Por Alberto Llana
La estación veraniega resulta la más propicia para disfrutar de los parques de atracciones, que era como se les denominaba cuando yo era pequeño. Ahora se lleva más lo de los parques temáticos, que viene a ser lo mismo pero con atracciones, edificaciones y paisajismo centrado en uno o varios asuntos concretos. Sin ir más lejos, en Madrid puedes encontrar ejemplos de ambos conceptos. El caso es que esos recintos de esparcimiento tienen un horario establecido y no están abiertos las 24 horas del día, incluso puede que no estén accesibles al público durante todo el año. Para aquellos que deseen disfrutar de una experiencia con alto contenido de adrenalina en cualquier momento del día y todas las jornadas anuales existe una alternativa: el parque temático de la Guardia Civil.-
En este espacio centrado principalmente en la temática de la seguridad ciudadana pero con áreas dotadas de carácter propio como las de Tráfico, Fiscal, Montaña, Actividades Subacuáticas, Protección de la Naturaleza, Escuadrón de Caballería y otras muchas, podrás disfrutar de una variedad de atracciones incomparables que pondrán a prueba cada una de tus capacidades físicas y psíquicas. Pondré algunos ejemplos de ello:
La montaña rusa de los turnos de trabajo. Emocionante como ninguna porque en realidad los turnos fijos de servicio no existen y la conciliación familiar pende normalmente de un lápiz y una goma de borrar, de tal suerte que la planificación mensual suele sufrir cambios de sentido abruptos seguidos de loopings verticales conocidos como ‘dobletes’ que te dejarán cabeza abajo varias veces al mes. Es cierto que por normativa europea se ha mitigado un poco el frenesí del trayecto pero no menos cierto es que los directores del parque han encontrado la manera de hacer caso omiso de determinadas obligaciones, por lo que el vértigo está garantizado pase lo que pase.-
El columpio de oscilación de ignorar si contarás con apoyo de otras patrullas cuando te enfrentes a una situación difícil. Esta atracción adquiere su máxima expresión en verano, cuando un tercio de la plantilla suele disfrutar de periodos vacacionales y si ocurre como en 2024, que no están disponibles los alumnos en prácticas, ni te cuento. Esa sensación sin parangón que se apodera de ti cuando llamas a la Central solicitando refuerzos y te dicen que los más cercanos están a cuarenta minutos, raramente la encontrarás en otro parque.-
Los diferentes toboganes de agua basados en la ausencia de material adecuado para hacer tu trabajo dejan estupefacto a cualquiera. Puedes elegir entre la falta de chalecos antibala ajustados a tu fisonomía, el déficit de material de primeros auxilios, la carencia de taser, la insuficiencia de extintores o la penuria de armas largas policiales con las que enfrentarte a una delincuencia cada vez más violenta y carente de escrúpulos, aparte de otras múltiples opciones. La ventaja de los toboganes es que son compatibles unos con otros y, además, con el columpio de oscilación. ¡Una auténtica pasada!
El laberinto burocrático. Un intrincado paraje repleto de calles estrechas y encrucijadas varias que deberás sortear sin un mínimo fallo si deseas salir indemne. Atestados, partes, informes, VIOGEN y otras gestiones varias que pondrán al límite tu capacidad intelectual, tu paciencia y tus reflejos, sabedor de que una benemérita espada de Damocles pende sobre tu cabeza sujeta sólo por un pelo de cola de caballo a la espera de que cometas un error.-
El castillo de la incertidumbre. Ignorar si vas a tener el apoyo de tus superiores tras una actuación tiene su morbo. Bien es cierto que cuando el resultado es satisfactorio existen muchas probabilidades (no todas) de que te den una palmada en la espalda mientras te roban las medallas, pero aún así tiene su punto. La angustia se desencadena cuando el resultado, satisfactorio o no, provoca una reacción negativa en redes sociales, medios de comunicación y/o políticos de cualquier pelaje que creen que saben de lo que hablan. Su máximo apogeo se logra cuando interviene una autoridad judicial no propensa a entender que ciertas decisiones se deben de tomar en cuestión de milésimas de segundo en un ambiente de estrés total y con una pesada mochila a las espaldas en la que albergas una insuficiente preparación, una montaña rusa, un columpio oscilante y varios toboganes de agua.-
También puedes encontrar juegos de azar. De hecho tendrás siempre un boleto aunque no quieras. Un azar que decidirá si percibes o no el ‘premio’ de la Productividad y en qué cuantía. Un sorteo amañado en donde unos pocos se lucran a base de bien y la mayoría se conforma con las miguitas que van dejando por el camino aquellos que tienen la boca tan llena que son incapaces de tragarlo todo.-
Como buen parque temático también resulta posible disfrutar ¡desde dentro! de desfiles y actos castrenses de todo tipo en donde la música militar, la coordinación y los taconazos resultan elementos imprescindibles en un intento de demostrar que la marcialidad es sinónimo de seguridad ciudadana. Resulta inaudito que en un parque de atracciones te dejen (más bien te obliguen) a participar en sus desfiles. Aprovecha esta ventaja… o lo que sea.-
No obstante, este parque no es para todos los públicos. Tiene una capacidad determinada y los requisitos para obtener un pase permanente son bastante exigentes y hay gran demanda de ellos, por lo que la mayoría debe conformarse con lo que cuentan quienes tienen la oportunidad de sobrellevarlo. Qué se le va a hacer. A buen seguro se me ha olvidado mencionar alguna que otra atracción relevante. Sería muy interesante que los conocedores del parque aportaran sugerencias al respecto. Muchas gracias por su atención.-
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