Escrito por LlanAUGC 05-08-2018
Por Alberto Llana
El Coronel de la Guardia Civil Manuel Sánchez Corbí ha sido cesado de manera fulminante como jefe de la Unidad Central Operativa (UCO) bajo el argumento de ‘pérdida de confianza’ por parte de los responsables políticos del Ministerio del Interior. Alegan que su orden de paralizar determinadas investigaciones por la falta de fondos reservados para seguir con ellas las han puesto en peligro. Un cese que ha generado mucha controversia, dados los éxitos cosechados por esta Unidad bajo su mandato y que resultan incuestionables. Sin embargo, quienes conozcan el funcionamiento interno de las Fuerzas de Seguridad en general y muy particularmente el de la Guardia Civil, no puede o no debería sentirse demasiado sorprendido por este desenlace. La orden interna -convenientemente filtrada a la prensa-, firmada por él, mediante la que suspendía temporalmente cualquier actividad de la UCO y sus unidades subordinadas que requirieran obligatoriamente realizar gastos de la partida “Fondos de Gastos Reservados”, así como los apoyos solicitados a las mismas por parte de otras unidades, en buena lógica no puede generar demasiada fiabilidad en los superiores políticos del jefe de la UCO. Porque hay otra forma de hacer las cosas sin necesidad de dejar con el culo al aire a quienes tienen el dedo maravilloso que pone y quita cargos. Una forma y unas maneras que se exigen de continuo en la Benemérita y que, de no ser acatadas, desembocan en expedientes disciplinarios, IPECGUCI’s negativos y, como es el caso, en pérdidas de confianza.-
Resulta llamativo comprobar cómo desde el primer día en que un futurible miembro del Cuerpo ingresa en la academia de formación se le alecciona acerca de la lealtad al mando, la disciplina, el acatamiento de las órdenes, la sumisión a ultranza, la máxima de “los trapos sucios se lavan en casa” y se le reclama su exacto cumplimiento, pero cuando determinadas personas se lo saltan alegremente a la torera -aunque estén cargados de razones, cuestión fuera de discusión-, tendemos a ser comprensivos con esos incumplimientos. Si uno rebusca un poco en las normas de aplicación a los miembros de la Guardia Civil se comprueba sin esfuerzo lo que digo porque, además, ha conformado una de las bases esenciales de la supervivencia de la Institución a lo largo de sus 174 años y pico de bagaje. Y no debemos olvidar que las órdenes impartidas por Corbí se hicieron con conocimiento de causa y a sabiendas de las consecuencias que ello podría acarrear, más aún si se usan canales ‘amigos’ para que aparezcan en medios de comunicación. Por si fuera poco lo antedicho, algunos artículos periodísticos resaltan la amistad entre Corbí y el actual ministro del Interior, Grande Marlaska, a cuya toma de posesión acudió, intercambiándose saludos y apretones de manos. Es por ello que me resulta más incomprensible la actitud del cesado, teniendo en cuenta que podría haber alertado de la falta de fondos de manera directa o cuasi directa a su amigo ministro.-
También debe ponderarse, a la hora de valorar la decisión ministerial, el hecho de que Manuel Corbí sigue vistiendo el benemérito uniforme por decisión política. Es sabido, y ciertos medios no cesan de recordarlo, que el exjefe de la UCO fue condenado por el Tribunal Supremo a una pena de inhabilitación que conllevaba necesariamente su separación del servicio y que solamente pudo mantener su condición de Guardia Civil gracias a un generoso indulto del gobierno de Aznar que le rebajó tal inhabilitación desde los seis años dictaminados por el Supremo a un mes y un día.-
Pero, más allá de luces y sombras curriculares, está el hecho de que la vacante que ocupaba era de las denominadas ‘de libre designación’, o como yo digo ‘digitales’, en referencia al dedazo que señala el derecho a ocupar ese destino. Un tipo de destinos defendidos e impulsados por los máximos responsables del Cuerpo y apuntalados a través de ciertas organizaciones profesionales, como hemos comprobado recientemente en el seno del Consejo de la Guardia Civil, cuando se amplió el espectro de aplicación de los mismos con su beneplácito. Pues bien, para ocupar o seguir manteniendo este tipo de cargos ‘a dedo’ hace falta mantener la confianza de aquellos que pueden removerte del sitio. La Real Academia Española define ‘confiar’, en lo que a este comentario atañe, como: “Depositar en alguien, sin más seguridad que la buena fe y la opinión que de él se tiene, la hacienda, el secreto o cualquier otra cosa”. Valoren los lectores si el Coronel Corbí seguía siendo merecedor de confianza por parte de sus superiores, tanto corporativos como ministeriales.-
Personalmente creo que la gestión de Corbí al frente de la UCO ha sido muy buena, atendiendo a los éxitos policiales que lo avalan, y me hubiera gustado que siguiera al frente de esa Unidad, pero respeto su decisión de mandarlo todo a tomar viento. Sus razones tendrá.-
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