Por Alberto Llana Publicado el 14 de agosto de 2016
En esta ocasión rescato una noticia aparecida en el diario La Razón el 27/01/2003 y en la que se informa de la intención de crear una asociación de oficiales de la Escala Superior que defienda sus intereses frente al «sindicalismo encubierto» que, ya en aquel entonces, veían por todas partes, cual fantasma perturbador de privilegios tradicionales de futuro incierto. La crónica firmada por J.M. Zuloaga, dice así:
“Oficiales de la Guardia Civil estudian la creación de una asociación para la defensa de sus intereses, según han informado a LA RAZÓN fuentes de la Benemérita. Esta iniciativa, que marcaría un hito en la historia de un cuerpo de carácter militar, es consecuencia del creciente malestar de estos oficiales, que ha tenido uno de sus puntos álgidos a raíz de la constitución del Consejo de Asesor de Personal, un órgano con representación de las distintas escalas. En su opinión, lo que se está consiguiendo es la implantación encubierta de un sindicalismo dentro de la Benemérita.-
La creación de la «Asociación de Antiguos Alumnos de la Academia Especial de la Guardia Civil» no nace, según las citadas fuentes, como una iniciativa contra alguien o contra las otras escalas de la Benemérita, sino que se trata de una necesidad para encauzar las preocupaciones de los oficiales del Cuerpo en un momento en el que un «sindicalismo encubierto» se está implantando en esta Institución, cuya naturaleza militar, que ha permanecido desde su creación y que es base de su buen funcionamiento, comienza a estar en peligro.-
Asimismo, algunos oficiales han comentado a LA RAZÓN que el malestar que existe entre ellos es altísimo y que está motivado por la que se considera «mala» gestión del actual director general de la Guardia Civil, Santiago López Valdivielso, que parece más preocupado de su promoción personal, sobre todo a través de los órganos de prensa del Cuerpo, que de la buena marcha del conjunto de la Benemérita.-
La creación de la Asociación se ha gestado a partir del pasado 22 de octubre, tras la primera reunión del Consejo de Asesor de Personal (CAP). Los oficiales han tenido conocimiento de lo que ocurrió a través de cartas de sus representantes. LA RAZÓN ha tenido acceso a dos de estos informes.-
Espectáculo bochornoso
La convención para la elección de los 43 vocales del CAP tuvo lugar el 9 de julio del año pasado. Durante la convención se pronunciaron varias conferencias, entre ellas la del vicepresidente del Gobierno, Mariano Rajoy. «Tanto en ellas, -dice una de las cartas- como en la intervención final de nuestro director, tuvimos que asistir a un espectáculo bochornoso y desagradable protagonizado y dirigido por la AUGC [Asociación Unificada de la Guardia Civil], que consiguió 31 vocales en el CAP, del que sólo te apunto algunas pinceladas: cuando habló Rajoy, giraron la cabeza hacia la izquierda como desplante (...) Durante las exposiciones, se exteriorizaban las muestras de desacuerdo o desaprobación con murmullos o pataleos, o bien con aplausos desaforados».-
La primera reunión del CAP fue convocada para el día 22 de octubre con «orden del día más propio de una rueda de prensa o de un monólogo». Sobre el turno de ruegos y preguntas, el autor del informe señala que «las intervenciones se exponían de forma casi telegráfica, limitándose el director a decirle al secretario que tomase nota o a realizar algún comentario si era propicio al lucimiento».-
«Expuse al presidente -agrega- que había defraudado todas las expectativas que el CAP había despertado en mí. Que había convertido la sesión en un monólogo y que se habían cambiado los papeles de asesor y asesorado».-
Entre los asuntos que se plantearon, según la carta, figuraron los siguientes: la mala imagen del Cuerpo (uniformidad); vehículos oficiales que no pasan la ITV; un vocal dijo que desconocía el servicio que le correspondía al día siguiente; y malestar en Cataluña por el desconocimiento de previsiones de despliegue de los Mozos de Escuadra.-
