Por Alberto Llana Publicado el 15 de octubre de 2016
Como cada 12 de octubre, fiesta nacional española, las noticias transmitidas por los medios informativos están jalonadas de anécdotas (y acontecimientos no tan anecdóticos) relacionadas con personas, partidos políticos o instituciones que no están de acuerdo con la fecha elegida o con lo que se celebra, más allá de la denominación oficial. En esta ocasión, quizás lo más llamativo sea el caso de Badalona que, como cabeza visible de otra cuarentena de ayuntamientos, decidió no acatar el Auto judicial que impedía cualquier actuación "que tenga por objeto o finalidad la apertura de sus locales y dependencias, al público o a los empleados públicos de él dependiente, durante el día 12 de octubre de 2016". De hecho, rompieron ante las cámaras el mandato judicial en una muestra inequívoca de por donde se pasan las resoluciones de los juzgados cuando no les convienen. Desde un punto de vista jurídico, quienes han incumplido el Auto, alegan que ningún trabajador municipal ha trabajado ese día, que han sido seis concejales los que han atendido a los ciudadanos que se han querido acercar al consistorio. Sin embargo, los locales han estado abiertos al público en contra de lo dictaminado por el juzgado. Veremos a ver qué opina la Autoridad Judicial sobre ello.-
Esta polémica que se suscita cada vez que llega el 12 de octubre está cargada de mucha mala baba y mayor estupidez. Quienes no sientan que tienen algo que celebrar, libres son de no hacerlo y de no sentir nada. Lo mínimo que se les pide es respeto por aquellos que sí lo sienten y así lo festejan. Si la ley estipula que el 12 de octubre es día festivo, se podrá estar de acuerdo o no, pero hay que acatar las leyes, de igual forma que hay que acatar las decisiones judiciales. Si no estás de acuerdo con ellas, si crees que vulneran tu derecho a trabajar en día festivo, se recurren y se defiende tal postura ante instancias superiores, pero no se desobedecen por que no te gusten (menos, si cabe, con la chulería demostrada en esta ocasión).-
En España hay muchas personas de fe. Personas que creen en una deidad o son fieles a unas creencias. La mayor parte de ellas, cristianas. Por ello, una de las festividades nacionales es la del 25 de diciembre. Para quienes tengan una fe distinta o, simplemente, sean ateos, no habrá nada que celebrar y ese día será un festivo más sin significado especial. Perfecto. Un respeto por ello, del mismo modo que se debe respetar a los que sí sienten esa fecha como algo singular. ¿Se imaginan a unos concejales electos abriendo el ayuntamiento el día de Navidad, argumentando que no son creyentes y que en esa fecha se celebra el genocidio de los musulmanes por parte de los cruzados cristianos, la expulsión de los judíos de suelo patrio, la santa inquisición y la misoginia porque las mujeres no pueden ser curas? Pues eso mismo pienso yo cuando escucho las torpes escusas que dicen que el 12 de octubre se celebra el genocidio indígena. Yo, personalmente, celebro varias cosas esa fecha, pero genocidio, lo que se dice genocidio, pues como que no.-
A estos que hablan tan fácil de genocidios, nunca les he visto criticar las invasiones que a lo largo de la historia ha sufrido nuestra península. Por ejemplo, no he escuchado referencia alguna al exterminio de los pobladores de la piel de toro por parte de los invasores del norte de África, ni tampoco sobre las invasiones bárbaras del Siglo V, u otras anteriores. Aunque, a lo mejor, según su entendimiento, es que se lo tenían merecido, por reaccionarios. No obstante lo endeble de su argumentación, lo importante de este caso que comento es la desobediencia al mandato judicial y el descaro con el que hicieron trizas el mismo. Espero que la mayor parte de la población a la que le incumben las decisiones municipales haga lo mismo con aquellas resoluciones o disposiciones dimanantes del Ayuntamiento con las que no estén de acuerdo porque, al fin y al cabo, es lo que están fomentando desde ese Consistorio, el desacato sistemático de la ley.-
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