Por Alberto Llana
El pasado sábado, horas después de terminar la manifestación desarrollada en Madrid contra las reformas que se pretenden acometer en la ley de seguridad ciudadana, envié un mensaje a través de Twitter en el que decía que el éxito de las movilizaciones habidas esa semana no podían menospreciarse por el mero hecho de que determinadas siglas políticas quisieran sacar rédito de una justa reivindicación. Y no es que dude de la sinceridad de las opiniones de esos partidos políticos, lo que pido es que no intenten capitalizar una cuestión que supera los posicionamientos y colores políticos porque atañe a la seguridad ciudadana y, en ese sentido, mantener un discreto segundo plano, como muchas otras organizaciones de todo tipo que actualmente secundan la Plataforma “No a la España insegura”, es lo más conveniente al caso. Pero en lo referente a la manifestación que transcurrió por calles madrileñas no ocurrió lo deseable, y ya se veía venir de lejos simplemente al comprobar quiénes se encargaron de organizarla, porque llevan mucho tiempo cojeando del mismo pie. Así pudimos observar a políticos de primer nivel chupando cámara y realizando declaraciones que en resumidas cuentas expresaban que las fuerzas y cuerpos de seguridad estaban con ellos y no al revés, que sería lo lógico en un estado democrático y de derecho.-
Lo anterior fue rápidamente aprovechado por quienes defienden las reformas legales, bien porque están de acuerdo con las mismas o bien porque si son repudiadas por determinados partidos políticos son automáticamente de su agrado. Por ello comenzaron a publicarse titulares del tipo «Policías, guardias y líderes de la derecha marchan contra la reforma de 'la ley mordaza'», lo que no deja de ser una verdad a medias con la clara intención de ligar inexorablemente la condición de policía o guardia civil con determinada ideología, mentira de las gordas que se demuestra a través del servicio diario que se presta al ciudadano. Pero esta forma de enfocar las cosas ha sido usada siempre por los distintos contendientes políticos, aumentada hoy en día gracias al auge de las redes sociales que deriva en el hecho de que pocos minutos después de cualquier acontecimiento ya haya sido convenientemente manipulado y tergiversado por unos y otros en apoyo a su personal discurso. Ya en mi época del Sindicato Unificado de la Guardia Civil (SUGC) tuve la ocasión de escuchar al inefable Corcuera llamándonos 'comunistas', como si la defensa de los derechos del colectivo tuviera adscripción política alguna. Posteriormente, ya con la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), pionera en la movilización de guardiaciviles, y con Zapatero de Presidente, comenzó el intento de encasillarnos a la 'derecha' porque al parecer eso de avanzar en la mejora de las condiciones sociolaborales de los componentes de la Benemérita había mutado de coloración ideológica con el paso del tiempo, para poco después volver al comienzo tras realizar la #MareaDeTricornios, con Rajoy en La Moncloa. En resumen, que el intento de situarte de forma simplista en uno u otro espectro político no resulta novedoso para quienes llevamos inmersos en esta tarea desde los ochenta del siglo pasado.-
Pero precisamente por ser cosa sabida hay que intentar por todos los medios evitarlo, aunque no sea empresa sencilla. Lo que no resulta de recibo es que un diario, al menos, publique que el capitoste de la organización que parió la movilización del día 27 de noviembre afirme sin rubor que no se había leído el contenido de las enmiendas presentadas por los distintos partidos políticos y que un equipo del sindicato policial que controla las estaba analizando, exactamente lo mismo que aseveró el portavoz de la asociación de guardiaciviles franquiciada por el primero. O sea que convocaron la manifestación sin saber exactamente por qué, lo que inevitablemente lleva a preguntar si esa iniciativa no ha sido capitaneada en realidad por personas ajenas a esas organizaciones. Por contra, quienes decidimos salir a la calle el 24 de noviembre ante las delegaciones y subdelegaciones del Gobierno de todas las provincias sí nos habíamos leído el mamotreto de 350 páginas que recoge las diferentes enmiendas presentadas en aras a una previsible reforma parcial de la Ley Orgánica 4/2015, de protección de la seguridad ciudadana, y yo mismo publiqué un comentario sobre el asunto días antes de la cita.-
Por mucho que la manifestación haya sido un éxito, cuestión irrefutable, la sensación de haber estado dirigida políticamente desde el principio no se la quita nadie, en línea con otras anteriores convocadas por la misma organización, que parece estar muy a gusto con esa manera de hacer las cosas, o de dejar hacer, más bien. La consecuencia es el inevitable descrédito de unas reivindicaciones de tipo profesional, y nada más que profesional, tan lógicas como justas. Ignoro si los responsables del desaguisado habrán tomado nota de estas circunstancias y se enmendarán en el futuro pero tiendo a pensar que no será así toda vez que para que se produzca un cambio primero hay que asumir el yerro y luego hacer acto de contrición, algo que hasta el momento no se ha estilado entre quienes manejan el cotarro y el tambor ya que son más de pensar que siempre tienen razón y quienes los critican son meros traidores a la causa -a su personal causa, añado-, y tras la acogida de esta movilización estarán encantados de haberse conocido y con ganas de repetir (de hecho han convocado otra similar). Solo espero que a partir de ahora las convocatorias no estén capitalizadas por políticos como consecuencia de la capitulación de ciertos profesionales que todavía no parecen conocer las implicaciones que supone ser un agente de la Autoridad.-
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