El autor del informe analiza que el «CAP supone una merma al principio de jerarquía (...) Lo que sí es cierto es que existe un grupo de presión (AUGC) que espero y deseo no llegue a convertir el CAP en una sucursal de esa asociación. Ello me hace plantearte la conveniencia/necesidad de que formemos cuanto antes una asociación de oficiales de nuestra escala que nos dé fuerza».-
En la otra carta, redactada en términos similares, el autor señala que «como vocal del CAP, me niego a dar a este órgano el valor de fuente de información descendente al personal. Para eso está la cadena de mando». «Con ocasión de la elección de vocales, -añade- expuse ante los compromisarios mi oposición al sistema elegido por la Guardia Civil para la regulación de su CAP, radicalmente opuesto en su espíritu al de las Fuerzas Armadas. Entendía, y entiendo, que tal como está concebido, este sistema es el marco ideal para el desarrollo de un sindicato encubierto. Ante los hechos consumados, planteé que, como Escala Superior, no nos corresponde mirar únicamente por nuestros intereses, sino liderar y, en la medida de lo posible, tratar de reconducir, un proceso abierto en la Guardia Civil cuyos objetivos, si es que están determinados, se me escapan».-
«Quise hacer ver que siendo un Cuerpo de naturaleza militar, las reformas que afecten a esa esencia, deben seguir la regulación de las Fuerzas Armadas, adaptada a nuestras peculiaridades. Concluí que parece haberse puesto de manifiesto la necesidad de constituir grupos de presión para velar por los propios intereses, anteponiéndolos incluso a los del servicio. La única respuesta del director fue cortarme».-
Naturaleza militar
«Al finalizar la sesión, [el director] llamó a los vocales de la Escala Superior a su despacho para una reunión informal. En ella, poniendo por delante su condición de no ser dudoso, justificó su apoyo a los vocales de AUGC por el intento de controlar una corriente interna que surge por el avance de los tiempos. Se le informó de lo peligroso de esta situación, que se vuelve incontrolable (...) No sé si va por delante o a remolque de los acontecimientos; lo que sí sé es que la ambigüedad, casual o calculada, perjudica a la Institución». Concluye que en este estado de cosas «se han ido produciendo una serie de cambios que nos van privando de nuestra personalidad: ¿qué queda de nuestra naturaleza militar?; en consecuencia, ¿qué clase de policía somos?; ¿hay algún futuro diseñado para nosotros o será la fuerza de los acontecimientos la que nos arrastre? El poder político (...) no puede desconocer nuestro temor fundado a que algunos cambios conduzcan a una situación de pérdida de eficacia en el servicio a los ciudadanos»”.-
Hasta aquí el texto de la noticia. La evolución de aquellos acontecimientos ha adquirido forma jurídica con la irrupción de una organización que, evidentemente, sigue los postulados desvelados en la crónica periodística. Es decir, que aquello considerado malvado y pernicioso cuando tenía a la AUGC como protagonista, ahora lo llevan a cabo hasta extremos insospechados quienes lo criticaban -o sus discípulos-, sin que se nos venga el cielo sobre nuestras cabezas. De hecho, se muestran encantados con el devenir de los acontecimientos en los últimos años, con un Director General más ‘de su agrado’. Como siempre, tardan en asimilar la realidad de los tiempos que corren y consideran una amenaza cualquier propuesta que conlleve un mínimo acercamiento de un cuerpo policial, tal es la Guardia Civil, al resto de cuerpos que desarrollan sus mismas funciones. Defienden el modelo decimonónico que tantos beneficios les proporciona, y ello es legítimo, tanto como lo que AUGC defendía cuando la criticaban con desafuero. No obstante, y al margen de otras cuestiones, me ha parecido muy ilustrativa la noticia para entender cómo están a día de hoy las cosas en el mundo asociativo Benemérito.-
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