Por Alberto Llana
Somos conscientes que la Administración, en muchas ocasiones, peca de incongruente. Las cuestiones que atañen a sus entresijos están muy regladas y pautadas y casi siempre hay que seguir el manual preestablecido aunque en ocasiones resulte absurdo, se mire por donde se mire. Un ejemplo de lo referido aconteció a principios de año y tuvo eco en algunos medios de comunicación. Resulta que tras la desaparición de una persona en una localidad costera del norte de España se activó el dispositivo de búsqueda, el cual incluía efectivos de la Guardia Civil terrestres, aéreos y también del Servicio Marítimo Provincial. Estos últimos realizaron labores de rastreo por el litoral donde se suponía podría hallarse el desaparecido en aras a cubrir la eventual circunstancia de que se hubiera adentrado o se hubiera caído al mar. Para ello usaron las patrulleras disponibles con tripulaciones de cuatro o cinco agentes por turno.-
Dado que el dispositivo estaba activo desde el orto hasta el ocaso, la tripulación debería efectuar una comida a bordo de la embarcación, lo que generaría el derecho a percibir media dieta de manutención a cargo del Estado (unos 14 euros brutos por cada guardia o cabo y casi 19 por cada suboficial). En otras palabras, si la tripulación de la patrullera estuviera compuesta por tres guardiaciviles y un cabo Patrón, el coste de las dietas por mantenerlos en la zona de búsqueda durante toda la jornada ascendería a unos 56,40€. Si acaso estuviera conformada por cuatro guardias y un suboficial Patrón habría que sumarle casi 19 euros más. Y eso cada día de los que durase el dispositivo, lo que supondría un serio quebranto para las arcas estatales. En evitación de malgastar los dineros públicos, al responsable de la Comandancia se le ocurrió que lo mejor sería hacer volver a la embarcación a puerto a fin de que los tripulantes pudieran comer en las dependencias oficiales para a continuación volver a embarcar y dirigirse de nuevo al lugar de la batida y continuar el servicio mientras lo permitiese la visibilidad .-
No obstante tal genial planificación tenía sus inconvenientes. La zona de reconocimiento distaba unas 25 millas marínas del puerto donde radica la base logística del Servicio Marítimo. O sea, que para realizar el condumio debían abandonar la búsqueda, navegar esa distancia hasta puerto, atracar, ingerir los alimentos, desatracar y volver a singlar otras 25 millas, tiempo durante el que su labor quedaba abandonada. A mayores, el gasto de combustible diario para realizar ese trayecto de ida y vuelta podría ascender como poco a unos 500€ del ala. Evidentemente surge la pregunta: ¿Por qué tomar una decisión más costosa y poco efectiva?
La respuesta puede resultar chocante para quienes desconozcan el percal pero es algo tan habitual en la Administración que la mayoría de las ocasiones pasa desapercibida para los profesionales afectados, acostumbrados a soportarlas con estoicismo y resignación. Veamos, las dietas por manutención salen de la consignación económica anual adjudicada por la Dirección General de la Guardia Civil a cada Comandancia o Unidad similar de las repartidas por nuestro país. Si esa partida presupuestaria se termina, no habrá dinero para abonar más dietas hasta el ejercicio económico siguiente. Resulta factible pedir más fondos a 'Madrid', pero en tal caso los peticionarios tendrán que rendir cuentas detalladas acerca de cómo se ha gestionado el parné y es posible que se lleven un tirón de orejas y dejen una desagradable sensación a sus superiores que pudiera influir a la postre en futuros ascensos, concesión de medallas, adjudicación de destinos, etc. Por tanto hay que andarse con mucho ojo a la hora de abonar dietas a la ligera.-
De otra parte tenemos el hecho de que el gasto de combustible se abona a través de una partida presupuestaria distinta a las de las dietas, que no depende directamente de cada Comandancia o similar, y resulta más fácil justificarlo, máxime si se interviene en una operación de este tipo.-
Les pongo un ejemplo de lo antedicho. A finales del pasado año se recibió en todas las Unidades de cierta Comandancia de la Guardia Civil un comunicado de este estilo: Por orden de la superioridad, desde mediados de diciembre hasta nueva comunicación, no se concederá autorización para realizar comisiones de servicio ordinarias de carácter indemnizable, al no existir crédito en la Comandancia para afrontar gastos derivados de estas. Las comisiones de servicio extraordinarias que sean ineludibles, requerirán autorización expresa del jefe de la Comandancia.-
El resultado de esta incongruencia resulta obvio. Aumento del gasto, disminución de la efectividad en el servicio prestado y desmotivación de los profesionales que realizan el trabajo, los cuales no alcanzan a comprender por qué demonios no hay alguien con responsabilidad y redaños suficientes como para poner orden en el desbarajuste. Y ahora imaginen a los familiares de la persona desaparecida que ven cada día cómo la patrullera del Servicio Marítimo de la Benemérita que peina la zona se las pira a mediodía y tarda cinco horas en regresar. Quizás si el dispositivo no se alarga demasiado lleguen a pensar que tienen que acudir a otro servicio que reclama su atención, pero si la cosa se extiende y a diario observan esta maniobra resulta lógico que terminen preguntándose qué rayos ocurre. Pues lo que les acabo de contar, que por 'ahorrar' poco más de 56 euros diarios, o quizás 75, la Administración prefiere gastarse unos 500 y abandonar el rastreo durante varias horas. Tengan por seguro que los agentes que están dando el callo preferirían quedarse y continuar su labor in situ. Ya se las arreglarían para comer a bordo, eso no les importa frente a la urgencia del caso, lo mismo que la miserable asignación por media dieta de manutención, que por cierto sigue siendo la misma que en 2005 ya que desde entonces no se ha incrementado. Otra incongruencia más de la Administración.-
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