Por Alberto Llana Escrito por LlanAUGC 27-05-2018
Tras la euforia del partido gobernante después de superar el trámite parlamentario del pasado miércoles, en referencia a los Presupuestos Generales del Estado (PGE), llegó el mazazo de la sentencia de la Gürtel. En solo unas horas los titulares de prensa pasaron de afirmar que el Presidente del Gobierno se había asegurado el mandato hasta el final de la legislatura a pedir su dimisión, apostar por una moción de censura o elucubrar con un adelanto electoral. Finalmente la moción de censura se ha presentado, abortando con ello la vía del adelanto electoral, y comienzan las cábalas y encajes políticos para llevarla a buen puerto, con la incertidumbre acerca de qué postura adoptarán al respecto determinados grupos. Ya veremos en qué termina la cosa. Lo que considero importante para los miembros de la Guardia Civil y de la Policía Nacional es el futuro de los Presupuestos Generales. La votación del día 23 solamente asegura la continuación del proyecto de ley que ahora debe ser debatido en la Cámara Alta (Senado) para regresar al Congreso y someterse a la votación definitiva, que decidirá si son aprobados o no, prevista inicialmente para la segunda quincena del mes de junio.-
Recordar que en el texto legal se contempla una cantidad monetaria para comenzar el camino de la equiparación salarial entre los componentes de las fuerzas de seguridad estatales y sus homólogos autonómicos (en este caso los Mozos de Escuadra). Un trayecto previsto a tres años vista y que puede verse truncado a las primeras de cambio. Comentan los entendidos que si la moción de censura triunfara después de que los PGE hayan sido aprobados en el Senado (se calcula que podría ser el 19 de junio), el candidato elegido para presidir el Gobierno central tendría que afrontar lo que queda de legislatura con unos presupuestos a los que se ha opuesto de manera inequívoca. También tendría la opción de convocar unas elecciones generales, pero el resultado de las mismas no le garantiza en absoluto seguir en el cargo, por lo que sería una vía poco recomendable desde el punto de vista político. No obstante creo que tendría otras opciones, bien de cara a las votaciones finales sobre los PGE en el Congreso (allá por el día 28 de junio), o bien a la hora de ejecutar las partidas presupuestarias, caso de aprobación final.-
Sea como fuere, los acontecimientos de las últimas horas arrojan incertidumbre sobre lo que ocurrirá con esa primera partida presupuestaria que conlleva el arranque de una futurible equiparación salarial. Y ello parece haberle agradado a algunos, lo cual resulta comprensible entre aquellos que consideran que los cuerpos policiales autonómicos deben continuar percibiendo mayor salario que los cuerpos estatales. Pero que determinadas personas que verían acrecentadas sus nóminas, de salir adelante los PGE, se congratulen de esta incertidumbre y, a mayores, muestren su disposición a celebrar el hecho de que sean tumbados y no perciban ni un euro de aumento salarial, resulta inexplicable por mucho que no les guste el acuerdo firmado entre el Ministerio el Interior y casi todas las organizaciones representativas de guardiaciviles y policías nacionales. Son como perros del hortelano, pero con avaricia.-
Seguramente pensarán que si todo lo avanzado hasta ahora se viera truncado, habría posibilidad de comenzar de cero y, quizás, de obtener mejores resultados, lo cual resulta cuasi ridículo. Solo hace falta estar un poco enterado de cómo evolucionan los acontecimientos sociales para llegar a la conclusión de que una oportunidad como la que ahora tenemos encima de la mesa no se va a presentar, quizás, en décadas. Voy más allá, ni siquiera se volverá a dar a corto o medio plazo la unidad mostrada entre los beneficiarios de una equiparación ni el apoyo popular y mediático con el que se contó, tras el 1-O. Y no será así debido, en gran parte, a que estos agoreros a los que me refiero han hecho todo lo posible y un poco más para cargárselo. Resulta de tal magnitud la inquietud que ahora mismo atravesamos que, suponiendo que los PGE de 2018 sean aprobados y esa cantidad dineraria prevista llegue a las cuentas corrientes de sus destinatarios, nada asegura que en los siguientes dos años continúe el proceso según lo pactado ya que no debe olvidarse que depende, a su vez, del ejercicio presupuestario de cada año concreto. Me explico. Supongamos que la moción de censura triunfa y el nuevo inquilino de La Moncloa debe apechugar con unos PGE ya aprobados y los ejecuta conforme están previstos, ¿quién garantiza que los dos años siguientes cumplirá un acuerdo firmado por el anterior ejecutivo? ¿No deberá contentar a quienes le han apoyado para llegar a la presidencia aunque signifique dejar en la estacada, de nuevo, a los sufridos miembros de las fuerzas de seguridad estatales?
Si me apuran, aunque la moción presentada devenga en fiasco, tampoco tenemos esa certidumbre ya que el actual gobierno está tan tocado que no existe seguridad alguna de que pueda cumplir lo acordado, por muchas ganas que le ponga. En resumen, a la hora de teclear estas líneas lo de la equiparación salarial policial está más que nunca en el alero y para aquellos que tienen dibujada una sonrisa en sus labios por este hecho, siendo potenciales receptores de las cantidades en juego, decirles que mejor se lo piensan dos veces, y si aun así no encuentran motivos de zozobra que vayan buscando una buena explicación para la inmensa mayoría que piensa diferente a ellos cuando vayan a pedirles cuentas por su regocijo ante la visión de una nómina sin incremento salarial alguno.-
Commentaires