Por Alberto Llana Publicado el 29 de marzo de 2017
Así se titula la película dirigida por Marco Ferreri e Isidoro M. Ferry, basada en una novela de Rafael Azcona, estrenada en 1959. Sin embargo no es ese el objeto de estas líneas. Como seguramente han adivinado, me referiré al pisito de la Guardia Civil que habían reservado para uso y disfrute del Director General de Tráfico, Gregorio Serrano, el mismo que hace unos días nos mostraba su excelente conocimiento del departamento que dirige afirmando ante las cámaras de televisión que el complemento monetario conocido como 'productividad' de los agentes de la Guardia Civil destinados en la Agrupación de Tráfico, no estaba vinculado a su labor sancionadora. El caso es que la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha denunciado que la Dirección General de la Guardia Civil había adjudicado uno de los pabellones (viviendas), que el Cuerpo dispone para personal propio, al señor Serrano. Según la normativa interna Benemérita, los únicos civiles que pueden usar estos pabellones son el Director General y su Jefe de Gabinete Técnico, por lo que dicha adjudicación es, al menos, una irregularidad manifiesta. No contentos con ello, aprueban de manera inmediata un presupuesto de más de 50.000€ para reformar el pabellón a gusto de su supuesto destinatario.-
Lo denunciado, con soporte documental que lo demuestra, apareció en un programa de televisión el pasado domingo por la noche y rápidamente tuvo eco en diferentes medios de comunicación y grupos políticos que anunciaron su intención de realizar preguntas parlamentarias al respecto. Por parte de la Administración y del gobierno de turno, no tardaron en desmentir la información, pero como suele ocurrir en estos casos, la rapidez en el desmentido desemboca en errores de bulto que no hacen más que confirmar la noticia. Así, la primera reacción del amigo íntimo de Serrano, el ministro del Interior Juan Ignacio Zoido, declaró ante los medios que investigaría el tema y que podía adelantar que no se había cometido ilegalidad alguna, juego torpe de palabras por cuanto lo denunciado podría ser una irregularidad administrativa, lo de una supuesta ilegalidad resulta más complicado dado que la adjudicación no se ha llegado a producir tras recular las partes de sus primeras intenciones al comprobar el escándalo. La Dirección General de Tráfico negó la mayor argumentando que el señor Serrano sigue viviendo en un hotel, cosa lógica al no estar terminadas las reformas aprobadas para el pisito. La Dirección General de la Guardia Civil emitió una nota de prensa en la que resalta que no ha adjudicado vivienda alguna a la Dirección General de Tráfico. Pues claro. Lo que demuestra la documentación es que el adjudicatario iba a ser el Director General de Tráfico no la Dirección General del ramo. De hecho, la memoria justificativa del gasto de la renovación aprobada, dice a las claras que: “Como consecuencia del traslado del Director General de Tráfico al pabellón perteneciente a la Guardia Civil...”.-
También se excusan en una supuesta petición del Jefe de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil para usar unas dependencias de la Dirección General de Tráfico por necesidades del servicio, petición que fue admitida por Tráfico siempre que la Guardia Civil pusiera a su disposición una de sus viviendas oficiales. Y, de ser cierto lo expuesto, continúan los errores. Primero, se reconoce la intención de ceder o permutar dependencias de la DG de Tráfico a cambio de un pabellón del Cuerpo, o sea que está claro que Tráfico quería una vivienda oficial de la Guardia Civil. Segundo, la DG de Tráfico debería atender sin contraprestación alguna las necesidades del servicio que pueda tener la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, la cual desarrolla la mayor parte de su servicio a los fines encomendados por esa Dirección General. Vamos, que resulta tan ridícula la excusa como afirmar que la DG de Tráfico exige contraprestaciones a la Benemérita por el material que proporciona a los guardiaciviles destinados en la Agrupación. Tercero, si la misiva en la cual la DG de Tráfico accede a ese intercambio o permuta de locales es de fecha 15 de febrero de 2017, no se explica por qué ese mismo día se adjudica por escrito el pisito a Serrano y se aprueba una restauración de más de 50.000€. ¿Cómo fue el devenir de los acontecimientos ese nefando día? Pues supongo que algo así: a primera hora de la mañana recibirían en la DG de la Guardia Civil la contestación del señor Gregorio Serrano admitiendo la posibilidad de la permuta. Inmediatamente ordenan al escribano de guardia que confeccione el escrito por el cual se le adjudica un pabellón a Gregorio y, mientras se redacta dicha resolución, alguien llama a Pepe Gotera y Otilio para que vayan rápido a echar un vistazo al pisito y comprobar qué obras hay que acometer para dejarlo 'niquelado' y a gusto del futuro usuario. Dicho y hecho, Pepe y Otilio se trasladan, hacen bien su trabajo (para variar) y pasan un presupuesto a la DG de la Guardia Civil por la cantidad mentada. Aprovechando la coyuntura y ya que tienen al escribano a mano, se redacta el proyecto, la memoria justificativa y se aprueba todo ello de una tacada... acojonante ¿no creen?
Pero la cosa no termina aquí porque en los planos que acompañan al proyecto de obra se observa cómo antes de los cambios, el pisito cuenta con cuatro habitaciones, un baño y un aseo, amén de cocina y salón. Tras la ejecución, se pierde una habitación, el baño y el aseo y se reconvierten en dos baños completos, con ganancia de metros cuadrados en el salón. Qué casualidad que el señor Serrano esté casado y tenga dos hijas. Digo yo que si las obras de acondicionamiento no tuvieran como destinatario este individuo, no tendría sentido perder una habitación y realizar unas reparaciones como esas ignorando quién sería finalmente su usuario y sus necesidades concretas. Vamos, que que todo indica que esa reforma se planeó conociendo bien quién era su futuro ocupante y sus condicionantes familiares.-
¿Y qué ha dicho el propio Gregorio Serrano? Pues que “A mi nadie me ha adjudicado nada” y que todo ha sido un malentendido. Por supuesto que sí, repasemos los acontecimientos de nuevo: tras la misiva del propio Serrano de 15 de febrero, ya comentada, alguien en la Dirección General de la Guardia Civil pensó que cuando se mostraba dispuesto a la permuta “siempre que a cambio se pueda disponer de un pabellón o vivienda de las que disponga la Guardia Civil, en Madrid para la utilización por esta Dirección General (de Tráfico)”, en realidad estaba pidiendo un pisto para él mismo y, entonces, sin encomendarse ni a dios ni al diablo, dada la premura de tiempo, ordenó la escribano de guardia que... bueno, ya conocen el resto.-
¿Malentendido? No, hombre, malentendido es llegar a la conclusión de que pueden hacer lo que les plazca sin consecuencia alguna. Debe ser la costumbre, supongo.-
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