es un deber ineludible porque así lo consideran las gónadas de los cachondos interpretadores de normas de la Dirección General de la Guardia Civil. Pero si todo esto resulta demencial, más lo es que reciba el apoyo de una organización que siempre que les han rozado un pelo han saltado de manera histérica bramando “persecución, persecución”.-
Pero no quiero quedarme aquí porque creo que su postura debe tener una contestación en consonancia con su cerrazón. El artículo 12 del real decreto mencionado impone, esta vez sí, el deber del Presidente de dirigir las sesiones del Pleno del Consejo y es bien sabido y denunciado por AUGC, que la ausencia del señorito Arsenio, de una parte al menos de las reuniones, se ha convertido en costumbre debido a la falta de respeto de profesa este caballerete por el órgano en cuestión. Pero nunca he visto a esa organización pedir siquiera explicaciones por los continuos desaires. Es más, el artículo 24 resalta que para la válida constitución del Consejo deberán estar presentes el Presidente y el Secretario y al menos la mitad de los vocales. O sea que con la presencia de los vocales nombrados por la Administración podría desarrollarse un Pleno, siempre que estuvieran Presidente y Secretario, porque ese sí es un deber inexcusable. Sin embargo muchos Plenos han dado comienzo sin la presencia del engominado y no lo han expedientado ni recriminado. Tampoco la organización que emite el comunicado justificando los expedientes a los representantes de la AUGC parece darle importancia, quizás por desconocimiento de la norma o porque a las horas de celebración de las reuniones no han ingerido la cantidad de valentía suficiente para expresar su rechazo a tal falta de consideración hacia los representantes del colectivo.-
Pero esto no termina aquí, por supuesto. Antes puntualicé que gran parte de los expedientes abiertos a los augeceros eran por el motivo ya diseccionado... pero no todos. De hecho, unos días después de comunicar la apertura de los primeros procedimientos, llegó una segunda tanda. En esta ocasión por asistir a una concentración delante del Ministerio del Interior solicitando la no aplicación del Código Penal Militar a los guardiaciviles cuando realizan misiones de carácter policial. Concentración debidamente autorizada, con todos sus permisos legales y desarrollada sin incidente alguno. Aunque solamente fuera por defender el derecho de expresión de los componentes del Cuerpo, la asociación que emite el vergonzoso comunicado debería haberse levantado del Pleno celebrado el pasado día 15, al igual que hizo el 25 de junio como muestra de rechazo ante la apertura de otro expediente a un Vocal suplente de otra organización. La diferencia es que estos expedientes están dirigidos a personas de la AUGC y punto. La injusticia de su apertura es la misma en ambos casos, pero la reacción de las diferentes organizaciones ha sido completamente opuesta y la única razón para ello son la diferencia en las siglas.-
Como colofón a su desatino, envían su comunicado a un medio afín que se hace eco de su versión sin siquiera tratar de contrastarla con AUGC. Y como el azar es así de caprichoso, resulta que uno de los colaboradores de ese medio es el propio hijo del Director General. En definitiva, que lo espiritoso es malo para las neuronas y hay que salvaguardar las pocas que quedan para intentar no meter la pata y seguir haciéndole el juego a la “patronal” tal como ellos dicen. ¿O es que alguno de los espiritosos le debe algún favor reciente al ‘chapapotes’ por realizar una llamada fantasma en evitación de que pisara, presuntamente, un calabozo?
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