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EL RATONCITO RAMÓN

Escrito por LlanAUGC 23-01-2019


Por Alberto Llana

Todos conocemos al ratoncito Pérez, personaje fantasioso encargado de cambiar los dientes que se les caen a los niños por monedas, dulces u otros regalos. Sin embargo pocos conocen al ratoncito Ramón ya que fuera de los ámbitos de la Guardia Civil en general y más particularmente de su Agrupación de Tráfico, este personaje no ha trascendido en demasía toda vez que ni se lleva dientes ni deja monedas u otros regalos allá por donde transita. Porque, para mayor información al respecto de este ‘figura’, tiene rueda… y no solo de apellido sino también para circular en monociclo por las vías a las que se debe por razón de su cargo. Quizás algunos lectores puedan ubicar mejor al lumbreras si les recuerdo aquella famosa imagen, durante las nevadas ocurridas hace un año y que colapsaron la AP-6, por las cuales el entonces Director General de Tráfico, Gregorio Serrano, quedó retratado como lo que es, solicitando la indulgencia de los afectados por su indolencia de tal guisa: “Pido disculpas a todos los que estén molestos porque la tarde de la tremenda nevada sobre la AP-6 estaba con mi familia en Sevilla pasando el día de Reyes, una maravillosa ciudad donde funciona las lineas telefónicas e internet” (sic). Bueno, pues días después, ante otra nevada similar, se publicó una foto en la que se podía ver al Gregorio y a su amigo ministro, Zoido, acompañados de otro individuo enfundado en el uniforme del Benemérito Cuerpo… pues ese mismo que viste y calza es el del monociclo.-


El ratoncito Ramón se diferencia de otros homólogos suyos por la facilidad que tiene en irritarse y lo poco que le cuesta entrar al trapo para demostrar sin género de dudas que las responsabilidades que le han sido otorgadas le vienen demasiado grandes. En días pasados se publicaron casi de seguido tres noticias relacionadas con la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (ATGC). Una de ellas referente a la negligencia que supone que los agentes de la Agrupación no puedan realizar las pertinentes pruebas de detección de consumo de drogas en los conductores, al haber concluido el contrato firmado entre la Dirección General de Tráfico y el laboratorio que los realizaba y no haber contratado otro todavía. La segunda versaba sobre la admisión a trámite por parte del Tribunal Superior de Justicia de Madrid de un recurso presentado por la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) contra la resolución de la Dirección General de la Guardia Civil por la que en el verano de 2018 imponía la ampliación de la jornada laboral a los componentes de la ATGC de las 37’5 hasta las 40 horas semanales desde comienzos de junio hasta finalizar septiembre. Y la tercera atinente a que cuatro meses después de terminada la Vuelta Ciclista a España 2018, los integrantes de la Agrupación que prestaron servicio en la misma aún no habían percibido las dietas correspondientes.-


Tres apuntes reales demostrativos de una gestión torpe por parte del roedor con neumático, que maldita la gracia que le han hecho. Como consecuencia reaccionó del mismo modo que gestiona y nos dejó a través de su cuenta en una red social un mensaje para el portavoz de la AUGC que, casualmente pertenece a la ATGC, del siguiente tenor: “Tiene gracia que alguien que no da un palo al agua se permita el lujo de dar consejos de lo que hay que hacer”. A lo que cabe oponer lo siguiente. En primer lugar, el compañero que realiza las labores de portavoz de la AUGC, transmite la postura y la posición de la Asociación como organización que es, no la suya propia, o sea que si tiene alguna cuestión que tratar con nuestro portavoz diríjase a AUGC en conjunto, bien a través de esa red social que usa a veces de forma torpe -como su gestión, itero-, bien a través del juzgado de guardia si cree que hemos mentido en las informaciones publicadas o se siente calumniado por las mismas. Sería de agradecer que optara por esta última vía señalada para dejar claras las cosas a través de un pronunciamiento judicial. En segundo término afearle esa conducta relativa a defenestrar al emisario, que es la que se usa cuando no se dispone de argumentos para contradecir las informaciones divulgadas. Por si no se ha apercibido todavía, a sus años, tal modo de conducirse únicamente conlleva un perjuicio propio, al reconocer con su reacción que lo difundido es cierto, que le ha sacado de sus casillas hasta el punto de perder las formas de manera censurable para quien ostenta su alta responsabilidad, al margen de lo señalado anteriormente acerca de su carencia de razonamientos que refuten lo dicho por la AUGC. Vamos, que se ha lucido de nuevo.-


Pero como para más inri es de los que se refocila en su torpeza, no dudó en repetir al día siguiente, por si no nos había quedado claro el paño, y publicó lo siguiente: “Una traba administrativa se califica de negligencia y el calificador la filtra a los medios y estos la publican, para regocijo de los consumidores que podrán campar a sus anchas. ¿Cómo se califica esta difusión?”. Mire usted, Ramón, no parece darse cuenta de lo patético que resulta su proceder. Tras los varapalos sufridos el día anterior con su primer mensaje y con tiempo suficiente como para haberse calmado y sopesado la situación, lo único que se le ocurre es volver a tropezar con la misma piedra, intentando que parezca culpable quien desvela las indolencias y no el responsable de ellas. Aplíquese en lo suyo, que tal parece que el que no pega palo al agua es usted, dadas las actuales circunstancias que aquejan a la ATGC. Y en cuanto a lo de expresar sus opiniones a través de redes sociales, debería recapacitar sobre ello. No suele exponerlas, es cierto, pero quizás le convendría dejarlo del todo. Al fin y al cabo los límites de su libertad de expresión están acotados por el uniforme que viste, como ha dejado claro la jurisprudencia, pero es que en su caso, además, hay que sumarle la necesaria cautela que le impone la alta responsabilidad que le han delegado. Ya se que estas consideraciones le importarán más bien poco, dado que sería cuasi milagroso que le aplicaran el régimen disciplinario y, como mucho, podría llegar a recibir un tenue tirón de orejas, y es consciente de ello. No obstante, aunque solo sea por respeto propio, por dejar atrás esa sensación de ridículo que le incomoda cuando reflexiona sobre su manera de afrontar los yerros, debería valorar seriamente cerrar sus perfiles personales ya que está claro que no son lo suyo.-


Como estoy convencido que no será así y que estas líneas servirán de acicate para justamente lo contrario, me despido con un hasta luego porque lo normal es que tenga que escribir de nuevo sobre sus andanzas. Aunque, pensándolo mejor, usaré como despedida otro de sus mensajes, enviado a su amigo el del caos en la AP-6... “Un fuerrrte abrrrazo” (sic).-



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