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CUERPO RESPETABLE Y ESENCIALMENTE CONSERVADOR

Por Alberto Llana

Pocos meses después de la fundación de la Guardia Civil y apreciándose ya los buenos resultados que iba cosechando el Cuerpo así como el creciente respeto entre la ciudadanía, se dicta una Real Orden que incide en el más cuidadoso cumplimiento de los valores que han forjado tal prestigio. Destaca entre sus líneas el propósito primigenio que rondaba por la cabeza de la Reina Isabel II (o de quienes la aconsejaban) cuando decidió crear un Cuerpo de seguridad diferente a lo existente hasta el momento en aras a combatir la clamorosa inseguridad que imperaba en aquellos momentos. De igual forma resulta llamativa la importancia que se daba, y se sigue dando, al aspecto exterior de los miembros de la Benemérita, de hecho en la famosa Cartilla del Guardia Civil, aprobada por Real Orden de 20 diciembre de 1845, se puede comprobar cómo en el artículo 2 se expresa que «El Guardia Civil, por su aseo, buenos modales, y reconocida honradez, ha de ser un dechado de moralidad», mientras que el artículo 1º sentencia que «El desaliño en el vestir infunde desprecio». De igual forma existen otras referencias al respecto, como puede comprobarse en los artículos 8 y 9. Reproduzco a continuación el contenido de esa Real Orden fechada el 5 de febrero de 1845:

«MINISTERIO DE LA GUERRA. = Excmo. Sr. = En la creación de la Guardia Civil se propuso S.M. la Reina Nuestra Señora la formación de un Cuerpo respetable, y esencialmente conservador, en el cual hallase la sociedad la protección y seguridad que le es debida Para llenar este objeto es indispensable que este Cuerpo sea un modelo de todas las virtudes políticas y militares. Por fortuna hasta el dia los resultados de su primera organización confiada al celo é inteligencia de V.E. van respondiendo al fin que la maternal solicitud de S.M. se propuso en su formación; pero si mucho se ha hecho hasta ahora, mucho queda aun que hacer para llegar á la perfección. El mas rigoroso cumplimiento de los deberes respectivos de todos sus individuos, su intachable conducta pública y privada, la mas severa disciplina, la finura y buen modo que deben usar en los actos de hacer obedecer las leyes y respetar las órdenes superiores, y en fin hasta su aspecto esterior, aseo y buenas maneras, forman un todo tan escencial en este Cuerpo, que cualesquiera de estas condiciones que le falte, menoscaba su prestigio y empaña su naciente brillo, con detrimento de la reputación y buen nombre que felizmente se va adquiriendo. S.M. sin embargo ha llegado á entender que algunos Guardias Civiles no usan en su trage de aquel esmerado aseo que es debido y les está muy recomendado, y esta falta es de tal importancia que por sí sola pudiera traer el descrédito y el desprecio de los individuos que la cometen, y aun del Cuerpo á que tienen la honra de pertenecer, y al que la Reina Nuestra Señora dispensa su particular benevolencia y consideración. S.M. espera, pues confiadamente en el celo de V.E. que procurará insistir en evitar la reproducion de esta falla, inculcando en sus subordinados las máximas espuestas. Y lo digo á V.E. de su Real órden para su conocimiento y efectos espresados.- Dios guarde á V.E. muchos años. Madrid 5 de Febrero de 1845.- Narvaez.- Sr. Inspector General de la Guardia Civil».-



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